«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
UNA FIGURA DE CULTO PARA EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO EN LA REGIÓN

El allendismo y la mitología de la izquierda hispanoamericana

El expresidente chileno Salvador Allende. Europa Press

El allendismo -entendido como el culto al mito despertado en torno a la llegada al poder de Salvador Allende en 1970- es una corriente extendida a lo largo y ancho de Hispanoamérica. Socialistas, progresistas y comunistas de la región han llevado al mandatario chileno a un altar, encumbrándolo bajo la clásica figura del héroe trágico, un personaje que, sin más, estaba llamado a hacer grandes cosas pero que por los infortunios de la vida tuvo un destino que fue truncado abruptamente por terceros, dejando en el aire un «¿Qué hubiese pasado si…?» siempre promisorio, siempre conveniente.

Sin embargo, ese «¿Qué hubiese pasado si…?» en el caso de Allende no aplica. En cerca de tres años de Gobierno el personaje que nos ocupa tuvo suficiente tiempo y espacio para ejecutar su programa, y los resultados del mismo están a la vista. El Chile gobernado por el socialismo de principios de los setenta fue, por una parte, un caos económico de proporciones astronómicas y, por la otra, el caldo de cultivo para alimentar un estado de crispación permanente dentro de la sociedad chilena, dando cauce a un todos contra todos.  

Una serie de extraordinarios trabajos publicados en un especial de La Gaceta de la Iberosfera sobre la materia da cuenta de que el paso del exmandatario por el Ejecutivo llevó a Chile a un escenario de pre-guerra civil, en medio de la aplicación a troche y moche de un programa radical de izquierdas que sólo tenía como destino posible la depauperación en todos los ámbitos de la nación austral.

Sin embargo, la circunstancia de ser el primer jefe de Estado abiertamente simpatizante de la revolución cubana que llegó al poder en América Hispana por la vía del voto, no ha hecho sino acrecentar la leyenda de Allende dentro de los círculos de la izquierda que hoy se asientan sobre espacios como el Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla, entre otros.

Además, el hecho de que haya terminado sus días como los terminó, ha sido un elemento usado por estas mismas agrupaciones para reforzar un discurso en el que, a la par de unos nobles revolucionarios que quieren redimir a un pobre pueblo oprimido, siempre existen oligarquías nacionales e internacionales que arremeten contra los proyectos de «cambio» que se incuban en Hispanoamérica. Política y martirologio a la vez.

Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Miguel Díaz-Canel, Gustavo Petro, Gabriel Boric (por supuesto), Lula da Silva, Cristina Kirchner, Luis Arce y Andrés López Obrador han conseguido en Allende un referente para alimentar la leyenda de unos Gobiernos que, cuando fracasan (que es lo que ocurre la más de las veces), lo hacen porque están asediados por el poder de la derecha nacional e internacional. Esto, sin reparar en que, en la mayoría de los casos, estos personajes ni siquiera sostienen su poder en una estructura que respete los preceptos más básicos de un régimen democrático.

Basta leer lo que algunos de estos líderes han transmitido en la víspera de la conmemoración de los 50 años de la caída de Allende.

Por ejemplo, Lula da Silva señaló en la red social X que «Allende fue una víctima, por el ‘crímen’ de intentar hacer de Chile un país más desarrollado y más justo», mientras también aseveró que la fecha es propicia para «reafirmar la democracia como valor esencial para los seres humanos».

El dictador venezolano, Nicolás Maduro, precisó en la misma plataforma que Allende fue «víctima de un Golpe de Estado cobarde, auspiciado por el imperio yanqui y perpetrado por los traidores. Allende se fue a la inmortalidad luchando fusil en mano, por el derecho de los chilenos a reconstruir una patria de paz».

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, estuvo presente en acto organizado por Gabriel Boric para conmemorar los 50 años de la caída del mandatario izquierdista chileno. Sobre ello escribió en X que se trata de «un golpe que hundió a América Latina en la violencia», además de apuntar que «los hijos e hijas de Salvador Allende volvemos a triunfar gracias a los pueblos y no bajamos la bandera de la Justicia Social».

En Argentina el Centro Cultural Kirchner (CCK) efectuó el domingo una jornada especial para conmemorar la fecha en la que participaron poetas y cantantes de música popular, en un evento impulsado por el Ministerio de Cultura de Alberto Fernández.

El tirano Díaz-Canel también llegó a Chile con una delegación del Partido Comunista de Cuba para participar en la conmemoración organizada en el Palacio de la Moneda. En su cuenta en X dijo que Allende «cumplió el mandato de su pueblo al costo de su propia vida».

Salta a la vista que muchos de ellos son los mismos personajes que ayer, como Allende, en el nombre de los más altos y nobles propósitos, se han llevado por el medio a naciones enteras, sometiéndolas a la violencia estructural, la confrontación y el atraso.

En fin, se trata de una posición anclada en una mitología falaz. En el tributo a un personaje utilizado como mascarón de proa para dar rienda suelta a proyectos políticos que en general no sólo han sido ampliamente antidemocráticos, sino también antinacionales, en el sentido de ir en contra del verdadero desarrollo, la prosperidad y la felicidad de los pueblos de esos países que han pretendido gobernar.

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