El panorama político en Austria se tambalea tras el anuncio de Karl Nehammer, canciller y líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP), de que presentará su dimisión en los próximos días. La decisión llega después de que fracasaran por segunda vez las negociaciones para formar un Gobierno, dejando al país en una situación de incertidumbre política.
La ruptura de las conversaciones se produjo tras la retirada inesperada del partido liberal Neos, que, junto al ÖVP y los socialdemócratas del SPÖ, había intentado construir una coalición tripartita para evitar que la formación patriota Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), liderada por Herbert Kickl, asumiera el control. En las elecciones de septiembre, el FPÖ fue el partido más votado, obteniendo el 29,2% de los sufragios, lo que obligó a las demás formaciones a buscar una alternativa conjunta y fortalecer su «cordón sanitario».
«Desgraciadamente, hemos llegado al final del camino», afirmó Nehammer en un mensaje publicado en X. El canciller responsabilizó a las «fuerzas destructivas» del SPÖ por la falta de consenso, asegurando que no firmará acuerdos que comprometan la competitividad económica de Austria o impliquen nuevos impuestos. Según él, «no tiene sentido seguir adelante si no se puede garantizar un futuro positivo para el país».
Por su parte, el líder socialdemócrata Andreas Babler lamentó la decisión del ÖVP de abandonar las negociaciones, calificándola como «un error perjudicial para Austria». Babler aseguró que el principal obstáculo fue cómo abordar el «déficit récord» heredado del anterior Gobierno. «He pedido a Karl Nehammer que no se rinda, pero lamentablemente no hemos podido avanzar», declaró a los periodistas.
La líder de Neos, Beate Meinl-Reisinger, también expresó su frustración, señalando la falta de acuerdos en temas clave, lo que llevó a su partido a retirarse de las negociaciones. «No pudimos alcanzar las reformas fundamentales que Austria necesita», explicó.
Mientras tanto, Herbert Kickl, del FPÖ, aprovechó el colapso de las conversaciones para criticar a los líderes de los tres partidos, acusándolos de haber perdido meses en lo que calificó como una «estrategia de bloqueo hacia mi partido». En su declaración, Kickl subrayó: «En lugar de rapidez y estabilidad, tenemos caos e inacción».
Con la situación actual, todo apunta a que se convocarán nuevas elecciones, una perspectiva que el FPÖ celebra, ya que las encuestas recientes lo posicionan como el gran favorito. Según un sondeo realizado por Der Standard en diciembre, el FPÖ ha incrementado su apoyo hasta el 37% de intención de voto, lo que refuerza su posición como el partido más fuerte en el panorama político austriaco.