Pese a que en cada discurso despotrica contra Estados Unidos llamándole el “imperialismo yanqui”, lo cierto es que el dictador sandinista Daniel Ortega ha quedado en evidencia tras buscar un acercamiento y negociar con el país al que llama “su enemigo” y que suele utilizar para su vieja retórica política y clientelista con su base. Sin embargo, se rehúsa a un diálogo que sectores de la oposición han solicitado.
El diario estadounidense New York Times publicó recientemente que el régimen de Ortega buscó un acercamiento con Estados Unidos, información confirmada por el Departamento de Estado que aseguró que Laureano Ortega Murillo, el hijo del dictador, fue el enlace a través del cual buscó dicho encuentro.
El interés de Ortega es negociar utilizando a los presos políticos como ficha de canje a cambio del levantamiento de las sanciones de Estados Unidos que ya estarían causando algunos estragos en los negocios de los Ortega-Murillo y su círculo inmediato convertidos en “empresarios” al amparo del poder y los fondos públicos.
Al menos 46 funcionarios de la dictadura, entre ellos cuatro de los hijos de Ortega y su esposa, y nueve instituciones de Gobierno, enfrentan sanciones por corrupción y violaciones a los derechos humanos. Más de 200 funcionarios han sido sancionados con el retiro de visas imposibilitándoles viajar a Estados Unidos donde acudían de compras y viajes de placer.
El exdiplomático y analista político José Dávila, sostiene que Ortega quiere solamente negociar con Estados Unidos porque representa el peso comercial para la supervivencia de la economía de Nicaragua. Estados Unidos es el principal socio comercial de Nicaragua; pese a eso Ortega mantiene una política hostil hacia la nación norteamericana.
“Son los que les imponen las sanciones que los afectan directamente, y son los Estados Unidos un factor clave en el financiamiento por parte de los organismos internacionales como el BID [Banco Interamericano de Desarrollo], Banco Mundial, y que hablando con ellos darían viabilidad al país”, acotó Dávila.
“Pero también recordemos el delirio de grandeza del que se impregnan los dictadores, aún sean de países muy pobres y sin mayor peso en el panorama mundial. Este delirio de grandeza y la prepotencia los hace menospreciar a otros actores, en este caso a la Unión Europea, la ONU o la OEA. Ya no digamos a la oposición nicaragüense, que ha estado proponiendo diálogos para democratizar el país”, afirmó Dávila una propuesta a la que Ortega sigue haciendo oídos sordos.
“Y si ya se sienten peones de Rusia o China y resto del bloque mundial de dictaduras, esto le aumenta su delirio de grandeza y hasta sienten que ellos sólo hablan con las mayores potencias”, subrayó el analista político.
Otras opiniones coinciden en que Ortega no busca negociar con la oposición porque esta última no tiene nada que dar a cambio, debido a que el dictador tiene el control de los los poderes del Estado, incluyendo la economía. El tirano sandinista descabezó a la oposición e instauró un estado policial en el país. Mientras que en el exilio los distintos grupos no logran unificarse debido a intereses políticos particulares. La izquierdista vinculada al sandinismo disidente y a oenegés que ha logrado captar el apoyo financiero internacional, busca posicionarse en el liderazgo opositor para tomar el poder tras la salida de Ortega, pese a no contar con apoyo popular.
La postura de EEUU sobre Nicaragua
La administración del presidente Joe Biden ha demandado la libertad de los presos políticos a quienes el régimen somete a tratos inhumanos. Los presos políticos han tenido acceso a muy pocas visitas familiares de acuerdo con los criterios de la dictadura. Tras la caída del inicio de las negociaciones con Estados Unidos, el régimen de Ortega ha aumentado los malos tratos a los reos de conciencia.
“Cuando a Ortega se le cayó la negociación, él aumentó exponencialmente la crueldad en contra de los presos políticos, lo cual para mí es un intento de Ortega de exponer a Estados Unidos la necesidad de que los presos salgan. Aumenta la crueldad para sentarse a negociar y decir que se ‘van a morir’ si ustedes no me dan lo que estoy pidiendo. Es una lógica perversa, cruel, pero es la lógica de un mafioso que tiene al rehén y amenaza con matarlo para conseguir el botín”, dijo el exdiputado opositor y analista político Eliseo Núñez.