Podría servirle maravillosamente de ilustración al filósofo Quintana Paz para explicar en qué consisten las ‘ideas de lujo’, esas concepciones que despliegan virtud sin tener que vivir sus consecuencias, o una confirmación de la máxima de Thomas Sowell, según la cual nada es más desastroso para un grupo humano que dar poder a personas que no van a sufrir los resultados negativos de sus políticas. Nos referimos, naturalmente, a lo que se vivió en el estadio de Saint-Denis y alrededores durante la final de la Champions League: robos, agresiones en grupo, asaltos sexuales; todo masivo y todo ante la pasividad de la Policía francesa.
Ahora, aquí la noticia, la verdadera noticia, no está en todo eso. La violencia sexual, los asaltos, los robos, los disturbios y la impotencia de las autoridades para poner coto a todo eso es la vida normal, cotidiana, en barrios como Saint-Denis -donde están enterrados, ay, los reyes de Francia-, los suburbios que rodean París e incluso ciudades enteras del país, las famosas ‘no go zones’ donde, en la práctica, ha dejado de regir la ley francesa salvo para la recepción de subvenciones y ayudas.
No: la noticia es que muchos de los que se niegan a ver la realidad, de los que prefieren desdeñarla con algún epíteto tapabocas como «racista» o «xenófobo», al fin han tenido que ver lo que significa, en el mundo real, esa inmigración descontrolada procedente del Tercer Mundo que, en el mensaje oficial, es urgentemente necesaria porque «vienen a pagarnos las pensiones». Y muchos de estos, por ser la final de la Champions en vivo una ocasión no barata, además de verlo han tenido que vivirlo.
Hace décadas se decía en Estados Unidos que un conservador es un progresista al que han atracado por la calle. Nada como sufrir en carne propia las políticas que se defienden para «ponerlas en valor». Parece ser el caso del empresario Martín Varsavsky, a juzgar por sus comentarios en Twitter sobre lo vivido.
Macron won!!! Racism lost, Lepen lost, Trump lost, Putin lost, EU won, Obama won and most importantly France won!!!
— Martin Varsavsky 🇺🇦 (@martinvars) May 7, 2017
Para ponernos en contexto, así es como celebró Varsavsky la victoria de Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia en 2017 (en inglés): “¡¡¡Macron ganó!!! Perdió el racismo, perdió Lepen (sic), perdió Trump, perdió Putin, ganó la UE, ganó Obama y, lo que es más importante, ganó Francia!!!”. Ahora, lo que se dirimía en esas cruciales elecciones (y en las últimas) no era la economía o la política exterior francesa, sino que el tema central era la sustitución poblacional en Francia provocada por su demencial política de inmigración masiva procedente, sobre todo, de África, y los problemas concomitantes, especialmente en la seguridad de las calles.
Sí, Macron ganó. Y Varsavsky, gracias a la «magnífica» idea de la UEFA, pudo vivir de primera mano lo que significa esa victoria y que narra en una serie de tuits de lo más instructivos. Veamos.
El primero está en inglés; el resto, en español. “En la final de la Champions League. Han retrasado el partido porque hay bandas de ladrones robando a los espectadores. Vergonzoso. Robaron la mitad de nuestras entradas. Una muchedumbre saltándose los tornos de entrada. Nosotros con dos niños”. En la siguiente responde a un aviso de la organización, que puso una excusa ridícula para justificar el retraso: «Esto es mentira. Nadie llega tarde. Hay muchedumbres robando a los espectadores. Les roban las entradas, los teléfonos, las carteras. Esta zona de París es un verdadero peligro”.
Y sigue: «A nosotros nos robaron dos de las cuatro entradas pero teníamos las fotos y en la Taquilla X nos las devolvieron. Si estás en el estadio ve a la taquilla X que están dando entradas a los que le robaron». Luego, en inglés: «Nunca vayas a un partido de fútbol en París. Terrible experiencia esta noche con bandas de ladrones robando teléfonos, bolsos, boletos: estábamos horrorizados y nuestros hijos también. Era la ley de la jungla, con los aficionados del Liverpool y el Madrid en pánico y la Policía francesa sin poder hacer nada”. Y acaba sentenciando, ya superado el sofocón: «Soy inmigrante en España y siempre apoyé la inmigración, pero lo que vivimos anoche en París fue un horror para nuestra familia y todos los aficionados. Cientos de parisinos africanos atacando a los fans riéndose de nosotros y vernos en pánico. Era racismo, contra los europeos”.
Al día siguiente informa con alivio: «De vuelta en Madrid la gente tan amable. Simpática. Tan nosotros. Gracias España». Nos gustaría responder con un «gracias a ti, Martín, por tu crónica», pero no podemos dejar de recordar que ese «tan nosotros» corre serio peligro con las políticas migratorias por las que tan activamente presiona el empresario internacional.
Otro argentino de origen, radicado en Francia, el periodista Alejo Schapire, es más específico en su crónica tuitera, toda en español y acompañada de reveladores vídeos. «Champions: versión oficial de las autoridades francesas, los problemas en el Stade de France fueron porque había demasiados ingleses con entradas falsas. Los testimonios en el lugar dan cuenta de robos, manoseos por parte de lugareños de «no-go zone» y desorganización policial», empieza. Aclara a continuación, para los biempensantes despistados: «El Stade de France fue construido en la Seine Saint Denis, el departamento francés que concentra todos los conflictos étnicos, políticos, sociales, religiosos del país. Son cosas que el turista descubre demasiado tarde al llegar a la cancha».
Schapire incluye un vídeo en el que uno de los que han llegado a Francia a pagar las pensiones de los franceses dice: «Aquí, París. Vengo sin papeles ni nada, pero entramos al partido. Otros pagaron 5.000, 6.000 euros, para mí es gratis. Pronto vamos a darle a Francia por el culo. Viva Argelia y Marruecos!». Todo un ejemplo de integración. Por último, el periodista incluye un vídeo, hecho viral, en el que el exfutbolista hijo de inmigrantes antillanos Thierry Henry advierte ante las cámaras de televisión antes del partido: «Ojo, la cancha está en Saint-Denis, no en París. Sí, está muy cerca, pero créanme que no querrían estar en Saint-Denis. Saint-Denis no es París».
Pone el broche de oro de la experiencia alguien que también estuvo allí, el portavoz de VOX en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros: “En resumen: los que hemos estado hoy en Saint-Denis regresamos a España desde el futuro; el futuro que nos espera si no frenamos la barra libre de inmigración descontrolada, y de acusaciones de racismo al que se resista. Recuperar el sentido común es nuestra responsabilidad».