«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La última ocurrencia de la UE: una coalición contra las noticias falsas

El presidente de la Comisión Europea (UE), Jean Claude Juncker, en una imagen de archivo | EFE

La propuesta más destacada, compleja e infeliz del grupo de expertos designado por la UE es ésta: subvencionar, por diferentes vías, a los medios que ofrezcan información contrastada


Nuestras élites mediáticas y políticas han desnaturalizado el término ‘verdad’ hasta convertirlo en una suerte de conformidad de pensamientos y aseveraciones con los dogmas del sistema (y no con la realidad). Es por ello por lo que a todo periodista celoso de su independencia y ávido de certezas debe preocuparle ese afán del establishment por combatir las llamadas ‘noticias falsas’, que, como hemos visto, no son sino aquellos textos que recogen hechos e ideas incómodos para quienes detentan el poder.
Desde el referéndum sobre el Brexit, la UE ha sido una de las entidades más preocupadas por el auge de la ‘manipulación’ y la ‘desinformación’. Así, en los albores de este año 2018, la Comisión creó un grupo de trabajo – integrado por expertos – encaminado a determinar los medios más adecuados y eficaces para la lucha contra la proliferación de las ‘noticias falsas’.
Tras más de dos meses de deliberación y – suponemos – intensas reuniones, dicha comisión de expertos ha hecho públicas sus conclusiones. En el documento en que éstas quedan resumidas, impele al Ejecutivo comunitario a promover la creación de una coalición contra la desinformación que, como primer cometido, elabore un código de buenas prácticas para plataformas digitales, periodistas y poderes públicos.
En cualquier caso, la propuesta más destacada, compleja e infeliz es ésta: subvencionar, por diferentes vías, a los medios que ofrezcan información contrastada; o, por citar lo aseverado literalmente en el documento, ‘elevar los fondos que apoyen el periodismo de calidad, incluidas las colaboraciones transfronterizas y el periodismo de datos’.
Una sugerencia que debería llevarnos a la formulación de unas cuantas preguntas: ¿Acaso debe subvencionarse a los grupos de comunicación que, simplemente, cumplen con su deber? ¿No devendrían estas subvenciones en un método para premiar a los medios serviles y castigar a los incómodos? Los propios expertos, conscientes de los peligros de su propuesta y con pueril ingenuidad, responden a este interrogante: ‘Hay que asegurarse de que eso no sirve para dar ayudas a medios amigos y negárselas a los que no lo sean’, dicen.

Independencia de los medios

Al tiempo que exigen que el poder financie a los medios de ‘calidad’, los expertos contratados por la Comisión Europea abundan en la necesidad de que los grupos de comunicación preserven su independencia. De esta manera, conminan a los Estados miembros de la UE a ‘abstenerse de interferir en la independencia editorial de los medios’.
En esta línea, el informe pone el acento en los próximos comicios; en ‘la amenaza que representa la desinformación que pretende minar la integridad de elecciones locales, nacionales o europeas’.
Las iniciativas de la Comisión Europea y las conclusiones de este grupo de expertos manifiestan algo: que los otrora defensores a ultranza de la libertad de expresión ya sólo la defienden cuando ésta beneficia al sistema y su pervivencia.

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