La derecha soberanista está en posición de imponerse en tres importantes elecciones generales que tendrán lugar en 2018: las de Italia, las de Hungría y las de Suecia.
Este 2018 se celebran elecciones generales en tres importantes países del Viejo Continente: en Italia, donde la dicotomía izquierda-derecha pasó a mejor vida tiempo ha; en Hungría, donde el progresismo globalista es meramente anecdótico; y en Suecia, donde la violencia y la inestabilidad social se han tornado en algo habitual como consecuencia de la política multicultural de los sucesivos Gobiernos.
Se trata de comicios verdaderamente relevantes, pues contribuirán a determinar la salud de que goza la Unión Europea después de haber superado – con mayor o menor éxito – los retos electorales a que se enfrentó el pasado año (en Francia, Macron se impuso a la euroescéptica Le Pen; en Holanda, el conservador mainstream, Mark Rutte, ganó las elecciones; y en Alemania, Merkel revalidó su poder).
Italia
Las elecciones en Italia se celebran el próximo cuatro de marzo y, tal y como nos muestran los sondeos, en ellas se impondrá con toda probabilidad un partido crítico con la deriva de Bruselas. No en vano, sólo gozan de opciones de ganarlas el Movimiento 5 Estrellas y la alianza derechista integrada por Forza Italia (el partido de Berlusconi), Liga Norte y Fratelli d’ Italia.
Aunque las encuestas presenten a los de Beppe Grillo – marcadamente euroescépticos – como primera formación en intención de voto, se antoja difícil que pueda formar Gobierno. Y es que la suma de los porcentajes de los partidos que componen la ya citada alianza conservadora rebasan con holgura el 29% que obtendría el Movimiento 5 Estrellas (Forza Italia ronda el 16%, Liga Norte lograría un 13% y Fratelli d´Italia irrumpiría en el panorama político con un 4%).
En cualquier caso, cabe señalar que las diferencias ideológicas entre los partidos que integran la coalición podrían dinamitarla en cualquier momento. Unas diferencias que estriban, sobre todo, en cuestiones como la Unión Europea y los movimientos migratorios. De este modo, mientras Berlusconi dedica ditirámbicas palabras a Merkel y se funde en calurosos abrazos con egregios popes del establishment bruselense, el líder de Liga Norte, Matteo Salvini, defiende desde hace tiempo la convocatoria de un plebiscito sobre el Euro.
Para que sea el candidato de Liga Norte el que encabece el futuro Gobierno transalpino, el partido soberanista habrá de superar en porcentaje de voto a su aliado Forza Italia. Algo que, al menos de momento, parece difícil.
Hungría
En lo que atañe el país magiar, las cosas están claras: el partido conservador y soberanista Fidesz, liderado por Viktor Orbán, ganará con holgura unos comicios que a los aficionados al cine de suspense les resultarán aburridos. De este modo, la formación encabeza las encuestas con 40 puntos porcentuales de ventaja sobre su inmediato perseguidor, Jobbik (de extrema derecha).
Entre las acciones más meritorias del Gobierno húngaro, que hogaño acaudilla el famoso y siempre incómodo ‘Grupo de Visegrado’, destacamos su política migratoria. Así, en esta cuestión – y ante las acometidas de Bruselas – ha reivindicado la completa soberanía del Estado y, en consecuencia, ha rechazado el sistema de cuotas que pretendía imponer la Unión Europea.
Asimismo, el Ejecutivo de Orbán se ha caracterizado por aplicar políticas de marcado cariz pro-vida y pro-familia y por defender, en toda circunstancia las profundas raíces cristianas de Europa. ‘El cristianismo es una cultura y una civilización. Vivimos en ella. No se trata de cuánta gente va a la iglesia o reza con devoción. La cultura es la realidad de la vida cotidiana. La cultura cristiana define nuestra moral, nuestra ética, diaria’, aseveró el primer ministro magiar en su mensaje navideño.
Suecia
Las últimas elecciones importantes tendrán lugar en Suecia el 9 de septiembre. Los elevados niveles de crímenes violentos, unidos a los estragos provocados por la inmigración masiva y a la proliferación de guetos en los que no rige la ley del Estado (sino la Sharia), han alimentado a la formación soberanista ‘Demócratas de Suecia’. Un partido que aboga por la preservación de la identidad sueca y por la limitación de la inmigración islámica.
A pesar de que una encuesta publicada en diciembre otorgaba a los Demócratas de Suecia la victoria en las elecciones, los sondeos lanzados ya en enero coinciden en concederle la tercera posición. Esto se debe, en parte, a que la izquierda y la derecha tradicional han adoptado lo esencial de su discurso en lo referido a la inmigración y a la seguridad.
Como vemos, los tres relevantes comicios que se van a celebrar en Europa en 2018 se antojan esperanzadores para aquéllos que desean frenar la sustitución demográfica y cultural impulsada por las élites y limitar el poder de la Unión Europea, esa elefantiásica estructura burocrática.