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DAN LA ESPALDA A LOS PROBLEMAS REALES DEL PAÍS

El Parlamento de Ecuador, dominado por la izquierda, condena el ‘bloqueo’ a Cuba

Asamblea Nacional de Ecuador. Europa Press

La inseguridad, la violencia en las calles, la falta de empleo y la inflación priman entre las preocupaciones de los ecuatorianos. Pero los legisladores que deberían ser la voz del país sudamericano tienen otras prioridades. En lugar de afrontar la realidad, combaten una ficción. El Pleno de la Asamblea Nacional votó a favor de una resolución contra el “bloqueo” en Cuba, a pesar de que este no existe.

En teoría, los legisladores que votaron a favor en esta materia alegan luchar contra los abusos cometidos en contra de los Derechos Humanos. Sin embargo, pasan por alto los atropellos del régimen comunista de partido único que bloquea el progreso de los cubanos.

El bloqueo es un mito

En Cuba no hay un bloqueo internacional, lo que hay en la isla es un embargo. Aprobado éste una vez que el régimen comunista expropió bienes de su vecino americano y luego de los cubanos que escaparon, a menudo en balsas. Pero bloqueo nunca hubo ni hay.

Como el socialismo no produce sino que distribuye, por décadas Cuba se alimentó de la Unión Soviética. Cuando esta cayó Fidel Castro creó el Foro de Sao Paulo junto a sus aliados ideológicos. Desde allí se alimentó del dinero de Brasil y el petróleo de Venezuela. Y el negocio se mantuvo luego de la muerte de Fidel. Hasta el gerente de Odebrecht admitió que los 957 millones de dólares del Puerto de Mariel fueron entregados por Lula Da Silva con sentido prioritario.

Pero con el triunfo de Jair Bolsonaro Lula perdió el financiamiento de Brasil. Y no solo eso, perdió el dinero que entregaba Brasil como garante ante organismos internacionales. Desde agosto del 2018 (el último año de los aliados de Lula en el poder), Cuba le debe al BNDES 17,4 millones de dólares en cuotas vencidas. Aunque “El Gobierno de Cuba se ha mostrado solícito, abierto a buscar soluciones”, “alega que, por cuenta de cuestiones climáticas y financieras, no ha tenido la capacidad de honrar totalmente los pagos”.

Sin embargo, los legisladores del Ecuador pasaron por alto todos estos datos. Y obtuvieron los votos necesarios para respaldar al régimen comunista cubano con una mayoría simple: 75 votos afirmativos 28 negativos y 17 abstenciones. Considerando que el 70 % de los legisladores son de izquierda, esto no fue difícil de lograr.

“Resolvió ratificar la solidaridad y el apoyo a la República de Cuba en su ingente batalla contra el bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos”, dice el texto en la página oficial del Poder Legislativo ecuatoriano.

También exhortó “a las autoridades de los Poderes Ejecutivo y Legislativo de Estados Unidos que cesen, de manera inmediata, la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, así como otras sanciones económicas impuestas a ese país”.

Los legisladores que votaron a favor pretenden lograr el respaldo del Ejecutivo y de todo el Gobierno. Solicitan al presidente de la República, Guillermo Lasso y a las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores “que mantengan la posición histórica del Ecuador y votar a favor de la resolución que presentará Cuba, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la necesidad de poner fin al bloqueo”.

De acuerdo al proponente de la resolución, el asambleísta Blasco Luna, esta tiene como fin expresar la solidaridad y apoyo al pueblo cubano. Asegura que más allá de las ideologías políticas, se debe rechazar la violación a los derechos humanos. “Lo que viven los hermanos cubanos a causa de este bloqueo económico y comercial es una muestra flagrante y sistemática de esta violación de derechos”, agregó.

Por su parte Gissella Molina, quien acusa haber sido víctima de un intento de asesinato por parte de movimientos indigenistas, llevó el reclamo a la realidad ecuatoriana. Puso el acento en cómo las universidades del Ecuador están tomadas por maestros cubanos. Sus comentarios generaron fuertes reacciones. Pero lo cierto es que expone cómo y cuánto la infiltración cubana ha incidido en el ámbito académico hasta cosechar en la política.

La misma asambleísta es testimonio fiel respecto a cómo dicha ideología influye para tratar a los ciudadanos con desigualdad ante la ley. Fiel al Che Guevara, que decía que el debido proceso es un “fetiche burgués”, Molina fue víctima de la “justicia revolucionaria” recientemente. Reprocha cómo al ser montuvia -etnia propia de la costa ecuatoriana- no está sujeta a la “justicia indígena”. Sin embargo, acusa que arremetieron contra su vida por no apoyar el intento de destituir al presidente Lasso. Pues denunciaba que esta maniobra rompía el Estado de derecho y era funcional a los planes del prófugo Rafael Correa. Cabe aclarar que tampoco votó en contra, sino que se abstuvo.

Desde el bloque oficialista, el BAN, alianza en unidad con el partido de gobierno, el jefe de bancada Juan Fernando Flores se opuso a la resolución favorable al régimen cubano. También el legislador Jorge Pinto exclamó sobre los abusos cometidos por el régimen comunista de partido único en Cuba.

La Gaceta de la Iberosfera se comunicó con el legislador Jorge Pinto quien apunta contra el socialismo del siglo XXI por proteger a sus aliados ideológicos.

¿Cómo esta resolución da la espalda a las necesidades de los ecuatorianos?

“Primero le da la espalda a pueblo cubano porque no ataca el problema medular que es la dictadura devastadora por más de 60 años, mientras nuestros hermanos cubanos sufren hambre y pobreza extrema, los dictadores se pasean en yates de lujo y enriquecen a sus familias.
Deja un precedente que en nada favorece a los ecuatorianos ya que reconoce a una dictadura como legítima y ataca a quienes la combaten”.

En vista que el bloqueo no es real, ¿Qué fin tiene esta resolución desde lo político e ideológico?

“La única intención por parte de UNES es normalizar los abusos contra el pueblo cubano, donde a quien protesta pacíficamente contra el régimen dictatorial le pueden dar hasta 30 años de cárcel o peor, lo desaparecen. Es una estrategia geopolítica para normalizar las dictaduras y abusos de gobiernos comunistas”.

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