La liberación empieza a llegar a Italia de mano de la «fascista» Meloni, por una de esas paradojas de la historia: la nueva primera ministra de Italia (o, como ella prefiere denominarse, primer ministro), líder de Fratelli d’Italia, ha decretado en su primer paquete de medidas de gobierno el fin de la inoculación obligatoria contra el Covid para el personal sanitario.
«El tema de la ciencia no se afronta con un enfoque ideológico, sino con evidencias científicas que sustenten las medidas», declaró Meloni para explicar la medida en rueda de prensa. «En el pasado se han tomado innumerables medidas que no estaban basadas en la evidencia científica».
«Vamos a proceder con medidas efectivas, con una información mucho más clara», aclaró. «Italia es la nación que ha adoptado las medidas más restrictivas, pero ha tenido las tasas de letalidad más altas. Algo no funcionó. El Covid se ha convertido en un tema de campaña electoral, se ha vuelto ideológico y esto no nos ha ayudado a tomar medidas efectivas y al que decía otra cosa se le señalaba como un monstruo».
Por supuesto, la oposición ha puesto el grito en el cielo, viendo alejarse el férreo régimen totalitario de control que ha permitido la excusa de la pandemia durante más de dos años. Así, el líder del Partido Democrático y exprimer ministro no electo, Enrico Letta, ha recurrido a Twitter para criticar la medida liberadora: “El Gobierno de Meloni hizo su primera elección en su debut del Consejo de Ministros”, escribió desde su cuenta en la red social. «Ha premiado a los antivacunas. Era difícil un peor inicio«. «Premiar a los antivacunas» es reconocer que el producto génico experimental de Pfizer y otras farmacéuticas no detiene la transmisión, como no solo han reconocido los fabricantes en sede parlamentaria en Bruselas y las propias autoridades sanitarias, sino sobre lo que tenemos prueba diaria con solo consultar las estadísticas de vacunados infectados.
La medida servirá, sobre todo, para reintegrar en sus puestos de trabajo a cerca 4.000 sanitarios que fueron despedidos por negarse a la inoculación en un momento de especial necesidad de profesionales de la salud. Así lo explica el nuevo ministro de Sanidad, Orazio Schillaci: «Tenemos escasez de personal médico: por lo tanto, que estos médicos no vacunados regresen al trabajo sirve para contrarrestar la escasez y garantizar el derecho a la salud».
No es una sorpresa. Durante la campaña electoral de las elecciones en las que FdI se impuso como el partido más votado, Meloni se mostró claramente contraria a las tiránicas medidas contra la pandemia aplicadas en Italia, entre otras la vacunación obligatoria y el pasaporte Covid.
«En línea con lo que escribimos en el programa del partido y con lo que dijimos durante la campaña electoral, estamos en contra del pasaporte Covid y la vacunación obligatoria porque creemos que no es la forma de hacer frente a una emergencia sanitaria», explicó Elisabetta Gardini, diputada de Fratelli, durante la campaña.
La misma diputada afirmó que hay que pasar página y cerrar este capítulo, aboliendo el pase verde y la inoculación obligatoria. «Todo lo relacionado con la salud debe decidirlo la persona con su médico, no el burócrata con sus decretos».
Meloni pretende, además, crear una comisión para investigar todas las medidas tomadas por los dos últimos gobiernos durante la pandemia, es decir, el del socialista Giuseppe Conte y el del socialista Mario Draghi, que impuso una cuarentena brutal y un pasaporte sanitario, respectivamente. «También queremos una comisión que evalúe todo lo que se ha hecho, tanto desde el punto de vista económico como sanitario», dijo Gardini.