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continuo desfile de dirigentes, reuniones y acuerdos exitosos

El Gobierno de Meloni impulsa su agenda exterior con reuniones de alto nivel en Europa, América y África

El presidente de Túnez, Kais Saied, y la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni. Europa Press

En poco más de una semana las autoridades italianas han mantenido reuniones internacionales en Roma, París, Luxemburgo, Washington D.C. y Túnez. 

El primer ministro tunecino en Roma, Giorgia Meloni en Túnez junto a von der Leyen y Rutte, Tajani en Washington D.C. con Blinken, Mattarella en París con Macron y Piantedosi en Luxemburgo. La agenda internacional de Italia es un continuo desfile de dirigentes, reuniones y acuerdos exitosos.

Libia

El pasado 7 de junio, Giorgia Meloni recibió en Roma al primer ministro de Libia, Abdul Hamid Dbeibé. Junto a él expresó la importancia de Libia para Italia, no sólo debido a sus «esfuerzos en materia de lucha contra el tráfico de seres humanos», sino también para la seguridad energética del país. Ya en enero se reunió con el dirigente en Trípoli, donde consiguió un provechoso acuerdo entre la energética italiana ENI y la petrolera libia NOC para desarrollar campos en las costas africanas.

El Norte de África ha pasado a ser uno de los principales focos de atención de la política exterior italiana por varias razones de peso. La primera de ellas, relacionada con la seguridad y la estabilidad nacional, es debida al importante papel que países como Libia y Túnez tienen en los flujos migratorios con destino Europa: más de 50.000 inmigrantes ilegales han tocado suelo europeo en las costas de Italia en lo que va de año, frente a los 21.000 del mismo periodo en 2022. El Gobierno de Meloni está decidido a terminar con las mafias de tráfico de seres humanos y los desastres que acarrean —como el naufragio, esta misma semana, de un pesquero frente a las costas de Grecia— y está convencido de que la mejor forma de hacerlo es erradicando los problemas de los países de origen.

La segunda va de la mano de la crisis energética y de la necesidad europea de repensar las vías de abastecimiento tras el inicio de la guerra en Ucrania y los vetos y sanciones a Rusia. Italia —como España— tiene mucho que ganar en este escenario, pues es actor privilegiado en el paso del gas natural y el petróleo de los países africanos hacia Europa. El potencial italiano se ha visto reforzado durante este periodo de diversificación energética gracias a su posición geográfica privilegiada, al dinamismo de sus dirigentes y a una mejor conexión con el resto del continente que su vecina mediterránea, España.

La reunión de Meloni y Dbeibé vino acompañada de la firma de nuevos acuerdos entre ENI y NOC, pero también entre compañías de telecomunicaciones para tender un nuevo cable submarino entre ambos países o para la construcción, por una empresa italiana, de plantas para el tratamiento de aguas residuales urbanas en Libia.

Francia

El presidente de la República, Sergio Mattarella, y Emmanuel Macron inauguraron juntos una exposición de arte italiano en el Museo del Louvre, un gesto diplomático para liberar tensiones tras varias semanas de conflicto por el dossier migratorio y las declaraciones del Ministro del Interior francés sobre la capacidad de gestión de Giorgia Meloni. Nueva polémica con los mismos actores: ya en noviembre, el titular galo se enfrentó a Meloni tras su negativa a que el Ocean Viking desembarcara en las costas italianas a 230 inmigrante ilegales.

Sin embargo, durante la reunión del G7 en Japón, Macron concedió que Italia tenía razón en su exigencia de una solución europea y que era necesaria una mayor solidaridad entre los Estados miembro en lo referente al tema migratorio. Francia sabe que Italia es un actor para tener en cuenta y que, a pesar de las formas de Meloni, su papel en el problema de Europa con la inmigración ilegal es esencial.

Entre Da Vinci, Bellini y Caravaggio, Mattarella y Macron celebraron que las últimas turbulencias entre ambas naciones no hayan roto «los lazos históricos tradicionales» entre Roma y París: el mejor ejemplo de diplomacia cultural y un gesto de apertura a la espera de que se fije fecha para la reunión bilateral del francés con Giorgia Meloni.

Alemania

La presidente del Consejo de Ministros recibió a Olaf Scholz al día siguiente, 8 de junio. Se trataba de la primera visita oficial del canciller alemán a Italia tras la victoria de la romana. Ambos líderes calificaron la reunión como provechosa y remarcaron «un clima de gran colaboración»: mostraron puntos de encuentro incluso en los asuntos más candentes y controvertidos, como la inmigración. Desde que llegó al Gobierno, Meloni no se ha cansado de repetir que el reto de la inmigración ilegal no sólo afecta a los países de primer contacto como Italia, Grecia o España, sino a todos los Estados miembro, y que la solución al problema común europeo debe ser también compartida. 

El pasado jueves, Scholz pareció compartir esta postura: aseguró que los miembros de la Unión Europea sólo superarían los retos de la inmigración junto y que «descargar los problemas en otros son intentos condenados al fracaso». El alemán entró directo por el aro de Meloni: «debemos estrechar las relaciones con los países de origen y de tránsito». Pero la visita vio también la firma de varios acuerdos, como el firmado entre ITA y Lufthansa, o nuevas conversaciones sobre el gasoducto anunciado en mayo con Argelia: Italia y Alemania planean un gasoducto de hidrógeno verde que también conectará Austria.

Luxemburgo

Matteo Piantedosi, ministro del Interior italiano, participó ese mismo día, 8 de junio, en la reunión de ministros de la Unión Europea para acordar nuevas reformas en las políticas de migración y asilo. La propuesta inicial de la presidencia sueca no convenció al Gobierno de Meloni, debido a las pocas concesiones de solidaridad y a la rigidez de la responsabilidad. Sin embargo, tras doce horas de reunión, finalmente los titulares lograron llegar a un consenso que se acerca y mucho a lo que la romana perseguía: acortar los tiempos de responsabilidad sobre los inmigrantes, acelerar los retornos en la frontera y establecer más acuerdos con los países de origen y tránsito con el fin de cortar los flujos antes del Mediterráneo. 

Mientras que en Europa Los Verdes denunciaban que el acuerdo «complace a la extrema derecha y tira por la borda los valores europeos», los Gobiernos de Hungría y Polonia aseguraban que el acuerdo es «una carta de invitación a entrar en la Unión Europea». El recién bautizado mecanismo de solidaridad contempla la posibilidad de los Estados miembro de elegir entre reubicar a los solicitantes de asilo provenientes de países con mayor presión migratoria o pagar una penalización de 20.000€ por cada solicitante rechazado.

Piantedosi aseguró satisfecho que «Italia ha obtenido consenso sobre todas las propuestas presentadas durante el Consejo de hoy» y negó «la hipótesis de que a Italia y a todos los Estados miembros de primera entrada se les pagó para mantener a los inmigrantes irregulares en sus territorios». El Ministro del Interior aseguró que «Italia no será el centro de acopio de inmigrantes en nombre de Europa».

Túnez

El domingo 11 Giorgia Meloni se desplazó a Túnez en compañía de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del primer ministro de los Países bajos, Mark Rutte. Allí fueron recibidos por Kais Saied, presidente de Túnez, y Najla Bouden, primera ministra. Ya el pasado 6 de junio, la italiana realizó un viaje exprés a Túnez para reunirse con el presidente y transmitirle su firme apoyo durante las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. En aquella ocasión, el dirigente tunecino aseguró «es usted una mujer que dice en voz alta lo que piensan los demás».

Saied ha sido denunciado en múltiples ocasiones por los medios occidentales por su tono autoritario y sus polémicas medidas referentes a la identidad nacional, que han sido tachadas de racistas. El presidente del país fue duramente criticado y acusado de alentar la violencia contra los inmigrantes ilegales subsaharianos que entran por el sur camino a Europa. Pero también se ha mantenido firme frente al continente vecino y ha asegurado que Túnez no se verá reducido «al papel de simple policía que vela escrupulosamente por la protección de fronteras ajenas».

Desde el inicio de su Gobierno, Meloni busca que Europa mire con ojos distintos a Túnez, un país inmerso en una crisis política, social y financiera muy grave, y cuya desestabilización «tendría graves repercusiones», tanto en el Norte de África como en Europa. De hecho, la exposición de estos argumentos durante su reunión con Scholz motivó al canciller alemán a respaldar a la romana. Ambos comunicaron que tienen una «visión común», que la «estabilización de Túnez es prioritaria» y que es necesario «que Túnez obtenga una financiación del Fondo Monetario Internacional (FMI) ». 

Pero las perspectivas financieras de Túnez no son las mejores: el pasado viernes la agencia de calificación Fitch rebajó a Túnez su nota crediticia (CCC-) por la «incertidumbre en torno a la capacidad de Túnez para movilizar los fondos suficientes». Los pronósticos indican que el Gobierno requerirá financiación por valor del 16% de su PIB en 2023 y del 14% en 2024, unos 7.500 y 7.300 millones de euros.

Aun así, durante la visita de los dirigentes europeos a Túnez, la presidenta de la Comisión ofreció a Saied un paquete integral de ayuda macrofinanciera por valor de 900 millones de euros, aunque el desembolso del primer pago, de 150 millones, está supeditado a que Túnez llegue a un nuevo acuerdo con el FMI. Con el nuevo paquete, la Unión Europea busca asegurar la estabilidad económica del país para garantizar la seguridad en el Mediterráneo. De hecho, junto al paquete también se acordó un convenio migratorio contra el tráfico de personas: «ambos tenemos un amplio interés en romper el cínico modelo de negocio de contrabando y traficantes que deliberadamente ponen en riesgo vidas humanas por beneficios». También Rutte reconoció que el problema migratorio es uno de «los asuntos más importantes».

Estados Unidos

Siguiendo los designios del Gobierno de Meloni, Antonio Tajani, Viceprimer ministro y Ministro de Exteriores, se reunió en Washington D.C. con Antony Blinken, Secretario de Estado, y con la Directora General del Fondo Monetario Internacional. El mayor objetivo de Tajani, quien realizaba su primera visita a Estados Unidos como Ministro de Exteriores, era avanzar en el desbloqueo del préstamo de 1.900 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional a Túnez para asegurar la estabilidad del Mediterráneo. Italia, principal interlocutor en este asunto, busca que el FMI flexibilice sus criterios en el caso de Túnez para poder alcanzar un acuerdo cuanto antes y poner fin a la grave crisis que el país atraviesa. En la visita también se trató la guerra en Ucrania y el papel de Italia en la seguridad del flanco sur de la Alianza Atlántica. 

Tajani también se reunió con la Representante Comercial de Estados Unidos, ya que el país americano es el primer socio comercial de Italia fuera de la Unión Europea; con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy; el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Michael McCaul; y el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Bob Menéndez. El encuentro con Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) fue cancelado poco antes de la fecha acordada.

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