«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La capa magna del cardenal Cañizares

Creo que es evidente que el cardenal Cañizares no goza de mis simpatías. Hay muchos testimonios de ello. Por supuesto que acepto su dignidad cardenalicia y ahora, como hice antes en todos sus anteriores cargos eclesiásticos, su jurisdicción. Para mí hoy Don Antonio Cañizares es el cardenal arzobispo electo de Valencia y cuando tome posesión el cardenal arzobispo de Valencia. Sin el menor problema. Si lo hace bien lo reconoceré y si mal, siempre por supuesto en mi opinión, lo manifestaré. A nadie le he jurado odio eterno. Aunque tenga, soy plenamente consciente de ello, mis filias y mis fobias. Creo que todas ganadas por méritos de ellos. No por un parti pris sin sentido por mi parte. 

Hoy mismo me he referido al cardenal Cañizares y no encomiásticamente. Pero veo que le dedican un artículo a su capa magna que ha sido objeto, la capa, de infinitos comentarios desfavorables. Creo que por mi parte ni uno. El artículo está bien y os lo enlazo.

http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2014/09/14/la-capa-magna-de-canizares-iglesia-religion-dios-jesus-papa-cardenal-valencia.shtml

La capa magna  no sienta igual a todo el mundo. Hay cardenales que la visten regiamente, otros normalmente y algunos penosamente. Dependiendo de su tamaño. No recuerdo a Amigo, a Don Marcelo o a Don Fernando Quiroga con ella. Si la llevaron alguna vez sería un espectáculo impresionante. Tampoco recuerdo a Pla y Deniel que seguro que en alguna ocasión la llevaría. No sería igual. Y ahora salgo ya al paso del perroflauta que me diga que los obispos no son un espectáculo. Pues todo el mundo, lo quiera o no, lo es. De algún modo. Lo que los demás ven. Recuerden la estola, antes muerto que sencillo, de mi amigo el obispo de Almería. Y mitras, báculos, casullas, estolas… en cierto modo lo son.  Así no van los mortales por la calle. Incluso la sotana y el clergyman son distintivos. Pero tampoco el rey va de sencillo en los actos más oficiales, las novias cuando se casan, el recién fallecido Don Emilio Botín con permanente corbata roja e incluso pantalones  de ese color muchas veces, los bomberos para apagar un incendio o los toreros en una corrida, ni siquiera en una tienta.

Si se sacan las cosas de su sitio pueden ser ridículas. Yo he comido en un retaurante con obispos que no llevaban mitra y báculo y con caballeros de Malta sin su capa. La reina de Inglaterra no va con cetro y corona a desayunar y conozco a un alcalde francés que cuando nos vemos no lleva la banda blanca, roja y azul sobre el pecho. ¿O es roja, blanca y azul?

El cardenal Cañizares llevó la capa magna donde la debía llevar. Aunque no le sentara bien. Todavía recuerdo la mitra que le pusieron en su toma de posesión de Toledo que la aguantaban las orejas y la nariz. Al «submarino» habrá que juzgarle por sus hechos, que esos son los que me preocupan, y no por la majestad, nula, con la que va revestido. Pues a la espera estamos. Y señalando la verdad del artículo enlazado. Ya ve, Don Antonio, que por mi parte no todas son críticas. Aunque la capa magna no le favorezca. 

 

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