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«¡Queremos que se deje en paz a nuestros hijos!»

Orbán apuesta por la paz en Ucrania y advierte que la ideología de género es la «mayor amenaza» para los niños

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Europa Press

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, pronunció la semana pasada el discurso anual sobre el estado de la nación en Budapest, donde el mandatario centroeuropeo dedicó un gran espacio para hablar de la guerra de Ucrania, presumió de la labor de su Gobierno al frente del país y advirtió de que en Hungría se protegerá a los niños de la propaganda de género.

Orbán hizo un repaso de sus logros desde que está en el poder, recordando que se abrió camino «a través de los montones de escombros» que dejaron los gobiernos socialistas «desahuciados» en 2010 ―año en el que llego al poder―, a través de «las ruinas del socialismo del salvaje este». «Resultó que es posible vivir mejor del trabajo que de las prestaciones, que tener hijos no es una carga sino una alegría o, para ser más precisos, una carga que es una alegría», señaló.

El primer ministro húngaro sacó pecho, recordando que bajo su mandato «se ha dado trabajo a un millón de personas, y nunca antes en Hungría había tanta gente trabajando». «La economía húngara ha triplicado su tamaño y el salario mínimo es ahora más alto que el salario medio de nuestros predecesores socialistas. Hemos elaborado una constitución cristiana nacional que es digna de nosotros. Hemos reorganizado el Estado húngaro con un coraje que, si no ha desafiado a la muerte, al menos ha desafiado a Bruselas», continuó.

Orbán recordó su reciente triunfo electoral de abril, donde arrasó en las urnas con una «mayoría histórica» a pesar de que toda la izquierda en Hungría combinó sus fuerzas contra ellos, «a pesar de que Bruselas trató de matar de hambre a nuestro tesoro, y a pesar de que el tío George [Soros] hizo rodar aquí 4.000 millones de florines desde Estados Unidos para proporcionar munición a sus camaradas –para dispararnos».

El primer ministro húngaro señaló que 2022 ha sido el año «más difícil» desde la caída del comunismo en el país centroeuropeo hace 32 años. «Si 2022 fue el año más duro, 2023 será el año más peligroso desde la caída del comunismo. Junto a la migración, que poco a poco se está convirtiendo en una característica permanente, acechan dos nuevos enemigos y dos nuevos peligros: uno es la guerra y el otro la inflación», afirmó.

La postura de Hungría con la guerra de Ucrania

Orbán aseguró que su Gobierno, respecto a la guerra, simplemente quiere «ponerle fin», pero reconoció que no tienen el poder para hacerlo, «no estamos en esa liga». «Por lo tanto, si queremos proteger Hungría, si queremos una vida pacífica para nosotros, solo tenemos una opción: debemos mantenernos al margen de la guerra». «Hasta ahora esto no ha sido fácil, y no lo será en el futuro, porque somos parte del mundo occidental, somos miembros de la OTAN y de la Unión Europea, y todos allí están del lado de la guerra, o al menos actúa como si lo estuvieran», dijo.

Orbán se preguntó ante su audiencia si Hungría podía permitirse permanecer del lado de la paz en tales circunstancias, llevando la contraria a sus aliados. «Por supuesto que podemos, porque Hungría es un estado independiente, libre y soberano, y no reconocemos a nadie más que a Dios por encima de nosotros. Pero, ¿es correcto, moralmente correcto, que nos mantengamos al margen de la guerra? Estoy convencido de que es lo correcto y, de hecho, lo único correcto».

«Rusia ha atacado a Ucrania, por lo que debemos dejar que los refugiados ucranianos ingresen en nuestro país, y hemos hecho bien en apoyarlos con la operación de ayuda humanitaria más grande en la historia de nuestra nación. Este es un imperativo básico de humanidad, y lo estamos cumpliendo, pero también vemos que la guerra en Ucrania no es una guerra entre los ejércitos del bien y del mal, sino una guerra entre las tropas de dos países eslavos: una guerra limitada en el tiempo y, por el momento, en el espacio. Es su guerra, no la nuestra», explicó Orbán.

El primer ministro aseguró que Hungría reconoce el derecho de Ucrania a la autodefensa, «a luchar contra la agresión externa»; pero precisó que «no sería correcto desde ningún punto de vista, incluido cualquier punto de vista moral, anteponer los intereses de Ucrania a los de Hungría».

Orbán explicó que, para ellos, el apoyo humanitario a Ucrania «no significa» romper sus lazos con Rusia, porque eso iría en contra de sus «intereses nacionales». «Por lo tanto, no aceptaremos sanciones de gas, petróleo o nucleares que arruinarían a Hungría», continuó. El primer ministro húngaro señaló que ellos mantienen sus relaciones con Rusia y que están aconsejando a «todo el mundo occidental» a que haga lo mismo, «porque sin relaciones no habrá alto el fuego ni negociaciones de paz».

También invitó a mirar más allá de Bruselas. «Todos los países fuera de Europa son conscientes de la importancia limitada de la guerra en Ucrania y de la primacía de su propio interés nacional. No nos aislemos de la parte sensata del mundo. El punto de vista húngaro es una excepción solo en Europa; en todo el mundo es la norma», aseguró el líder magiar.

«La guerra convencional, la guerra de Ucrania ha demostrado que Rusia no tendría ninguna posibilidad contra la OTAN. Entendemos que los ucranianos intentan convencer a Europa de que los rusos no se detendrán hasta llegar al Atlántico, pero los húngaros no se tragan esa amenaza. El mundo entero ha visto que las fuerzas rusas no están en condiciones de atacar a la OTAN y no lo estarán durante mucho tiempo», prosiguió.

Hungría y la OTAN

Respecto a la OTAN, a la que pertenece su país, Orbán dijo que si bien su posición a favor de la paz y la posición «a favor de la guerra de los demás» acentúan las diferencias entre ellos, esto no quiere decir que no estén «totalmente de acuerdo con los objetivos estratégicos». «Queremos que Rusia no sea una amenaza para Europa, y queremos que haya una zona suficientemente amplia y profunda entre Rusia y Hungría: una Ucrania soberana».

La diferencia, argumenta Orbán, está en los medios para llegar a eso. «Los que apoyan la guerra piensan que esto se puede lograr derrotando a Rusia», mientras Hungría cree «que se puede lograr mediante un alto el fuego inmediato y negociaciones». «Hay otro fuerte argumento a favor de nuestra propuesta: lo único que puede salvar vidas es un alto el fuego», afirmó Orbán.

De todas formas, el mandatario húngaro quiso dejar claro que, para Hungría, la pertenencia a la OTAN «es vital». «Estamos demasiado al este, en el borde oriental del mundo occidental, para renunciar a él», añadió.

Orbán precisó que la OTAN es una alianza de defensa que se formó para que podamos «defendernos unos a otros». El primer ministro subrayó que es importante entender lo que no es: «la OTAN no es una alianza de guerra». «Si algunos miembros de la OTAN, o un grupo de ellos, quieren realizar actos de guerra fuera del territorio de los países miembros, deben hacerlo fuera del marco de la OTAN: los que quieran participarán; los que no quieren no quieren», indicó.

Europa, al borde de la guerra

Orbán aseguró que Europa se dirige «hacia la guerra». «De hecho, sus países ya están indirectamente en guerra con Rusia. Si suministras armas, si proporcionas información satelital para la acción militar, si entrenas a los soldados de uno de los beligerantes, si financias todo el aparato estatal de uno de los beligerantes e impones sanciones al otro, entonces, no importa lo que digas, estás en guerra, indirectamente por el momento», añadió el primer ministro húngaro. «A pesar de todas nuestras diferencias de opinión, entendemos a nuestros amigos polacos y bálticos: su historia explica muchas cosas. ¿Pero los otros?», se preguntó.

«Podríamos haber dado una garantía de que no admitiríamos a Ucrania en la OTAN, pero hicimos lo contrario y confirmamos nuestra decisión anterior en 2008 de que los admitiríamos. También podríamos haber seguido la solución que adoptamos en 2008 cuando estalló la guerra ruso-georgiana y Rusia ocupó el 20% del territorio de Georgia. En ese momento decidimos evitar la propagación del fuego y bajo el liderazgo del presidente Sarkozy, que negoció brillantemente, se localizó el conflicto y se logró un alto el fuego. Podríamos haber hecho lo que hicimos en 2014 bajo Angela Merkel, cuando Rusia atacó a Ucrania y anexó Crimea. Entonces podríamos haber optado por la guerra, como la actual, pero nosotros ―Occidente― elegimos una opción diferente: negociación en lugar de combate, paz en lugar de guerra», continuó Orbán.

«Recuerdo que entonces había gente a favor de la guerra, pero también había un fuerte liderazgo alemán y francés, que fue valiente y tomó medidas oportunas. Así se evitó la guerra y se llegó al acuerdo de Minsk. Hace un año, Occidente decidió lo contrario. Cuando Rusia lanzó un ataque, Occidente no aisló el conflicto, sino que lo elevó a un nivel paneuropeo. Podría haberlo clasificado como una guerra local, regional o como un conflicto militar entre dos estados eslavos, como proponía Hungría. Lo que sucedió es otro argumento más en contra del superestado de Bruselas y a favor de estados nacionales fuertes. Cuando los Estados miembros decidieron, hubo paz; cuando el centro imperial decidió, hubo guerra», aseguró el líder de Hungría.

Orbán dijo que los «entusiastas» de la guerra creen que el tiempo está del lado de los ucranianos y Occidente, por lo que la lucha debe continuar: «cambiará el equilibrio de poder, habrá victoria sobre Rusia y la victoria traerá la paz». «El gobierno húngaro, sin embargo, cree que la lucha continua no traerá la victoria ni la paz, sino la muerte de cientos de miles de personas más, un conflicto cada vez mayor, países envueltos en una guerra abierta, años de guerra, destrucción, sufrimiento y la amenaza. de la guerra mundial», afirmó.

«No nos hacemos ilusiones, no somos ingenuos, ni somos los hijos de las flores del 68 ni somos pacifistas soñadores. Sabemos que las negociaciones no serán entre ucranianos y rusos: la paz llegará cuando los estadounidenses y los rusos negocien entre ellos. Eso sucederá inevitablemente, pero cuanto más tarde suceda, mayor será el precio que todos pagaremos», señaló Orbán

Bruselas y la inflación

Otro de los peligros que amenaza Hungría, según Orbán, es la inflación. «Si queremos combatir la inflación, debemos comenzar con la comprensión. ¿Por qué hay inflación en toda Europa? Bruselas ha desatado esta aflicción sobre nosotros con sus sanciones a la energía». Las sanciones, dijo el primer ministro húngaro, «son las armas en la política de guerra de Bruselas». «Apuntan a Rusia, pero golpean a Europa. No hace mucho que Bruselas prometió que estas sanciones pondrían fin a la guerra. Ha pasado un año y el final de la guerra no está más cerca, sino cada vez más lejano», añadió.

«Tenemos que afrontar la realidad: en lugar de ayuda, Bruselas nos impone más sanciones. La burocracia de Bruselas, con bien consideradas malas intenciones, no ha cedido a Hungría ni a Polonia su parte del Programa Europeo de Recuperación. En 2022, en el año más difícil, no recibimos el dinero que los Estados miembros tomaron como préstamo conjunto, según el cual los húngaros tendremos que devolver nuestra parte. Están buscando liendres para sacar del estado de derecho de Hungría, mientras que una furgoneta de la policía está en espera permanente en el edificio del Parlamento Europeo. En realidad, son los Estados miembros los que deberían controlar a Bruselas, no Bruselas a los Estados miembros. Espero que así sea después de las elecciones europeas de 2024. Si Bruselas quiere ir a la guerra bajo cualquier circunstancia, entonces debería ir a la guerra contra la inflación. No lo está haciendo. Pero estamos continuamente peleando nuestra propia guerra contra la inflación».

Orbán comentó que 2022 fue un año que «podría haber roto la columna vertebral de la economía húngara». «Los agoreros oficiales, los ex gobernadores de bancos centrales respetados y los ex economistas de derecha también esperaban esto, y ya nos estaban administrando los últimos ritos. Quiebras, desempleo, colapso de la moneda, insolvencia, Armagedón: eso fue lo que predijo la izquierda. Ahora, en febrero, el empleo es más alto que nunca, las reservas de divisas están en niveles récord y el florín se ha estabilizado», aseguró el mandatario.

Orbán afirmó que, a pesar de una inflación «dolorosamente» alta, en 2022 la economía húngara batió récords: «Nunca ha habido tanta gente trabajando en Hungría. Nuestras exportaciones han batido récords, y nunca antes ha habido tanta inversión en Hungría».

Porpaganda LGTB

Al final del discurso, Orbán hizo referencia a un escándalo reciente que, según Hungary Today, involucró a un asistente de enseñanza activista LGBTQ, que se jactó abiertamente de tener una relación sexual con un niño de 15 años.

«Digámoslo como es: la pederastia no se perdona. Los niños son sagrados para nosotros, y corresponde a los adultos protegerlos a toda costa. No nos importa que el mundo se haya vuelto loco. No nos importa a qué aberraciones repelentes se entregan algunas personas. No nos importa cómo Bruselas excusa y explica lo inexplicable. ¡Esto es Hungría! ¡Y aquí es donde debería estar el sistema de protección infantil más estricto de Europa! La legislación está ahí, y se encontrarán las piezas que faltan, pero incluso el gobierno más decidido no puede tener éxito en este asunto por sí solo. Requerirá de todos: padres, abuelos, madres y padres, maestros y educadores. Porque la propaganda de género no es solo una travesura entretenida, no solo una charla arcoíris, sino la mayor amenaza que acecha a nuestros hijos. ¡Queremos que a nuestros hijos se les deje en paz, porque ya basta! Este tipo de cosas no tienen cabida en Hungría, y especialmente en nuestras escuelas», explicó Orbán. Para terminar, dijo: «¡Dios sobre todos nosotros, Hungría ante todo! ¡Vamos, Hungría, vamos húngaros!».

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