«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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EL ELECTORADO OPTA POR LA CORRUPCIÓN

El Foro de Sao Paulo se hace con América sin oposición

Finalmente el Socialismo del Siglo XXI ha retornado “abiertamente” al poder en hispanoamérica. El “abiertamente” es muy necesario porque tanto de forma como de fondo, los elementos que componen ese particular modo de socialismo nunca se han ido desde que apareció, hacia fines del siglo pasado. Pero lo cierto es que hubo un amague de caída entre los años 2015 y 2016, con los gobiernos prochavistas expulsados del poder electoral.

El fatídico fracaso de quienes los reemplazaron y se alternaron en el gobierno de la región, eso que algunos con ignorancia y malicia llaman neoliberalismo o centroderecha, ha sido más que tratado acá (¿Hay lugar para la derecha en Sudamérica?) y acá: (¿Hay alguna salida del infierno socialista para Hispanoamérica?) y esos fugaces años que ni llegaron a lustro se desvanecieron primero en 2018 con la llegada a la presidencia de México de Andrés Manuel López Obrador, un personaje cuya característica principal no es su ideología sino su proverbial carencia de cualquier competencia moral o intelectual. Se abría la era de los payasos de mala calidad gobernando la región. Cayó luego Panamá, caminando de rodillas hacia el Foro de San Pablo, en el mismo año el kirchnerismo ganó por cuarta vez la presidencia de la mano de un hombre violento, inconsistente, ridículo e insolvente. Otro para la colección. 

Su ineptitud y corrupción son conocidos por el electorado que los reinsertó en el poder y son infinitamente más incompetentes

Al año siguiente, en 2020, el también vicario Luis Arce ganaba para Evo Morales la presidencia de una Bolivia que pocos meses antes lo había echado a patadas. A comienzos de 2021 otro títere de baja estofa se hacía con la presidencia de Perú: Pedro Castillo sumaba al país a las huestes comunistas. Luego Honduras eligió a Xiomara Castro y Chile a Gabriel Boric, ambos rancios activistas socialistas sin luces ni logros. De postre, en Colombia ganó Gustavo Petro quien directamente fue miembro del marxismo guerrillero. Ecuador está sumido en el mismo proceso terrorista que quebró a Chile y a Colombia y su destino es oscuro. La izquierda posee hoy a las economías más grandes de la región y es hegemónica cultural y económicamente. A excepción de Brasil, que pende de un hilo, el Socialismo del Siglo XXI impera desde Tijuana hasta Tierra del Fuego.

Pero esta vez no se trata de la misma oleada novedosa que iniciaba el ciclo filochavista a principios de los 2000. Todos y cada uno de los gobiernos y propuestas que han triunfado en este segundo ciclo tienen dos características: su ineptitud y corrupción son conocidos por el electorado que los reinsertó en el poder y, en segundo lugar, son infinitamente más incompetentes, patéticos y grotescos que sus antecesores. Resulta paradójico que el Foro de San Pablo haya sido tan exitoso como para minar gobiernos y ganar elecciones, pero que a la vez no haya podido encontrar mandatarios que no parezcan un cotolengo.

La región, al igual que sus líderes, está también mucho peor que a comienzos de siglo: más pobreza, más violencia, más deuda, más desesperanza. Las elecciones regionales, además de poner a la cabeza a estos payasos, han tenido como factor común una participación cada vez más escasa lo que demuestra una progresiva repugnancia y hastío. Los movimientos sociales que ni siquiera están atados al escrutinio de las urnas ganaron poder y cantidad de esclavos. Los identitarismos indigenista, sexual y feminista manejan la agenda cultural, académica y periodística. Los mandatarios están, además, sujetos a las presiones de los organismos supranacionales en materia sanitaria, alimentaria y energética. Instintivamente los latinoamericanos saben que elegir, lo que se dice elegir,en este marco es imposible. La democracia americana es, hoy, su propio fraude.

De manera tal que lo que tenemos a la fecha en el Nuevo Continente es un enorme, violento, reaccionario y alborotado giro conservador. ¿Qué se quiere conservar? El proyecto de la Patria Grande y Socialista, el guiso de miseria y muerte forjado en la isla de Cuba y perfeccionado en El Helicoide, el Leviatan Nuestroamericano obeso y corrupto cuyo pus ya no despierta ni siquera la repugnancia del gobierno de EEUU. Se quiere conservar el sueño chavista a como dé lugar y cueste lo que cueste.

Actualmente son los dueños de la calle, con la suficiente organización y financiación como para voltear a cualquier gobierno constitucional

La realidad es que en estas dos décadas nunca se detuvo la migración de los empleados privados al empleo público, no se detuvo el narco ni retrocedieron las organizaciones criminales ligadas a él. Tanto así que en cada uno de los gobiernos socialistas del nuevo ciclo hay porcentajes mayoritarios de aderentes al terrorismo de antiguo o nuevo cuño. Tampoco se detuvo el adoctrinamiento educativo, ni un solo minuto. Esta impunidad permitió que en todos los gremios docentes creciera la militancia identitaria, resentida, inculta. Quienes educan a las nuevas generaciones de americanos son, mayoritariamente, un conglomerado de enajenados.

Las organizaciones supranacionales y el creciente oenegeismo soviético atentaron sin pausa contra la industria que podría sacar a estos países de su endémica pobreza: transporte, agroindustria, minería, pesca, o cualquier cosa que pudiera generar riqueza genuina, fue puesto en tela de juicio . Los movimientos sociales se encargaron de generar auténticos ejércitos de dependientes de la dádiva tercerizada. Actualmente son los dueños de la calle, y la herramienta capaz de generar levantamientos con la suficiente organización y financiación como para voltear a cualquier gobierno constitucional. Los partidos políticos alineados con el Foro de San Pablo conservaron su caudal de votos, su poder en el aparato del Estado y en la agenda política, lo suficiente como para acobardar a la turbia estructura judicial. La desazón tiene sentido.

Votan con odio para que se vaya el que está, el que les mintió recién para que sea reemplazado por el que les mintió antes

Chávez, Morales, Correa, Lula o Kirchner sembraron su simiente en toda la estructura del Leviatán, dejaron los cortafuegos instalados. Nadie pudo ni quiso desmontar su agenda, y sólo fueron necesarios los inexorables traspiés de los débiles gobiernos de Macri, Piñera, o Duque para que salieran a dinamitarles el poco poder que tenían. No se necesitaba más, el poderoso sistema inmunológico del chavismo hizo lo suyo y en poco tiempo cayeron como moscas.

De nuevo en el poder, esta versión extendida pero degradada del Socialismo local no ha podido escapar, por fortuna, del creciente desprecio por la clase dirigente y de la ridiculización de sus cosmogonías. Ya nadie cree en ellos, en sus recetas ni en sus intenciones. Siguen usando sus consignas polvorientas: renta universal, reforma agraria, manipulación informativa, felicidad instantánea, igualitarismo a cualquier costo, vivir con lo nuestro. Todo sostenido mediante un gasto público que hace tiempo traspasó los límites de la racionalidad. Nadie cree en Castillo, en Fernández, en Boric o en Arce, sus niveles de aprobación son lastimosos. ¡Pero los votan igual! Sí. Cada vez menos gente y con menores expectativas, pero sí. Votan con odio para que se vaya el que está, el que les mintió recién para que sea reemplazado por el que les mintió antes, que se vaya el que los encerró y que regrese el que los robó. El último que tuvo la manija recibe más odio, pero todo eso es circular, y el espanto se acumula.

Van por la entrega y sumisión total a los planes expansivos del Partido Comunista Chino, único jugador mundial que les puede dar fondos frescos

La izquierda latinoamericana sufrió una envilecida degradación, los mandatarios actuales son más ridículos que sus propios memes. No son la izquierda de los 70, ni siquiera son la banda venal de los 2000, hoy son un adefesio incapaz de huir de los papelones, son personajes sin carrera, sin familia, sin amigos, de dudosa salud física o mental, no despiertan pasión ni respeto. El nuevo ciclo del Foro de San Pablo está construido con las sobras del anterior, con menos plata y más desconfianza. No es un ciclo vital, es un ciclo reaccionario-conservador temiendo el desamparo del poder. 

A este nuevo ciclo del conservadurismo chavista le queda poco y nada por repartir y nulo capital político. Le queda una región miserable y descompuesta, así que es  de esperarse que a toda velocidad intente rapiñar lo que pueda, vale decir, el fondo de la olla. El nuevo ciclo no es sofisticado ni tiene tiempo, de forma vertiginosa va a ir contra las Constituciones nacionales, todas ellas son una molestia. Van a ir por la “plurinacionalidad”, constructo ficcional que nadie entiende pero que abre la puerta a derivaciones fatales como puede ser un megaestado narco hiperconectado geopolíticamente. Van por la entrega y sumisión total a los planes expansivos del Partido Comunista Chino, único jugador mundial que les puede dar fondos frescos a una clase dirigente adicta. China para la región es el cajero automático dentro de un casino lleno de ludópatas. Van por el poder sectorizado para el terrorismo integrista. Van por la descomposición de las relaciones interpersonales y familiares. Van por la carroña.

Hoy, los resultados están a la vista. Sólo queda el Socialismo del Siglo XXI dando la batalla por permanecer vivo

¿Es esto lo que quiere el votante argentino, colombiano, chileno o peruano? Es una pregunta amañada. Todo el sistema electoral está amañado en el fondo. Los votantes no tienen opciones válidas, nada que les inspire la mínima confianza. Los votantes están en otra, viendo como se les escurre su modo de vida. Los votantes ya vieron que las oposiciones son impotentes a esta altura, en estos años de decadencia eso tampoco ha cambiado. La política “no chavista” no produjo ni un cambio de estrategia, ni un aprendizaje mínimo de los casos venezolano o chileno. Las oposiciones son, con sus variantes, un avestruz que no deja de hundir la cabeza en sus pleititos internos. No hay programas, no hay ideas, no hay filosofía, no hay diagnóstico, no hay geopolítica, no hay alma. Solo el afán  de sostener su sistema de vida y de procurarse un lugar, aunque sea marginal, a la sombra del Estado, mientras aguante.

Preguntábamos hace unos meses si había lugar para las ideas de la libertad y los valores de la dignidad en América y sosteníamos que jugando al juego de decadencia socialista sólo era dable perder. Hoy, los resultados están a la vista. Sólo queda el Socialismo del Siglo XXI dando la batalla por permanecer vivo, tratando de conservar su lugar aunque para ello extermine su propio espacio vital. El Leviatán nuestroamericano se defiende sólo de su propia decrepitud, porque la realidad es que nadie lo está atacando.

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