Hassan fue incluido en un programa contra posibles jóvenes radicalizados, aunque según el documento entregado al comité de Asuntos Internos de la Cámara de los Comunes, no se siguió al detalle sus actividades.
La policía británica falló al evaluar el riesgo que suponía Ahmed Hassan, el terrorista que colocó una bomba en el metro de Londres en septiembre de 2017, según un informe publicado hoy por un comité del Parlamento británico.
Según ese documento, los encargados de analizar el peligro que representaba el joven se pronunciaron a favor de retirarlo de su lista de presuntos extremistas diez días antes de que dejara en un vagón de metro un artefacto que falló al explotar, pero que aun así provocó heridas a más de 30 pasajeros.
El informe subraya una serie de errores que cometieron tanto la policía como la administración del condado inglés de Surrey, que se hizo cargo de Hassan cuando llegó al Reino Unido como solicitante de asilo menor edad en 2015.
En marzo, un tribunal condenó al joven a cadena perpetua, con un cumplimiento mínimo de 34 años en prisión.
Funcionarios del Ministerio de Interior señalan en el documento remitido al comité de Asuntos Internos de la Cámara de los Comunes que no se tuvieron en cuenta los problemas de salud mental que había mostrado el joven, entre otros factores.
Pocos meses después de llegar al Reino Unido, con 16 años, Hassan reconoció a un funcionario de inmigración que había sido entrenado en Irak por yihadistas del Estado Islámico (EI).
A pesar de esas advertencias, las autoridades no contactaron con un experto de Interior para que contribuyera a evaluar la peligrosidad del joven, ni se estableció un plan riguroso para vigilar su evolución.
Hassan fue incluido en un programa contra posibles jóvenes radicalizados, aunque según el documento entregado al comité de Asuntos Internos de la Cámara de los Comunes, no se siguió al detalle sus actividades.
El joven desaparecía a menudo del centro de acogida donde vivía, pero los agentes de policía encargados del programa contra la radicalización no tuvieron en consideración esas ausencias, según el informe.
Durante el verano de 2017, los responsables del programa consideraron que Hassan había hecho progresos, y el 5 de septiembre sostuvieron que su caso podría ser cerrado en breve.
El 15 de septiembre, sin embargo, el joven hizo estallar un artefacto casero en un vagón de metro en la estación de Parsons Green, al suroeste de la capital británica.
La bomba estaba fabricada con 400 gramos del componente químico TATP y tenía el objetivo de provocar una «carnicería», sostuvo en su sentencia el juez del tribunal penal de Old Bailey al condenar a Hassan.
El artefacto no estalló con la potencia que el terrorista había previsto, pero generó una «enorme bola de fuego» en un vagón en el que había 93 personas.
El magistrado consideró que el joven es un «individuo peligroso y retorcido» que planeó el ataque «con una determinación despiadada y una eficiencia casi militar, al mismo tiempo que fingía ser un modélico solicitante de asilo».