El partido soberanista y antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió en el ganador de las elecciones que se celebraron el pasado 1 de septiembre en el estado alemán de Turingia con un tercio de los votos. Sin embargo, y pese a que la voluntad popular reflejó así su deseo de un nuevo Ejecutivo liderado por AfD, el partido quedará excluido de las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno.
Los medios alemanes aseguran que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de centroderecha, que quedó en segundo lugar con el 24% de los votos, está ya negociando con el partido de izquierda radical Die Linke (La Izquierda), sucesor del partido comunista de Alemania del Este, sólo para no tener que gobernar con AfD.
Según Bild, el líder de la CDU de Turingia, Mario Voigt, mantuvo el miércoles 12 de septiembre conversaciones con representantes de Die Linke para alcanzar posibilidades de cooperación.
Tras las elecciones, AfD tiene la mayoría de los escaños (32) en el Parlamento estatal de 88 diputados y podría fácilmente establecer una mayoría con la CDU, que tiene 23. Sin embargo, la formación soberanista no tiene posibilidad de formar gobierno, ya que los otros cuatro partidos que resultaron elegidos tienen intención de mantener el «cordón sanitario». Sin embargo, que AfD tenga un tercio de los escaños podrá significar el bloqueo de algunas decisiones, como el nombramiento de jueces, que requieren una mayoría de dos tercios.
La CDU se queda así con la tarea de intentar formar gobierno, pero tendrá que conseguir el apoyo no sólo de los seis diputados del Partido Socialdemócrata (SPD), sino también de Die Linke (12) y de la Alianza Sahra Wagenknecht – Por la Razón y la Justicia (BSW) (15), un partido que se escindió de Die Linke el año pasado.
Antes de las elecciones, el líder de la CDU, Friedrich Merz, aseguró que no cooperaría con «partidos de extrema derecha e izquierda», y calificó al BSW de “extremista de derecha en algunos temas, extremista de izquierda en otros”.
Sin embargo, ahora parece haber cambiado de opinión al afirmar que el BSW es »una incógnita en gran medida» para su partido. La Alianza Sahra Wagenknecht defiende políticas más restrictivas contra la inmigración. Por su parte, Die Linke defiende políticas radicales a favor del clima y la inmigración.
Pese a que Merz mantiene el rechazo a negociar con Alternativa para Alemania, una encuesta publicada en agosto aseguró que el 68% de los miembros de la CDU de Alemania del Este dijeron que su partido no debería descartar de forma categórica la cooperación con AfD.