«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Según sus propias estadísticas

El Gobierno noruego admite que los somalíes que viven en Oslo son 15 veces más violentos que los nativos

Policía de Noruega. Europa Press

Poco a poco se está derrumbando a nuestros ojos el muro de mentiras que ha permitido a nuestras élites europeas infligir a sus países el daño demográfico más atroz al permitir la entrada masiva de poblaciones culturalmente incompatibles y con sus propias lealtades tribales.

Cuando aún colea el escándalo de las violaciones masivas por bandas paquistaníes en el Reino Unido, el Gobierno noruego se ha visto obligado a hacer públicas estadísticas que muestran hasta qué punto los extranjeros en su suelo son responsables del aumento de la inseguridad en sus calles.

Estadísticas de Noruega, la agencia oficial de estadísticas del país, obligada por una petición del soberanista Partido Progresista, ha hecho públicos datos que hasta ahora había ocultado y que revelan que 483 de cada 1.000 varones somalíes entre 15 y 24 años en la capital, Oslo, han sido detenidos por delitos violentos, quince veces más que los varones noruegos nativos de la misma franja de edad.

Algo parecido se aplica al tráfico de drogas, delitos por los que se han acusado a 43 nativos de cada 1.000 varones entre 15 y 24 años en Oslo, mientras que entre los somalíes la cifra es de 441. Entre los originarios de Irak, la cifra correspondiente es 342 por 1.000; 371 por mil entre los procedentes de Etiopía. Y lo más grave es que esta sobrerrepresentación va en aumento. No sólo no se integran, sino que se «desintegran» con el tiempo.

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