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ALIANZA ENTRE XI JINPING Y NICOLÁS MADURO

La vicepresidente de Venezuela llega a China para fortalecer la «hermandad y cooperación»

La vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez, llega a China. Twitter

La vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez, llegó el martes junto a una delegación de funcionarios chavistas a China, con el objetivo de estrechar las «relaciones bilaterales de hermandad y cooperación» con el país asiático.

Venezuela y China sostienen una relación bilateral que se ha prolongado por casi 5 décadas, pero que durante los últimos 24 años se ha intensificado especialmente, dada la intención de Hugo Chávez y Nicolás Maduro de convertirse en un aliado fundamental del gigante oriental en Sudamérica.

Dicho vínculo ha permitido a Pequín contar con un socio geopolítico estratégico en la región y a Caracas cimentar un gran número de acuerdos que han proporcionado financiamiento al régimen chavista, en un contexto en el que ambos países comparten una agenda de confrontación contra los Estados Unidos y Occidente.

«Delcy Rodríguez arribó a la República Popular China, en nombre del presidente Nicolás Maduro, para fortalecer las relaciones bilaterales de hermandad y cooperación con esta nación», señaló la Vicepresidencia de Venezuela a través de su cuenta oficial en la red social X.

En junio el Parlamento venezolano, controlado por el chavismo, celebró el 49 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Venezuela. Durante la plenaria la diputada oficialista María Carolina Chávez resaltó la visión compartida de ambas naciones por construir un orden mundial «multipolar», al tiempo que aseveró que «los venezolanos y los chinos compartimos un sueño común, sueño de un mundo de cooperación, de solidaridad, de respeto, de justicia social, de desarrollo compartido».

De acuerdo a datos de Transparencia Venezuela, entre los años 2000 y 2019 ambos países suscribieron cerca de 500 acuerdos en materia comercial, hidrocarburos, financiera, tecnológica, agrícola, salud, entre otras.

Sin embargo, la organización Vendata refiere que la opacidad ha sido el signo común de todos dichos compromisos, ya que en el 64,81% de los mismos no se aportó información detallada de lo acordado y en el 22,4% sólo se ofrecieron datos parciales. Solamente el 12,75% de los casos registraron información concreta sobre lo pactado.

En términos generales el modo que consiguió el régimen chavista para percibir apoyos económicos de manera continua por parte de Pequín fue echar mano de sus reservas petroleras. Así, el crudo venezolano, gestionado a través de la alicaída estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) se terminó convirtiendo en la moneda de cambio empleada por la dictadura para saldar sus deudas. Se estima que para este año Maduro aún adeuda a China entre 11.000 y 12.000 millones de dólares.

En algún momento esta acreencia llegó a calcularse en torno a 60.000 millones de dólares, una cifra gigantesca y con pocos precedentes en la región.  

Y justamente el vertiginoso ritmo al que fue creciendo el endeudamiento del país caribeño con China llevó a que las relaciones se resintiesen durante una época. No obstante, recientemente el régimen venezolano maniobró para recomponer los vínculos. Información publicada por Bloomberg en mayo refiere que funcionarios chavistas sostuvieron varias reuniones en Caracas durante el primer semestre del año, con miras a relanzar viejos proyectos con el gigante asiático.

A comienzos de esta semana Nicolás Maduro ratificó también su intención de seguir colaborando con China, a quien considera el país que se convertirá en la «potencia más grande y poderosa del mundo».

«China es la principal potencia emergente en lo económico en este siglo XXI, y muy pronto va a ser la potencia económica más grande y poderosa del mundo entero, China, en lo financiero, en lo tecnológico, en lo productivo, en lo industrial, en lo agrícola, en lo monetario», sentenció el tirano venezolano en una emisión televisiva.

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