Viktor Orbán sigue decidido a hacer de Hungría el enfant terrible de Occidente, de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica. Si ya era un apestado amenazado de sanciones antes de la guerra de Ucrania, su postura pacifista y conciliadora con la agresora Rusia, de cuyo suministro de gas depende su industria, le ha valido todo tipo de críticas y presiones, ahora sube la apuesta asegurando que no piensa cumplir la orden de arresto del Tribunal Internacional Penal contra Vladimir Putin.
El tribunal de La Haya ha emitido una orden de arresto contra el líder ruso, acusándole de crímenes contra la humanidad. Es, naturalmente, un brindis al sol, porque no es probable que vaya a mandar a un par de guardias al Kremlin a detener al presidente de la mayor potencia nuclear. Pero es, además, profundamente estúpido porque dificulta cualquier acercamiento de Moscú a Occidente con vistas a un plan de paz, por no hablar de la flagrante doble vara de medir que pone de manifiesto en relación a las aventuras bélicas de Estados Unidos.
En cualquier caso, el jefe de gabinete del primer ministro húngaro, Viktor Orban, Gergely Gulyas, lo dejó claro ante sus aliados europeos en una declaración. «Podemos referirnos a la ley húngara y en base a eso no podemos arrestar al presidente ruso… ya que el estatuto del Tribunal Penal Internacional no se ha aprobado en Hungría», dijo Gulyas.
Gulyas aclaró que el Gobierno húngaro aún no ha «tomado una decisión» sobre la orden de arresto del tribunal. Pero la resistencia a la posibilidad de arrestar a Putin no es una sorpresa cuando se trata de Hungría, dadas las constantes advertencias de Orban de que la OTAN avanza «a la deriva» hacia la guerra con Rusia, y que esta escalada constante debe detenerse.
Gulyas hizo referencia a esta postura en sus comentarios del viernes y explicó: «Estas decisiones no son las más afortunadas, ya que llevan las cosas hacia una mayor escalada y no hacia la paz , esta es mi opinión subjetiva personal».
En Estados Unidos, los medios ya están diciendo de todo sobre Orbán, de putinejo para abajo. La CNN calificó esta actitud de «simpatizante» del Kremlin, dadas las críticas acumuladas sobre la decisión del tribunal con sede en La Haya. Pero lo que realmente hace Budapest desde el principio del conflicto es instar constantemente a Occidente a tomar más en serio las negociaciones de paz. La oficina de la Presidencia húngara respondió a la declaración del Gobierno alemán a principios de esta semana de que actuará según la orden y arrestará a Putin si alguna vez decide volar a suelo alemán.
Pero quien tiene un problema real e inminente con este asunto es Sudáfrica, porque el país sí es uno de los firmantes del Estatuto de Roma, que instituyó el tribunal, y tiene previsto recibir una visita de Estado de Putin este verano para la cumbre de los BRICS, el bloque comercial de moda. «Como gobierno, somos conscientes de nuestra obligación legal. Sin embargo, entre ahora y la cumbre seguiremos comprometidos con varias partes interesadas relevantes», dijo el portavoz Vincent Magwenya. Si bien no ha habido confirmación oficial de la visita de Putin, se espera que asista a la 15ª cumbre BRICS, como lo hizo en 2013.
Por su parte, el Kremlin ha advertido que está preparado para atacar a cualquier país que se mueva para arrestar al jefe de Estado ruso.
