«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Don Fidel Herráez

Hoy recibo una carta que habla muy bien de un obispo. Y creo que con toda razón. Me envía además el enlace de un periódico de Ávila en el que también se le pone muy bien. Pues hagámoslo también desde el Blog. Creo sinceramente que el obispo se lo merece.

Esta es la carta que recibí de la que borro dos párrafos referidos a mi persona. Se los agradezco mucho pero esto no va de mí sino de Don Fidel:

Estimado Sr. de la Cigoña:

 
Le pido disculpas por atreverme a escribirle este email.   
 
Gracias a mis contactos con periodistas, aunque ya estoy jubilada, pero he ocupado puestos en la Administración General del Estado, he conseguido su correo.
 
El domingo pasé el día en Ávila, compré el DIARIO DE ÁVILA, y entre sus páginas me encontré una Tribuna del Sr. Mayorga dedicada a Monseñor Herráez.
 
Conocí a Monseñor en una visita pastoral que hizo a mi Parroquia.   Como Vd. sabe bien, en las mismas van a unas casas a ver enfermos y administrarles sacramentos.   
 
Hace diez años, tuvimos la fortuna de que tocó mi casa.   En ese momento yo tenía a mi cargo a mi madre y dos tías maternas.   Una de mis títas, estaba en fase terminal con un cáncer, la otra encamada desde hacía cuatro años, y mi madre también muy viejita.  (81. 86 y 95 años)  Les dió la Unción de los Enfermos, y no se puede imaginar el cariño y la cercanía que tuvo con todas.
 
Posteriormente siguió interesado en la salud de ellas, y de mi madre, que falleció hace diez meses, estuvo muy pendiente en sus ingresos hospitalarios, llevándole los sacramentos hasta el último día en su lecho de muerte.
 
Lo que dice el Papa Francisco de los abuelos, etc., lo lleva practicando nuestro Obispo Auxiliar desde hace muchos años. 
 
Me atrevo a enviarle este artículo, ya que no se ha publicado en versión digital (Yo lo he solicitado al periódico), porque en sus páginas Vd. siempre demuestra un respeto muy grande hacia él, desde la forma como entra bendiciendo en las Iglesias cuando celebra la Eucarística, (TV2), su sencillez, su cercanía y  hasta su comportamiento tan elegante en situaciones adversas.  
 
Gracias a Monseñor y a mi Papa Benedicto XVI, mi fé se ha incrementado muy notablemente, tanto en mi asistencia a la Iglesia como a los sacramentos y a confiar en que hay personas por las que merece la pena seguir luchando y defendiendo nuestra religión.
 
Una vez más, perdone mi atrevimiento.
 
Un saludo muy cordial de una lectora que admira su integridad».
 
Creo que la carta refleja exactamente como es y como se da Don Fidel.
 
Y éste es el artículo citado:
 

 

«Homenaje agradecido al abulense Fidel Herráez

TRIBUNA LIBRE ALFREDO MAYORGA MANRIQUE (*)

 

 

 

 

Los recientes acontecimientos que están teniendo lugar en la Diócesis de Madrid, que suponen el fin de su largo mandato, veinte años, al frente de dicha Diócesis, de Don Antonio Rouco Varela y su relevo por monseñor Don Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, han sido motivo de amplio interés informativo a nivel nacional y, de un modo especial, como es lógico que así fuera, de los medios de comunicación social madrileños.Se ha puesto de relieve la tarea realizada, durante estos veinte años, por el cardenal Rouco y los positivos logros alcanzados.

 

Me uno a la citada valoración, pero ello no es inconveniente, según mi personal criterio, para que incidamos en la consideración y traigamos a la memoria de todos nosotros, que los éxitos son fruto del trabajo en equipo del señor cardenal y de los muchos colaboradores que trabajaron con lealtad, eficacia y entrega, en muchas ocasiones de forma silenciosa, callada y desconocida, y que propiciaron los éxitos que a todos nos enorgullecen. Y no descubro nada si señalo como en esa lista de colaboradores directos, entregados y eficaces, ocupa un lugar de justo privilegio el obispo auxiliar de Madrid, don Fidel Herráez Vegas.

Tengo que hacer pública la amistad que mantengo con él desde su infancia y que ha sido mantenida y cultivada a lo largo de nuestra vida y queme ha permitido conocer y valorar en profundidad su personalidad. Dicha personalidad yo la sintetizaría, en breves rasgos, en poner de relieve: su capacidad de trabajo, entrega total a su tarea, extraordinaria bondad, y cercanía a todos.  Estoy completamente seguro que todos los que han conocido y conocen a Fidel Herráez suscribirán mis palabras. Todo ello hace, como lógica consecuencia, que goce de una popularidad y prestigio extraordinario en la Diócesis deMadrid. Toda la vida sacerdotal de Fidel ha estado vinculada a Madrid pues, pese a que nació en Ávila el 28 de julio de 1944, y en dicha provincia vivió sus primeros años hasta que tuvo lugar la prematura muerte de su padre, cuando él tenía nueve años, le hace recalar a él y a su hermano Jesús enMadrid y

 

 

realizar sus estudios en el Colegio de Huérfanos de la Policía. Ingresó posteriormente en el Seminario de Madrid, donde fue ordenado sacerdote en 1968. Se doctoró en Teología Moral por la Universidad Lateranense en Roma y en 1995 fue nombrado Vicario General de Madrid. Una vida sacerdotal plagada de dedicación y entrega que le hizo ser formador, profesor y secretario del Seminario de Madrid y estar vinculado a las Hermandades del Trabajo. Conozco personalmente que él añora, con especial cariño, los muchos años que estuvo como Delegado Diocesano de Enseñanza, responsabilidad que asumió en la década de los setenta, siendo sustituido, muchos años después, por el jesuita Santiago Martín Jiménez, también abulense. Tengo que recordar, y es de justicia señalarlo, que gozó del  aprecio y cariño de Tarancón, de  Suquía y de Rouco, de los cuales fue, en todo momento, un fiel, leal y eficaz colaborador. Hace ya más de dieciocho años que fue elevado a la categoría de obispo auxiliar de Madrid, el día 28 de junio de 1996, en la Iglesia CatedralMetropoli- Fidel Herráez. tana de Nuestra Señora de la Almudena.

¡Cuántos años, amigo Fidel!. En la Conferencia Episcopal ha sido miembro de la Comisión de Enseñanza y Catecismo y desde 1992, presidente del Fórum Europeo para la Enseñanza Religiosa Escolar. Recientemente, en el año 2012, fue nombrado Consiliario Nacional de la Asociación de Propagandistas. Me precio de conocer y ser amigo de muchos sacerdotes, de distinta edad y condición, de las ocho Vicarías de Madrid, y cuando coincido o me veo con alguno de ellos siempre surge en nuestra conversación el nombre de Fidel Herráez; y todos nosotros coincidimos en valorar y agradecer su bondad y generosidad que le hace acudir solícito ante cualquiera de nuestros problemas sean personales, familiares o profesionales y ofrecer, no solo su consejo, sino su ayuda y apoyo total. De todos nosotros, y de todos los sacerdotes de Madrid, es conocido que su despacho de la calle Bailén, está habitualmente abierto hasta la una de la madrugada. Dicho despacho le bautizamos como el «confesionario de la amistad». Tiene Fidel Herráez la dura, recia y austera personalidad de los hombres abulenses, personalidad donde se

 

 

refleja la herencia recibida de sus padres. Su padre nació en un pueblo delValle Amblés, Villatoro, del partido judicial de Piedrahíta. Y su madre, que vive actualmente en Arévalo con su hijo Jesús y con todos los suyos, nació en otro pueblo abulense, Palacios deGoda, y siempre ha tenido el temple de una recia mujer castellana.

 

Fidel fue alumno del Colegio Público Cervantes. Dicho centro educativo fue dirigido, durante muchos años, por el prestigioso director escolar Juan Grande, que fue director asimismo del «Diario de Ávila». Fidel ingresó en el Bachillerato en el Instituto ubicado en la calle Vallespín. Conociendo, como conozco a mi amigo Fidel, sé que cuando lea este escrito mío, si es que se publica, mostrará su extrañeza y puede que incluso su malestar. Le gustaría, ante todo y sobre todo, seguir haciendo el bien de manera oculta y silenciosa y mantendrá siempre un comportamiento de gran serenidad aunque en ocasiones los acontecimientos produzcan en su persona zarpazos de desilusión y de extraños olvidos y posibles injusticias. Por ello ,mi homenaje, personal y sincero, considero que constituye un acto de justicia y ante la vida y ejemplo de su persona no puedo por menos de recordar la poesía del Piyayo y decir como ella: «tu vida me merece un respeto imponente».Y ante todo lo que has sido, lo que eres y lo que siempre serás, solo puedo decirte: ¡gracias amigo Fidel!.

 

(*) Patrono de la Fundación San Pablo CEU».

 

Lo que dije de la carta lo repito del artículo. Un excelente obispo.Creo además que las palabras finales:»mantendrá siempre un comportamiento de gran serenidad aunque en ocasiones los acontecimientos produzcan en su persona zarpazos de desilusión y de extraños olvidos y posibles injusticias». dicen más de lo que aparentan. Por supuesto que las comparto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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