«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Ha ejercido el poder en Nicaragua por 27 años

Ortega celebra el aniversario de la revolución sandinista descartando la posibilidad de diálogo con EEUU

El tirano Daniel Ortega junto a su esposa, Rosario Murillo. CCC-Jairo Cajina

El dictador sandinista Daniel Ortega enterró la posibilidad de un diálogo con Estados Unidos, pese a que hace dos meses atrás buscó un acercamiento. Así reafirma el camino por el que lleva a una nación entera: más aislamiento internacional y pobreza, con el afán de permanecer en el poder.

Atrás quedó la promesa de “diálogo” que Ortega, hizo antes de las elecciones presidenciales en las que se atribuyó el triunfo junto a su mujer Rosario Murillo.

Ortega, que cumplirá 77 años en noviembre, se quejó como de costumbre y despotricó contra “el imperio”, esta vez durante el acto de conmemoración del 43 aniversario de la llamada “revolución” sandinista esta semana: un hecho que ha significado dolor, sangre, muerte, migración y pobreza para los nicaragüenses desde la llegada al poder del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en 1979.

 “Ellos están preparados nada más para imponer, ocupar, bombardear, asesinar, como lo han hecho a lo largo de la historia. ¿Qué diálogo puede haber con el diablo?, como dice el Ché (Guevara)”, dijo Ortega poniendo como referencia las palabras de un criminal.

“A los yanquis, al imperialismo no se le puede creer tantito así porque te acaba”, dijo el dictador que lleva 27 años en el poder, 11 durante la primera dictadura (1979-1990) y 16 años en la actual, aunque gobernó desde abajo durante los gobiernos liberales (1990-2006), causando asonadas, muerte y destrucción en el país hasta que logró retornar al poder el 10 de enero de 2007, a través de artimañas y con la complicidad de sectores políticos que le mostraron respaldo mientras estuvo en la oposición, cosa que se concretó con la firma de un pacto con el expresidente liberal Arnoldo Alemán (1997-2002).  

“Todo indica que (Ortega) enterró cualquier posibilidad de diálogo, por lo menos en este momento”, comentó el analista político Francisco Delgadillo. Para el analista el panorama se torna difícil y cree que habría que esperar a octubre cómo evoluciona la situación del país.

A menos de tres meses de las elecciones municipales, Ortega ha recrudecido la represión en el país, que ahora golpea hasta a la iglesia católica, tras encarcelar a dos sacerdotes que han sido voces críticas a la dictadura y les acusa de supuesta violencia doméstica y abuso sexual.

La búsqueda de negociación

El Departamento de Estado confirmó en mayo pasado que Ortega buscó un acercamiento con Estados Unidos a través de su hijo Laureano Ortega Murillo. «No comentaremos sobre interacciones específicas entre el Gobierno de Estados Unidos y el régimen de Ortega-Murillo, pero mantenemos un rango de comunicación bilateral con el régimen, y continuaremos presionando por la liberación de los presos políticos», dijo un portavoz de esa institución de la administración de Joe Biden a la Voz de América, el 6 de mayo.

En enero de 2021 Ortega habló de instalar en el país lo que llamó un “gran acuerdo nacional, un gran diálogo nacional, ¿para qué? Para que lo que quedó aprobado en la Constitución vuelva a caminar, tomando en cuenta las nuevas circunstancias».

También hizo un llamado al Gobierno de Estados Unidos a un diálogo. «En este caso particular al presidente Biden, a que Estados Unidos pueda trabajar hacia nuestra región, hacia América Latina y el Caribe, hacia Nicaragua con una política de respeto y de entendimiento”, pero dos meses más tarde de buscar el acercamiento con Estados Unidos, el discurso de Ortega cambió.

La causa del cambio

El exjefe de la ‘Contra’, Luis Fley, sostiene que Ortega no puede justificar en un diálogo los crímenes y desmanes que ha cometido en el ejercicio del cargo. Tampoco está dispuesto a hacer concesiones como la liberación de más de 190 presos políticos, el restablecimiento de las libertades públicas y nuevas elecciones.

“Eso no está ni en la mente ni en el interés de Ortega”, acotó Fley.

La comunidad internacional ha solicitado un diálogo sincero en la búsqueda de una solución a la crisis. Lo ha hecho la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Para que le retiren las sanciones tiene que hacer concesiones y no está dispuesto a ceder. No va a liberar a los presos políticos porque serían más voces demandando democracia y libertad en el país”, acotó el exjefe ‘Contra’, actualmente en el exilio.

“Ortega cambió su discurso porque está hablando para su base, que es muy poca la que le queda. Para él sentarse a dialogar sería como claudicar. Eso es lo que trata de decir a sus bases que dialogar sería ponerse la soga al cuello, cuando en el fondo lo que no quiere es hacer concesiones”, opinó Fley.  

El acercamiento de Ortega a Estados Unidos se originó en el contexto de la invasión de Rusia en Ucrania y la reunión que altos funcionarios de la Casa Blanca sostuvieron con el dictador Nicolás Maduro, al viajar a Caracas, Venezuela. Negociaciones que hasta ahora no han tenido acuerdos concretos.

Para Fley, Ortega se propone permanecer el resto de su vida en el poder y “heredarlo a su hijo Laureano Ortega. No a su mujer como muchos creen, porque a ella ni las mismas bases del sandinismo la quieren, creo que sería Laureano para vender una supuesta imagen de “renovación” dentro del FSLN”, acotó.

Pero Fley, asegura que el hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a quien se le ha visto haciendo negociaciones con Rusia, Irán y China para la dictadura que gobiernan sus padres, “tiene una mentalidad de un Gobierno de partido único, no cree en la democracia, y que igual que todo comunista le gustan los lujos, como ha sucedido en Cuba con los herederos del castrismo, en Venezuela con el chavismo, y la antigua Unión Soviética, que se convirtieron en millonarios a la sombra del poder. Tienen todos los lujos del mundo. Hablan de la erradicación de la pobreza, pero es la de ellos la que han erradicado”, subrayó el opositor.

El aislamiento al que Ortega ha llevado al país, la represión y la falta de oportunidades está generando mayor inconformidad en el país, que podría desembocar en una guerra.

“No estoy incentivando la guerra, pero de acuerdo a la experiencia y el actual escenario, él está llevando a que la crisis a se convierta en un polvorín”, sentenció.

.
Fondo newsletter