La Comisión Europea anunció este miércoles un «paquete ómnibus» que mantiene intactos los dogmas del Pacto Verde y se limita a «ajustes cosméticos» que no revierten el intervencionismo climático ni la pérdida de competitividad del bloque, y no elimina, por ejemplo, las trabas impuestas a sectores clave como el acero o el cemento.
La Comisión deja claro que sus medidas se enmarcan dentro de los objetivos del Pacto Verde y no modifica las regulaciones que han convertido a la UE en «un terreno inhóspito para la industria». En este sentido, reconoce que la sobrecarga regulatoria ha mermado la competitividad de Europa, pero no corrige su deriva; admite el daño causado por su laberinto normativo, pero se niega a desmontarlo.
El «paquete ómnibus» es, según la oposición a la coalición de populares y socialistas, «una maniobra de maquillaje» para suavizar las críticas que no renuncia a una agenda que «socava la competitividad europea y condena a las empresas a competir en desigualdad de condiciones frente a mercados más dinámicos y libres».
En España, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha mandado una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y a los comisarios concernidos con el objetivo de reiterar el apoyo al paquete.
«La simplificación regulatoria no cuestiona el compromiso de las empresas con los objetivos climáticos. Es justamente a través de la simplificación del marco actual y la reducción de cargas como se consigue facilitar el cumplimiento de los objetivos comunes, asegurando que las empresas puedan centrarse en invertir, innovar y avanzar en las transiciones verde y digital, al tiempo que se crean empleos de calidad», afirma.