El Gobierno húngaro se niega a aceptar el terrorismo islamista como ‘’algo con lo que tenemos que convivir’’, una frase muy repetida últimamente por los líderes de la Unión Europea.
Es como si la barbarie yihadista se hubiese instalado en la sociedad y, en lugar de combatirla con medidas contundentes, optemos por la resignación. Pero esta situación no se da en Hungría, donde el Ejecutivo ha decidido plantar cara al terrorismo islamista y a las imposiciones de Bruselas.
El ministro de Exteriores de Orbán, Péter Szijjártó, ha tachado de antidemocrático e inaceptable el discurso en contra del país que impera en el seno de la UE por insistir en la necesidad de discutir a fondo los ‘retos históricos’’ que afronta el Viejo Continente, según recoge The Hungary Journal.
El ministro ha culpado directamente a la crisis migratoria y al buenismo de Europa como detonantes de esta situación en la que, según ha subrayado, el yihadismo se ha convertido en un »fenómeno diario». Ha insistido en que »Hungría se niega a aceptar que es algo con lo que tengamos que convivir».
Tampoco ha dudado en establecer vínculos entre la llegada masiva de inmigrantes y el terrorismo, algo que quedó patente en los atentados de París y Bruselas, donde participaron yihadistas que habían empleado la ruta de los refugiados para moverse por Europa.
»Un millón y medio de ilegales llegaron a Europa sin ningún tipo de control durante los dos últimos años. Este movimiento ofrece una oportunidad a los grupos terroristas de enviar a sus soldados sin ningún problema», ha añadido el ministro.
Un discurso similar al de Polonia
Mientras los principales líderes europeos condenaban los «violentos incidentes» en Manchester -rechazando así la etiqueta islamista de un nuevo ataque realizado en nombre de Alá- y defendían las bondades del espacio Schengen a pesar de que el terrorista Salman Abadi se aprovechó de la apertura de fronteras para viajar a Siria o Alemania, Beata Szydlo pidió a Europa que «se levante» porque de lo contrario estará «llorando la pérdida de sus hijos cada día».
En un discurso pronunciado el pasado mes de mayo en el Parlamento, la primera ministra polaca reivindicó su decisión de no acoger a más migrantes en los próximos meses pese a las presiones de Bruselas, que ha amenazado reiteradamente al Gobierno, porque «no tienen sitio en nuestro país, pues no cumplen con los valores para vivir aquí».
«Polonia no será partícipe de la locura migratoria de Bruselas que pone en riesgo la seguridad de todos los europeos», añadió Szydlo, que denunció la tibieza de los principales dirigentes europeos con el terrorismo.
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