Juntos por el Cambio (JxC) camina sobre una delgadísima capa de hielo a punto de quebrarse. La coalición llegó a la elección del domingo con la lengua afuera, en plena anarquía, y el pésimo resultado del escrutinio acrecentó, en las últimas 48hs, una debacle que hasta el domingo pasado estaba maquillada por la campaña. Juntos por el Cambio (JxC) es una coalición de partidos que llevó a Mauricio Macri a la presidencia y se formó uniendo al PRO, partido creado por Macri, junto con el centenario partido Unión Cívica Radical (UCR) y al partido centroizquierdista creado por Elisa Carrió Coalición Cívica (ex ARI). Estas tres patas principales además sumaban varios partidos pequeños de todo el arco ideológico.
Luego del fracaso de la candidatura de Patricia Bullrich, la debilitada amalgama que los mantenía unidos ya no resiste el desfile de egos, iras y desconfianzas. Hace pocas horas Patricia Bullrich y su candidato a vice, Luis Petri, dieron una conferencia de prensa donde anunciaron su apoyo a Javier Milei de cara al balotaje del 19 de noviembre. Lo hicieron adelantando una serie de reuniones y conversaciones que el resto de los líderes partidarios querían establecer previo a la toma de posición. La cúpula de la Unión Cívica Radical (UCR) se reunió en su Comité Nacional para formalizar su posición de neutralidad en la pulseada entre el ministro de Economía, Sergio Massa, y el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei.
Por su parte, Bullrich y Milei se reunieron el martes por la noche en la casa de Mauricio Macri y los tres acordaron que lo más importante era derrotar al kirchnerismo. Después de esa charla, suspendieron la cumbre con los líderes del PRO que tenían prevista y «primerearon» audazmente su apoyo al libertario para dominar la discusión pública dejando al resto de los dirigentes como meros reaccionarios ante los hechos consumados. «Esperemos que esto no signifique una ruptura del diálogo interno, sino todo lo contrario, que fortalezca a JxC», sostuvo Bullrich que además señaló «con Javier Milei tenemos diferencias, no las ocultamos. Sin embargo, nos encontramos ante el dilema de continuidad o cambio. La mayoría de los argentinos eligió un cambio y nosotros representamos ese cambio, no podemos ser neutrales. Tenemos que aunar fuerzas para un objetivo superior. Cuando la patria está en peligro, todo está permitido excepto no defenderla«, subrayó citando al general San Martín. Mientras esto ocurría, posteaba en X una especie de acuerdo programático, al tiempo que Milei publicaba un meme en el que los animalitos que los representan a ambos se abrazaban.
Esta conferencia enloqueció al sector radical. «Macri está feliz. Es lo que quería desde el principio. Quería joderle la vida a JxC, joderla a Patricia y terminar junto a Milei. Eso es lo que él quería» fue la frase del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que dio a entender que tanto el fundador de Pro (Macri) como su actual presidente (Bullrich), están fuera del espacio. También destacó que la determinación de Bullrich fue inconsulta. «Ni siquiera me llamó por teléfono para avisar de su oposición. Ella no es quien para hablar en representación de los más de seis millones de votantes que tuvimos». Si bien se declaró neutral, el mandatario norteño ironizó: «Capaz habrán hecho un nuevo frente. No sé qué habrán hablado anoche. Se ve que acordaron muchas cosas, lo que me suena raro. Y tengo claro que la patria va a estar más en peligro con ella y Milei«, dando un nuevo significado al concepto de «neutralidad». Esa misma postura adoptó la Coalición Cívica, cuya líder Carrió no ahorró ácidas críticas para Mauricio Macri, el político al que le debe el pulmotor que sostuvo su extinta carrera política los últimos años.
El presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales sostuvo que «Sergio Massa es tan responsable como Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner del estado del país, de su empobrecimiento, del proceso inflacionario, la corrupción y del deterioro social y económico de Argentina”, pero agregó que «el extremismo demagógico de Javier Milei se encuentra en las antípodas de nuestro pensamiento. Su plataforma política y la violencia que se desprende de sus palabras y gestos, atentando siempre contra la convivencia, no tienen nada que ver con nuestro partido. Jamás podríamos tener nada que ver con su espacio«. Según los radicales, la conferencia de Bullrich y Petri fue una «jugada fallida» y destacaron que su fortaleza como partido son los gobernadores «que ganaron y deben gobernar».
Los apuros en tomar definiciones comenzaron ayer, cuando muchos referentes radicales anticiparon que el radicalismo debería respaldar a Massa, a la espera de escuchar las promesas y espacios que el kirchnerista ofrecería en vistas a «conformar un Gobierno de unidad nacional», incluso algunos rumores sostenían que Massa le habría ofrecido ya a Larreta la jefatura de gabinete. El destacado dirigente radical Ernesto Sanz, que supo ser muy cercano a Macri, no escatimó leña al fuego y anticipó el seguro quiebre de JxC ante un apoyo explícito a Milei diciendo: «La coalición está compuesta por distintas partes y si las partes no tienen vocación de seguir juntas, es obvio que se rompe». Y agregó: «Las coaliciones, como los partidos políticos, no están diseñadas para vivir eternamente. Viven lo que sus miembros quieren».
Los gobernadores de JxC se apuraron a organizar una cumbre propia para mostrarse como un bloque sin fisuras preocupado por la gestión. «Los que gobiernan tienen votos, responsabilidad de gestión y la obligación de construir gobernabilidad en sus provincias», dijeron buscando formar una especie de «liga», como la tienen los mandatarios provinciales peronistas para negociar sus acuerdos locales. En la otra vereda, algunos dirigentes macristas de los denominados «halcones» como Javier Iguacel, Francisco Sánchez y Waldo Wolff (estos últimos firmantes de la Carta de Madrid) ya avisaron, antes de cualquier reunión, que acompañarán al candidato de La Libertad Avanza porque el objetivo es terminar con el kirchnerismo, más allá de la postura unificada del partido al respecto.
Horacio Rodríguez Larreta y Marcos Peña (mano derecha de Macri en su presidencia) dejaron trascender que no optarían entre Milei o Massa, pero que si Macri y Bullrich apoyaban al libertario sería muy difícil la convivencia en el partido. Rodríguez Larreta jamás tolerará un acercamiento a Milei, cosa que hizo saber durante toda la campaña. Larreta tiene una relación de amistad muy cercana con Massa desde hace décadas. Una postura similar tienen María Eugenia Vidal y Diego Santilli, todos dirigentes históricos del PRO sin los cuales el partido perdería su continuidad política como la conocemos. Vale decir que no sólo se estaría rompiendo irremediablemente JxC, sino que también se rompería el mismísimo PRO, lo que es una conjetura muy probable en este escenario.
Macri por su parte sostuvo las ideas de Milei al comienzo de su carrera, pero en la gestión las fue negociando con su entorno mucho más centrista y hasta socialista en algunos casos. Pero durante toda la campaña electoral pareció haber vuelto a sus fuentes y coqueteó con el libertario, lo que implicó tensiones en JxC y con la propia Bullrich. Pero lo más importante es que tiene enormes diferencias políticas y personales con Massa. Macri convocó a Massa al comienzo de su presidencia y el kirchnerista mordió la mano que le dio de comer, para sorpresa de nadie, y desde entonces la relación es pésima.
La discusión sobre los apoyos de cara al balotaje tiene varias aristas. Si bien es cierto que los políticos no son dueños de los votos de la gente, que un dirigente de peso anuncie a qué espacio va a apoyar es importante porque apunta a la famosa gobernabilidad, que fue eje de la campaña en virtud de la crisis cívica, social y económica que vive el país. Tal es el grado de crispación sobre este tema que en las últimas horas se ha producido un fuerte choque entre miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación por los apoyos escandalosos a los candidatos presidenciales. El juez de la Corte Ricardo Lorenzetti salió a cruzar al presidente de la Corte, Horacio Rosatti, que dijo que esperaba que el próximo Gobierno fuera de unión nacional, en línea con lo expresado por Sergio Massa, y que además criticó en reiteradas ocasiones a Javier Milei. En una nota que se hizo pública Lorezentti dijo que era «inaceptable» un alineamiento con la posición de Massa, afirmó que «el ‘populismo judicial» es inapropiado como modelo judicial y que los dichos de Rosatti son «panquequismo jurídico».
Finalmente, el candidato a presidente por Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, también tuvo una agenda de varias reuniones con dirigentes y con los gobernadores peronistas con el objetivo de analizar la nueva estrategia rumbo a la segunda vuelta del 19 de noviembre. Los mandatarios provinciales fueron claves en la recuperación de Massa junto al peronismo bonaerense, ya que movieron toda la maquinaria clientelar a modo de leva moderna, lo que aportó una fuerte tracción de votos. La victoria de Massa del último domingo produjo un nuevo equilibrio de fuerzas en el mapa político, con una recuperación descomunal del peronismo en más de la mitad de las provincias y un estancamiento de Milei respecto a las últimas PASO, cuando la fuerza del libertario había pintado la Argentina de resultados positivos en 16 de los 24 distritos.
Se vislumbran días frenéticos en los reacomodamientos entre cúpulas y élites de la política. Queda saber, entre tanto, cómo soportarán los argentinos un nuevo tramo de contienda electoral mientras la inflación mensual supera el 12%, la economía está estancada y el miedo y la incertidumbre son la moneda corriente de una atmósfera de hartazgo irrespirable.