El Gobierno del primer ministro francés Michel Barnier ha decidido reducir drásticamente los subsidios a la compra de coches eléctricos (entre 2.000 y 4.000 euros) frente a los 4.000-7.000 euros planteados hasta ahora en un esfuerzo por «contentar» a las formaciones políticas representadas en la Asamblea Nacional y evitar una moción de censura contra el Ejecutivo.
La medida, contemplada dentro de un paquete más amplio para controlar el gasto público y el agujero en los presupuestos estatales, llega ante la escasa demanda de coches eléctricos.
«El Gobierno sigue firmemente comprometido con la electrificación del parque móvil, pero el contexto presupuestario es extremadamente limitado», ha asegurado un portavoz del Ejecutivo galo en las últimas horas para añadir que los subsidios reducidos, en todo caso, se podrán ver complementados con diferentes ayudas recogidas en un plan estatal para la electrificación de vehículos dotado con hasta 1.000 millones de euros —500 millones menos de los esperados— que se quiere poner en marcha en 2025.
Según los planes que maneja la oficina del primer ministro, aproximadamente el 70% del nuevo paquete de ayudas se destinaría a las bonificaciones para la compra de eléctricos de particulares, mientras que el resto iría al apoyo para la renovación de vehículos comerciales y a financiar el llamado plan de arrendamiento social para hogares de bajos ingresos.
El ministro de Economía, Antoine Armand, ha reconocido este jueves en una entrevista a la cadena BFMTV que el Gobierno estaba dispuesto a hacer «concesiones» para solventar una situación «extremadamente grave».
El Nuevo Frente Popular de izquierdas ya ha dejado claro que intentará tumbar al Ejecutivo y Marine Le Pen sopesa esta posibilidad, tal como dijo ella misma tras salir el lunes de su reunión con Barnier. Las «líneas rojas» de los soberanistas incluyen también medidas de apoyo a los agricultores o propuestas más duras en materia migratoria.