No parece haber mucha luz al final del tĆŗnel. Nunca faltarĆ”n quienes nieguen que los problemas de escasez de dólares, corridas y fuga de capitales en Bolivia constituyan un desafĆo al que solamente se puede responder con ajustes y reformas estructurales, y que prefieran pensar que se explican por factores Ćŗnicamente coyunturales y fĆ”cilmente atajados con crĆ©ditos internacionales de corto plazo en cuanto la Reserva Federal deje de subir tasas de interĆ©s.
No es problema ni es extraƱo que esto suceda. El ciclo económico tiene distintas fases emocionales por las que el pĆŗblico atraviesa, y una de ellas es la negación. Sin embargo, aunque el objetivo no es convencer a nadie de lo que sucede, seguir aƱadiendo elementos que permitan seguir midiendo el tamaƱo, magnitud e intensidad del desafĆo, siempre ayuda.
Esta semana Luis Arce Catacora ha estado nuevamente presente en la ONU para participar en un foro sobre el agua, y no ha desaprovechado elĀ estrado para exigir –no pedir– por tercera vez consecutiva la condonación de laĀ deuda externa de Bolivia. Lo ha hecho en cada oportunidad que ha tenido para hacerse escuchar con la Comunidad Internacional desde que ha asumido el mandato.
El argumento de Arce ha sido, nuevamente, que los problemas del paĆs se deben al entorno internacional, que la culpa de la Ā«policrisisĀ» internacional es de los paĆses mĆ”s capitalizados, y que, por tanto, la pobre Bolivia debe ser indemnizada con la condonación de su deuda.
Si Arce tal vez hubiera planteado ante la ONU que el objetivo de obtener financiamiento es el de implementar reformas estructurales y no para rescatar su fallido y ruinoso modelo, habrĆa mayor predisposición para que sea escuchado y consiga lo que pide, pero la sola idea de financiar al oscuro rĆ©gimen plurinacional constituye ya no sólo un riesgo económico muy grande, sino tambiĆ©n polĆtico para las instituciones multilaterales tradicionales y los paĆses que las financian.
Peor todavĆa, el hecho de que Bolivia no haya condenado al rĆ©gimen de Ortega por la violación de Derechos Humanos en Nicaragua, que no haya condenado la invasión de Rusia sobre Ucrania, o de que se encuentre alineada no solo con Cuba y Venezuela, sino ademĆ”s Rusia, China e IrĆ”n, o de que, finalmente, en otras palabras, sea un paĆs enemigo de Occidente, hace que el FMI o el Banco Mundial simplemente miren hacia otro lado o planteen condiciones imposibles de asumir.
Hoy en dĆa el Banco Mundial y el FMI no solo exigen las condiciones tradicionales de reducir el dĆ©ficit fiscal, incrementar impuestos y devaluar la moneda nacional a cambio de su apoyo, sino tambiĆ©n la firma de clĆ”usulas paraĀ el respeto de losĀ Derechos Humanos y de tratados multilaterales como el Common Reporting Standard (CRS) con la OCDE para el intercambio automĆ”tico de información financiera y fiscalĀ para evitar el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo. Bolivia es uno de los muy pocos paĆses en el mundo que no ha firmado estos acuerdos, y por esoĀ tiene prĆ”cticamente imposible pisar las oficinas del FMI en Washington DC.
Es por eso que la publicación de un informe de Estados Unidos que llama la atención sobre la permanente y creciente violación de Derechos Humanos en Bolivia y el deterioro de la institucionalidad democrÔtica, deba ser un elemento importante a ser considerado al momento de realizar anÔlisis económicos prospectivos.
Peor todavĆa, el 16Ā de febrero, Rusia y Bolivia anunciaron que comenzarĆan aĀ realizar intercambios comerciales denominados en monedas nacionales, lo cual va en lĆnea con las conclusiones de las reuniones que esta semana hubo entre Xi Jinping y Vladimir Putin, como la deĀ abordar unaĀ siguienteĀ etapa en la implementación de una moneda comĆŗn respaldada por oro fĆsico, aunque sea parcialmente, con el objetivo de que el mundo vaya abandonando paulatinamente el dólar estadounidense como moneda internacional de reserva.
Se trate o no de una aspiración realista, Bolivia no hace bien en mendigar y rechazar dólares al mismo tiempo, mucho menos en colaborar con el conjunto de paĆses que se consideran enemigos del Imperio Yankee. El rĆ©gimen del MAS ha ido demasiado lejos.
Entonces, lo que resta es primero aceptar el hecho de que el gobierno de Arce ya no tiene manera de seguir estimulando la demanda porque se le ha caĆdo el financiamiento. Ahora, la demanda que antes se encontraba estimulada con un dólar artificialmente barato, tiene que volver inevitablemente a sus niveles naturales anteriores al estĆmulo. Esta es la etapa de liquidación o ahorro forzoso, cuando la gente trata de deshacerse lo antes posible de esos activos que adquirió durante el auge y que ahora cada vez menos gente quiere o no puede darse el lujo de tener.
¿Especulación? No, es la realidad que llama a la puerta, y hay que encontrar las mejores maneras de asumirla mientras sea posible.