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PROPONE LA 'DEMOCRATIZACIÓN' DE LA GENERACIÓN ELÉCTRICA

Petro apunta a una nueva intervención del sector de la energía en Colombia

El candidato izquierdista a las presidenciales colombianas, Gustavo Petro. Reuters
El presidente de Colombia, Gustavo Petro. Reuters

Las polémicas generadas por el presidente izquierdista de Colombia Gustavo Petro no cesan. Esta semana nuevamente el mandatario ha provocado a la opinión pública al manifestar su intención de «democratizar» la generación de energía en el país sudamericano, en un contexto en el que seis empresas se encargan actualmente de realizar esta tarea para proporcionar electricidad a los hogares de los colombianos.

«Hay un oligopolio de seis empresas generadoras que tienen del cuello a la población (…) Por qué no democratizar, entonces, la generación de la energía?, ¿no es eso, acaso, la democracia?», dijo Petro en una visita a la región de el Cauca, aludiendo a las supuestas ventajas a las que podría conllevar un nuevo esquema en el que incluso se abogue por la promoción de las energías limpias.

El discurso, que puede sonar muy prometedor, genera alarmas en cuanto al uso de la palabra «democratización», por cuanto el término generalmente se asocia en los gobiernos afines al izquierdista Foro de Sao Paulo a maniobras para intervenir desde el Estado en actividades que habitualmente son canalizadas a través de empresa privada. Así, por ejemplo, el fallecido dictador venezolano Hugo Chávez habitualmente usaba dicha palabra para emprender planes de estatización de cuanta empresa consiguiese por delante: desde las de alimentos hasta las de electricidad.

Como es lógico, generalmente las maniobras chavistas de «democratización» de empresas que antes pertenecían al ámbito privado nunca terminaron bien: mientras que por una parte las mismas generalmente terminaron arruinadas, por la otra los usuarios o consumidores de los productos de las mismas terminaron recibiendo servicios y productos de una calidad más que cuestionable.

Esta declaración del jefe de Estado colombiano se da un marco de situaciones en las que, hace apenas una semana, su despacho reasumió formalmente y por tres meses la competencia legal para regular las tarifas de los servicios básicos como el agua potable, recolección de desechos y energía eléctrica, a través de su involucramiento en comisiones destinadas a supervisarlos. Específicamente en cuanto al tema energético, el mandatario ha dejado entrever su disposición de utilizar el poder de la presidencia para bajar por decreto las tarifas.

La avanzada del Gobierno petrista en el camino de las intervenciones no parece estar granjeando buenos resultados en términos de cómo es percibida su gestión por la opinión pública. Recientemente la empresa Datexco, a través de su encuesta Opinómetro, dejó en evidencia el desplome que ha experimentado la popularidad de Petro: un 53% de los colombianos lo suspende, mientras que solo un 36% de ellos le da el visto bueno.  

Colombia ha experimentado durante los últimos años una relativa estabilidad en cuanto a la prestación del servicio de energía eléctrica, fundamentalmente a través de las gestiones que han realizado distintas empresas privadas dentro del sector. Sin embargo, con las últimas acciones del Gobierno de Petro las alarmas se han encendido en torno a un escenario futuro en el que los colombianos puedan comenzar a pasar por episodios de apagones eléctricos como los que habitualmente se escenifican en la vecina Venezuela, gobernada por el régimen de Nicolás Maduro.

Así, Camilo Sánchez, el presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco), ha alertado en Caracol Radio sobre los peligros que se ciernen sobre la nación hispanoamericana: «Si el presidente dice que se baje el 10 o 20% (de la tarifa) lo que va a suceder es que se va a incumplir la seguridad jurídica y todo lo que tiene que ver con la institucionalidad y por consiguiente el prejuicio se va a caer y muy seguramente en el mediano o corto plazo vamos a tener apagones en la costa«.

Los colombianos aún están a tiempo de ponerle coto a las tentativas de Petro en su avanzada para controlar a cada vez más sectores de la sociedad. El fracaso de la receta de las intervenciones en nombre de la demagogia «democratizadora» –que a final de cuentas no termina siendo sino destructora– y la utopía de la gratuidad para todo se ha evidenciado en más de una ocasión en el país con el que comparten vecindario: la Venezuela chavista. Advertidos están…

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