«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
PARTICIPARON EN LA DICTADURA DE ORTEGA EN LOS OCHENTA

El «sandinismo disidente»: el engañoso sector que busca liderar a la oposición en Nicaragua

Humberto Ortega, una de las principales figuras del sandinismo disidente. Twitter

Tras cinco aƱos de las protestas de abril de 2018, que el rĆ©gimen de Daniel Ortega desmanteló a sangre y fuego, persiste la crisis en Nicaragua y por ahora no se vislumbra una salida que lleve al fin de la dictadura sandinista, con una parte de la oposición en el exilio — entre ellos los liberados en febrero junto a los siete precandidatos presidenciales —, y la otra en Nicaragua, neutralizada por la ola represiva del rĆ©gimen que gobierna a travĆ©s de la polĆ­tica del terror.

Estados Unidos apuesta que con la salida de los disidentes liberados se logre la unidad del bloque opositor, un esfuerzo hasta ahora infructuoso debido a intereses personales y la presencia de sectores del sandinismo ortodoxo que gobernó con Daniel Ortega durante la primera dictadura sandinista, que pretende ignorar los asesinatos, crímenes de lesa humanidad, torturas, cÔrcel, exilio y expropiaciones cometidas en esa época.

Este último grupo hoy se atribuye la representatividad de la oposición ante la comunidad internacional; algo que genera desconfianza y rechazo de la población que no apoya al sandinismo por los abusos a los derechos humanos cometidos en la década de 1980.

Las dos dictaduras sandinistas han mantenido el mismo comportamiento de abusos en contra de los nicaragüenses. Sus líderes se han enriquecido al amparo del cargo público.

Tras el retorno al poder en 2007, Ortega ha logrado consolidar su dictadura a través del apoyo incondicional de la Policía Nacional a cargo de su consuegro, el comisionado general Francisco Díaz, que enfrenta sanciones por violaciones a los derechos humanos; y el respaldo del Ejército a cargo del general Julio César Avilés, sancionado por Estados Unidos por negarse a desmantelar los grupos paramilitares organizados por Ortega, en clara a la violación a la Constitución de la República y en complicidad con el dictador.

Cuestionado liderazgo

El sandinismo disidente se opone a Ortega, pero no a su ideologĆ­a sandinista, cuyo origen se inspiró en el marxismo-leninismo y ese es otro de los factores que genera desconfianza en la población. El apoyo de sectores que se identifican como ā€œdemócratasā€ y ā€œliberalesā€, que argumentan que la lucha es contra la dictadura de Ortega, y que las diferencias ideológicas se resolverĆ”n una vez que caiga la dictadura, tampoco ha tenido receptividad en la población.

Estos sectores de la izquierda ā€œrevolucionariaā€ que buscan llegar al poder, interesados en la continuidad del sandinismo, cuentan tambiĆ©n con el apoyo de la izquierda europea, de algunos paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, sectores en Washington vinculados al Partido Demócrata y hasta algunos republicanos.

Pese a ese apoyo y a la baterĆ­a mediĆ”tica con la que cuenta el llamado sandinismo disidente que ubica a sus representantes como los ā€œlĆ­deresā€ de la oposición, tampoco terminan de convencer a buena parte de los nicaragüenses, y fragmenta mĆ”s a la nación que no quiere la continuidad del sandinismo despuĆ©s de 40 aƱos de destrucción de las familias y de una nación que fue prospera antes de la llegada del FSLN al poder, en tiempos que gobernó el rĆ©gimen somocista. Esa situación termina favoreciendo al rĆ©gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Otro aspecto que genera desconfianza es que el principal operador entre el llamado ā€œsandinismo oficialista y el sandinismo no orteguistaā€, es el hermano de Daniel Ortega, el general en retiro Humberto Ortega, que aboga por el ā€œaterrizaje suaveā€ del rĆ©gimen de su hermano y la ā€œcohabitaciónā€, una prĆ”ctica de ā€œperdón y olvidoā€ a la que se acostumbró el sandinismo: ā€œmatar y perdonarā€ a travĆ©s de amnistĆ­as.

El exjefe del Ejército, radicado en Costa Rica, es señalado de crímenes de lesa humanidad por casos como el operativo militar conocido como la Navidad Roja, en 1983. Fue el desalojo de 42 comunidades indígenas miskitas. Un caso en el que también estarían involucrados miembros de Unamos, antes Movimiento Renovador Sandinista (MRS), cuyos fundadores gobernaron con Ortega durante el primer régimen sandinista, entre ellos, el comandante de la revolución, miembro la dirección nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), viceministro del Interior, y fundador de la tenebrosa Seguridad del Estado, Luis Carrión Cruz, a quien se le ha observado en Washington representando a la oposición.

En la operación de la Navidad Roja, el Ejército expulsó a mÔs de ocho mil miskitos, quemó sus casas y sus cultivos, hubo desapariciones forzadas y fusilamientos, así lo reveló en un testimonio en Boston el padre José Wolf, sacerdote estadounidense que trabajaba con los miskitos.

ā€œEse 23 de diciembre de 1981, fui testigo ocular del desaparecimiento de 23 personas, y para no dejar huellas los fusilaron en el rĆ­o Coco, el cual es fronterizo con Honduras: quisieron ocultar al pueblo esa verdad que estĆ” allĆ­ y nadie ha pagado por esa masacreā€.

ā€œDespuĆ©s de 24 horas los cuerpos empezaron a flotar en el rĆ­o y los familiares a recuperar los cadĆ”veres para darles cristiana sepulturaā€, revelan documentos de la Biblioteca del desaparecido expresidente Enrique BolaƱos.

De acuerdo con reportes periodĆ­sticos de la Ć©poca, un total de 35 personas fueron ejecutadas y enterradas en una fosa comĆŗn. El EjĆ©rcito atribuyó a la ā€œContraā€ – el grupo irregular integrado por campesinos que luchaban contra el rĆ©gimen sandinista – el ataque y a soldados miskitos. Aunque la cifra de crĆ­menes contra los miskitos se estima que es mayor.

Otros de los implicados son el ex vicepresidente Sergio RamĆ­rez Mercado y Daniel Ortega Saavedra, que aprobaron la Ley de AmnistĆ­a nĆŗmero 42, para ā€œperdonarseā€ los crĆ­menes cometidos por el rĆ©gimen contra los miskitos a quienes acusaban de apoyar a la ā€œContra.

La Ley es considerada una burla porque precisamente fue para ā€œperdonarā€ a las vĆ­ctimas y no a los victimarios, autores de la masacre. Es la misma estrategia que nuevamente empleó Daniel Ortega con la ley de AmnistĆ­a aprobada en 2019, tras las protestas de abril, con la que ā€œperdonĆ³ā€ y liberó a centenares de presos polĆ­ticos.

Las protestas de abril dejaron mÔs de 355 muertos por la represión del régimen de Ortega, centenares de presos políticos sometidos a crueles torturas, mÔs de 2 mil heridos, y provocó el exilio de miles de nicaragüenses.

ā€œSe concede amnistĆ­a a todos los ciudadanos nicaragüenses que, con motivo de los sucesos ocurridos en la ribera del RĆ­o Coco, o de cualquier otro suceso que se haya vivido en Zelaya Norte desde el primero de diciembre de 1981 a la fecha y se hayan visto involucrados en hechos delictivos como consecuencia de la situación de agresiónā€, dice la Ley de AmnistĆ­a aprobada en 1983, por Daniel Ortega, Sergio RamĆ­rez Mercado y Rafael Córdoba Rivas.

Encubrimiento

Al sandinismo no le conviene perder el poder. Siempre van a encubrir los crĆ­menes cometidos en la dĆ©cada de 1980. El llamado sandinismo disidente identifica al rĆ©gimen de su excamarada como ā€œorteguismoā€, en un intento por tomar distancia y busca que solo sean investigados los crĆ­menes cometidos durante el periodo del Gobierno actual, que Ortega usurpa.

La mayorĆ­a de los medios vinculados al sandinismo disidente no hablan de los crĆ­menes de la primera dictadura: es un tema vetado. El objetivo serĆ­a olvidar ese oscuro pasado, que miles de familias de asesinados, desaparecidos, expropiados y en el exilio, no olvidan.

Los excamaradas de Ortega apuestan por la continuidad o el ā€œrescateā€ del sandinismo, la imposición de la llamada agenda globalista y la ideologĆ­a de gĆ©nero que promueve la izquierda, que cada vez toma auge en una región gobernada en la mayorĆ­a de paĆ­ses por el socialismo.

Sin embargo, pese a la influencia del sandinismo, Nicaragua sigue siendo un paĆ­s con profundas raĆ­ces religiosas.

La otra parte que contribuye a que el sandinismo avance en su agenda, la creación de oenegés en el exterior, la captación de fondos de organismos y de gobiernos, es la falta de organización de sectores del antisandinismo, que han sido infiltrados por operadores del sandinismo. Lo cierto es que, cinco años después de la masacre de abril, ningún grupo puede atribuirse el liderazgo de la oposición en el país centroamericano.

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