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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cientos de marroquíes destrozan Bruselas y dejan 22 policías heridos

El descontrol se apoderó de la ciudad durante horas después de que más de 300 marroquíes decidieran arrasar con todo lo que se encontraban a su paso.


Las celebraciones por la clasificación de Marruecos para Rusia 2018 degeneraron en escenas de caos y violencia la noche del sábado en Bruselas, donde más de un millar de personas salieron a la calle para festejar la victoria por 2-0 sobre Costa de Marfil que dio al país norteafricano el pase a la fase final por primera vez en dos décadas.
De acuerdo con la Policía belga, unas 1.500 personas se reunieron para celebrar la victoria de Marruecos en la capital belga, donde viven unas 100.000 personas de origen marroquí.  Durante los disturbios fueron incendiados dos coches y se rompieron los escaparates de algunos comercios, que fueron saqueados, según el último balance publicado por el comisario de la Policía para Bruselas, Olivier Slosse. Otra persona más está herida y se encuentra ingresada en un hospital, aunque no está claro si tiene relación con los disturbios, según informa el diario belga ‘Le Soir’.


El ministro del Interior, el nacionalista flamenco Jan Jambon, pidió a la Inspección General de la Policía Federal la apertura de una investigación tras las críticas a la tardanza de la intervención policial. Por el momento no se han producido arrestos, pero los fiscales belgas prometieron castigar a los responsables, afirmando que las fuerzas de seguridad tienen pruebas contra los alborotadores.
«La violencia ha tenido graves consecuencias para comerciantes y particulares. También ha habido heridos, sobre todo policías», indicó. «Es importante para nosotros trabajar para que no se repitan estos incidentes», sentenció.

Molenbeek, distrito islamista

Bruselas, capital de la Unión Europea, acoge las sedes de sus instituciones y a un gran número de trabajadores europeos. Pero antes de la llegada de estos funcionarios ya era una ciudad multicultural. Y es que entre los muchos inmigrantes que llegaron a la capital belga destaca la comunidad musulmana. Según las últimas estadísticas al menos una cuarta parte de la población pertenece a ella, así como más de la mitad de los recién nacidos, y dentro de 20 años podrían ser mayoría. Estas cifras han despertado críticas en algunos sectores políticos.
“A Bruselas se le conoce como la capital de Europa, pero creo que se está convirtiendo en la capital del islam. El Gobierno ha sido demasiado tolerante con la inmigración y esta ya es incontrolable. Ahora tenemos una especie de invasión islámica”, afirmó el miembro del Parlamento de Flandes y militante del partido Interés Flamenco Filip Dewinter.
El ejemplo más evidente es Molenbeek, el barrio islámico por excelencia de Europa y lugar de reunión de gran parte de los terroristas que han atentado en el continente. Todo comenzó en la década de los sesenta. En aquellos años, los predicadores salafistas llegaron al país tras unos encuentros diplomáticos. El rey Balduino realizó una oferta a su homólogo saudí Faisal, que estaba de visita en Bruselas, para -a cambio de petróleo- permitir la construcción de una Gran Mezquita en el centro de la ciudad.
El esplendor económico que vivía Bélgica impulsaba entonces a muchos marroquíes y turcos a viajar al país. El acuerdo entre los dos reyes haría que la mezquita fuera el principal lugar de culto. Los saudíes lograron el alquiler del pabellón oriental de Bruselas por 99 años, a coste cero. Tan sólo un año después, el régimen de Riad abría la Gran Mezquita y el Centro Cultural Islámico de Bélgica, uno de sus primeros bastiones en el interior de Europa.
El Parlamento belga ha presentado varias mociones para aflojar los lazos con Arabia Saudí y, especialmente, reducir la presencia salafista en el país. Sin embargo, la mayor parte ha sido rechazada. El miedo a ser tachados de islamófobos en un país que ha sido golpeado duramente por los yihadistas sigue siendo muy elevado.
 
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