Eso es tener fe. No me extrañaría que más que en Cristo o en la Iglesia. Y ese es el triste final de los nacionalismos cuando se mezclan con la religión. Ya no hay que adorar a Dios sino a esas pequeñas realidades humanas. Los ídolos sustituyen a Dios.
Hacer un ídolo de Pujol ya me parece el colmo de la estupidez pero a eso han llegado algunos. Y como se ve algún eclesiástico. En Argentina gritaban aquello de «Honrado o ladrón queremos a Perón». Daba igual. Lo importante era el ídolo. Aunque tuviera los pies de barro. Como el «Muy Honorable».
Curas como Ballarín me parecen penosos. Con esas ideas se entiende muy bien que hayan dejado la religiosidad de Cataluña en el baúl de los recuerdos. Pero no fue Pujol el que hizo esos curas. Fueron más bien ellos los que hicieron a Pujol.
Cuanto antes desaparezcan todos, el ídolo y los idólatras mejor para Cataluña y ciertamente para la Iglesia en aquella región.
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