«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Polonia: una ley cuestionable y una reacción que apesta a hipocresía

El presidente polaco, Andrzej Duda, llega para ofrecer una rueda de prensa en el Palacio Presidencial en Varsovia (Polonia), hoy 6 de febrero de 2018. Duda anunció que ratificará la ley que permite penar con cárcel el uso del término "campos de concentración polacos" o acusar al país de complicidad en el Holocausto, a pesar de las críticas de Israel. EFE
El presidente polaco, Andrzej Duda, llega para ofrecer una rueda de prensa en el Palacio Presidencial en Varsovia (Polonia), hoy 6 de febrero de 2018. Duda anunció que ratificará la ley que permite penar con cárcel el uso del término "campos de concentración polacos" o acusar al país de complicidad en el Holocausto, a pesar de las críticas de Israel. EFE

 

La reacción de los habituales enemigos de Polonia apesta a hipocresía porque leyes como esta abundan en nuestro entorno.

A Polonia le están lloviendo las críticas -de nuevo- por la ley que proscribirá calificar al país de corresponsable del Holocausto junto con los nazis, aunque el presidente, Andrzej Duda, ya anunciado que la ratificará.
Las críticas a la ley, que prevé hasta penas de prisión para quien use el término «cambio de concentración polaco» o insinúe que el país fue cómplice de los nazis en el intento de exterminio judío, proceden sobre todo del Gobierno israelí.
La ley es más que cuestionable. Atenta contra la libertad de expresión y opinión y convierte al Estado en árbitro último y decisivo de la Historia, entorpeciendo la labor de los historiadores y el debate abierto sobre interpretaciones históricas. Dicho lo cual, hay que añadir que la reacción de los habituales enemigos de Polonia apesta a hipocresía porque leyes como esta abundan en nuestro entorno.

España: la ley del PSOE

Sin salir de nuestro país, la reforma prevista de la Ley de Memoria Histórica es un prodigio de plasmación legal del revanchismo, como explicó nuestro compañero Juan Pflüger en un magnífico artículo, en el que se especificaba que la nueva norma «tipifica como delito el enaltecimiento de la labor política del franquismo, así como la oposición a los dictados de la nueva ley que se pretende aprobar. Ningún español tendrá la posibilidad de mantener una postura, aunque intelectualmente considere que tiene razón, que no concuerde con la establecida por el nuevo texto de la memoria histórica».
O, sin salir del Holocausto, negar o minimizar este hecho histórico conlleva penas legales en una treintena de países, incluyendo España.
Por lo demás, hablar de ‘colaboración con el nazismo’ de una nación que fue su primera víctima y que lo combatió hasta el final; o pretender que Polonia como pueblo participó en la operación de unos campos de concentración que estuvieron llenos de sacerdotes y patriotas católicos polacos quizá sea llevar la frivolidad histórica un poco lejos.
«Polonia fue atacada y ocupada durante la II Guerra Mundial, por lo que está fuera de dudas que los polacos no fueron de ningún modo responsables del Holocausto», insistió Duda, quien recordó que durante el conflicto murieron «seis millones de polacos, de ellos la mitad judíos».
«Durante la guerra hubo países que colaboraron con los nazis, que actuaron como sus marionetas, pero Polonia siempre luchó contra la ocupación alemana y su población nunca se rindió», añadió.
Por lo demás, que una ley que, en esencia, es equiparable a la que tienen tantos países sea noticia se explica solo porque Polonia es culpable, en general, en un sentido muy parecido en el que Rusia, en general, o Trump, haga lo que haga, son culpables.
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