«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El presidente polaco renuncia a su reforma judicial horas después de presentarla

El presidente de Polonia, Andrzej Duda

La renuncia de Duda llega después de haber constatado que la reforma no saldría adelante en el Parlamento

Horas después de presentarla, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha renunciado a su propuesta de reformar la Constitución para, de ese modo, modificar el sistema judicial de su país; modificación que, pese a ser secundada por la mayor parte de la población, ha provocado una reacción aspaventera de Bruselas y de cierto sector de la sociedad polaca. La renuncia de Duda llega después de haber constatado que la reforma no saldría adelante en el Parlamento, pues tanto Plataforma Cívica (centrista) como Nowoczesna (liberales) se opondrían.

Esta reforma constitucional era la alternativa sugerida por el jefe del Estado a las reformas judiciales que había presentado el partido en el Gobierno, Ley y Justicia, que está encabezado por Beata Sdzylo. Así, las tres alteraciones propuestas concedían mayor poder al Ejecutivo en la designación de los jueces y fueron vetadas (dos de ellas) por Duda, quien, ha propuesto – y posteriormente desechado – una reforma por la que el Gobierno tendría menos que decir respecto a la elección de los miembros del consejo de la judicatura, que habrían de ser elegidos por dos tercios de la cámara legislativa.

Entretanto, las negociaciones entre Varsovia y la Unión Europea, infructuosas hasta el momento por el afán de la última de inmiscuirse en los asuntos internos de la primera, continuarán. Así lo ha manifestado, al menos, el vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Frans Timmermans: ‘Estamos dispuestos a seguir el diálogo en Bruselas o Varsovia’.

El diálogo, que es en verdad una demostración de fuerza de Bruselas, se remonta a 2016, cuando el Ejecutivo polaco promovió una reforma del Tribunal Constitucional del país. Una reforma a la se han sumado numerosas modificaciones del sistema judicial que le han servido a la Unión Europea como pretexto para atacar a Polonia. A finales de julio, en actitud manifiestamente exagerada, Timmermans llegó a expresar la disposición de la Comisión Europea de activar ‘inmediatamente’ el artículo séptimo de los tratados europeos, que prevé la suspensión del derecho a voto de un país en las instituciones comunitarias.

¿Disgusto con la reforma judicial  del Gobierno polaco?

Teniendo en consideración que Bruselas no ha arremetido contra España – país en el que la justicia también está politizada – y sí contra Polonia, podríamos concluir que la cuestión de la reforma judicial es un mero subterfugio para amenazar al Ejecutivo de esa nación. Y es que este país del Este es increíblemente incómodo para la Unión Europea: en él, el matrimonio homosexual no es legal (ni lo va a ser en un futuro próximo) y el aborto sólo puede perpetrarse en supuestos muy específicos (incesto, violación o malformación grave del feto).

Asimismo, Polonia ha mostrado su rechazo a la política de refugiados de la Unión Europea y forma parte del Grupo de Visegrado, esa unión de países críticos con la deriva de Bruselas.

El capote de Orban

Tras un encuentro mantenido con Szydlo en las postrimerías de la semana pasada, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, salió en defensa de Polonia. En este sentido, aseguró que cada país de la Unión Europea debe ser autónomo en lo que a gobernarse se refiere, prometió un frente común con Varsovia y tildó el proceso de la UE contra ésta de ‘inquisitorial’.

La UE no puede permitirse iniciar un proceso sobre el Estado de Derecho o amenazar con ello a cualquier país miembro. Lo que sucede con Polonia parece un proceso inquisitorial y Hungría nunca lo aceptará y nunca lo apoyará. Siempre será solidaria con los países a los que le pase lo mismo’, arguyó el mandatario húngaro, siempre contundente en sus aseveraciones.

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