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UNA OPERACIÓN MEDIÁTICA SURGIDA EN CUBA

El Foro de Sao Paulo pretende culpar a Lasso por el asesinato de Fernando Villavicencio

Una simpatizante del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio. Europa Press

Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, pasó cinco días en Cuba donde mantuvo reuniones con las principales autoridades castristas. Como es habitual, de los temas tratados, poco o nada se ha sabido con certeza.  

Al regresar a Venezuela y en su acostubrada rueda de presa de los lunes, Cabello se refirió al asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio: «Lamentamos profundamente los hechos de violencia en Ecuador, el asesinato de un candidato presidencial, el uso de la violencia en la política como arma, la eliminación de los adversarios. Terrible, terrible lo que está pasando en Ecuador donde ha habido un proceso de descomposición por muchas razones, pero sobre todo tiene que ver con quienes han gobernado en los últimos años». Es decir, la culpa del asesinato de Villavicencio es del presidente Lasso, según el dirigente chavista.

Cabello, deliberadamente, pasó por alto las amenazas a Fernando Villavicencio por parte de Rafael Correa y de Piedad Córdoba. También obvió que el fallecido candidato estuvo durante meses revelando con pruebas la corrupción del Socialismo del Siglo XXI, incluyendo los contratos de Correa con China, los oscuros negociados de Alex Saab y los manejos ilegales de financiamiento denunciado por Nicolás Petro —hijo del mandatario colombiano Gustavo Petro— a personeros del correísmo.

Inmediatamente después, todos los portales vinculados a Cuba repitieron la misma línea, aprovechando la denuncia de un candidato a la Asamblea del Ecuador de nombre Édison Carrillo, quien acusa al presidente Guillermo Lasso por el presunto delito de omisión dolosa en el asesinato de Fernando Villavicencio, así lo reseñó el canal de izquierda TeleSur.  

El medio, en su nota de prensa agrega además: «El pedido del aspirante a la Asamblea por el movimiento Amigo, Édison Carrillo, incluye al ministro del Interior, Juan Zapata y al comandante de la Policía, Fausto Salinas, por supuestas negligencias cometidas en la seguridad de Fernando Villavicencio». La misma línea editorial fue expresada por Radio Habana Cuba.

La agencia oficial argentina Telam, controlada por el kirchnerismo, fue aun más lejos e incluyó en su nota que Carrillo se refirió a un «magnicidio» y «crimen de Estado» cuya responsabilidad recae sobre el gobierno ecuatoriano; pero además destacó la opinión del ex presidente y profugo de la justicia, Rafael Correa, quien afirma que «fue un crimen político, para culparnos, perjudicarnos y evitar una victoria nuestra en una sola vuelta. Sacrificaron a un ser humano. No tienen límites ni escrúpulos. Clara implicación de la Policía».

La agencia oficialista cubana Prensa Latina estuvo a cargo de difundir la misma tesis por toda Iberoamérica, y muchos medios ajenos al socialismo tomaron la nota sin percatarse, quizá, que se trataba de una campaña del régimen cubano para desviar la atención de la responsabilidad de Correa —directa o indirecta— en lo ocurrido con Villavicencio.

La maniobra de Cuba y del Foro de Sao Paulo para señalar como culpable a Lasso del asesinato de Villavicencio no sólo busca desviar la atención de Rafael Correa, sino ocultar lo que es cada vez más evidente: los nexos del Socialismo del Siglo XXI con los asesinatos y con el narcotráfico. Prueba de ello es que el Foro de Sao Paulo sigue contando entre sus integrantes a Nicolás Maduro, jefe del Cartel de los Soles, por cuya captura agencias norteamericanas ofrecen 15 millones de dólares como recompensa.

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