El obispo de Málaga no es precisamente la alegría de la huerta. Los obispos, normalmente, tienen cara para bodas, bautizos, funerales, encuentros con la cigüeña… El de Málaga es de cara única. No traería su cara, personal e intrasferible, que lo mismo puede ser de cólico nefrítico, almorranas en su punto álgido o de manifestación de trigémino, si no fuera por el contraste con la que aparece detrás del señor obispo y que da la impresión de un anuncio de dentífrico. Y ya el conjunto, vayan ustedes a saber. Quien compró preferentes y quien no se dejó engañar, el defensor de Urdangarín y la acusación privada, al menos de momento, el invitado por Francisco a desayunar en Santa Marta y el obispo a quien dejó sin diócesis y con un nombramiento para un organismo qu todavía no existe.
Pero la fotografía tiene más perendengues que los caretos del dolor y la alegría. Porque me da la impesión, puedo estar equivocado, que quien pasea su sonrisa por Málaga es el pregonero de Glorias que acaba de montar un escándalo notable con el pregón. Pues ya lo ven. El pregonero, si es él, como pienso, feliz a tope. Y el obispo con una cara de cabreo que tiembla el misterio.
Personalmente me parece que Don Jesús Catalá llevó fatal el tema de los pregones. Y tambien que no debería procesionar con ese pregonero. Pero, ya en la procesión, que no se le vea tan hundido y derrotado. Porque da la impresión de que ese obispo para levantar ánimos es único. No levanta ni el suyo.
Soy absolutamente norteño. Hay cosas andaluzas que se me escapan. En mi tierra no existen. A nadie en Galicia se le llama esaborío. Pero empiezo a pensar que eso es lo que es el obispo de Málaga. ¿O estoy equivocado?