El Gobierno de Jair Bolsonaro continúa relanzando la actividad económica y ha aprobado una reducción del 35% en el Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), una decisión que beneficiará a los productos nacionales y con la que se espera lograr una mayor seguridad jurídica en Brasil.
«Esperamos aumentar la competitividad de la industria, con menos impuestos y mayor producción», ha asegurado el Ministerio de Economía.
El IPI es un impuesto federal que grava aproximadamente 4.000 artículos elaborados en Brasil (electrodomésticos, automóviles, motocicletas, bicicletas, televisores, teléfonos móviles, aparatos de aire acondicionado, zapatos, ordenadores, etc).
El propio presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha agregado que la iniciativa «tiene efectos positivos sobre el Producto Interno Bruto (PIB)». Y ha mencionado la ampliación de la competitividad de la industria, la bajada de impuestos y el aumento de la producción y de los empleos.
La pasada semana, en la cumbre de jefes de Estado de Mercosur, Bolsonaro envió un mensaje en el que sostuvo que el mundo vive «un momento desafiante» y «necesita más comercio e inversión» para garantizar el trabajo, el poder de compra y calidad de vida de los ciudadanos.
A mediados del mes de julio, Bolsonaro aprobó en la Cámara de los Diputados brasileña un paquete de medidas sociales por valor de más de 7.600 millones de euros para ayudar a los brasileños a combatir la inflación. Entre las medidas aprobadas estaba el aumento del valor de la ayuda a las familias del programa Auxilio Brasil y una ayuda para camioneros de 1.000 reales brasileños (185 euros).
El plan también incluyó una ayuda para taxistas de 200 reales brasileños (37 euros) al mes hasta diciembre, la transferencia de vales de gas mensuales y la gratuidad del transporte público urbano para los jubilados.
