«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Más sobre la vergüenza de los Franciscanos de la Inmaculada

Acción Litúrgica, página moderadísima en sus textos, publica hoy uno sobre los Franciscanos de la Inmaculada que indica que hasta los más prudentes rechinan ante tanta vergüenza. Porque lo de los Franciscanos de la inmaculada colma la medida de la indignidad de sus perseguidores.

http://accionliturgica.blogspot.it/2014/09/nueva-agresion-los-franciscanos-de-la.html

En tanto tiempo como llevamos de persecución nadie ha manifestado el menor motivo que la justificara. Al que todos estaríamos abiertos en el caso de existiese comprobación. La fe en la Iglesia no radica en esos Franciscanos. Que podrían ser santos o miserables. Pero hasta el momento los únicos que han acreditado ser miserables no son los pobres frailes sino sus verdugos. Lo de Matapelo y Chámame Pepe es tan indigno, tan asquerosamente sectario, que parece imposible en una Iglesia del amor. Y sus esbirros todavía les superan.

 No tengo ni idea de si el Santo Padre es cómplice de la situación, la anima incluso o la ignora. Pero en el último caso parece ya mucha ignorancia. Que está manchando al Papa.

Publíquense, caso de que los haya, los excesos cometidos por los frailes. A estas alturas ya no se escandaliza nadie. O tragaremos con un escándalo más. ¿Son culpables de gravísimos delitos? Díganse cuales y si es necesario, disuélvanlos. Pero esa saña sin que nadie adivine el por qué de ella, y si nos ponemos a adivinarla, peor, es tan impresentable que deja a los responsables de la misma a los pies de los caballos. Porque parece difícil ser tan miserables.

Joâo Brz de Aviz, cardenal de la Santa Romana Iglesia, José Rodríguez Carballo OFM, arzobispo de la misma, vuestra conducta como prefecto y secretario de la Congregación para los Religiosos, permitiendo a los que están encomendados a vosotros las mayores atrocidades contra Dios y su Iglesia y persiguiendo a sangre y fuego a unos pobres religiosos y religiosas a los que nadie imputó pecado, me parece tan miserable, tan indigno, tan vergonzoso  que en mi opinión sois ambos una verdadera lepra de la Iglesia. Y responderéis ante Dios de tanta canallada. Aunque también entiendo que en aquel juicio el Supremo Juez os pueda ser benévolo por inimputabilidad intelectual, Siempre me parecísteis en vuestros anteriores mandatos eclesiales dos nulidades y seguramente por falta de materia. De materia gris. Es peligrosísimo el gobierno de los incompetentes. Incluso peor que el de los malvados. Aunque ambos pueden converger en el mismo semoviente. Que parece ser el caso.

Claro que hay responsabilidad también en quien os ha nombrado. A Matapelo Benedicto XVI. Y no ha sido el único nombramiento deplorable de tal Pontífice. Aunque posiblemente fuera el más necio de los nombrados. Seguro que uno de los más necios. Francisco nombró al franciscano y confirmó al brasileño. Pues qué Dios conserve la vista a ambos Papas. Como para que algún necio venga ahora y nos diga que todo lo que hacen los Papas es por inspiración del Espíritu Santo. Evidentemente en este caso constituiría una blasfemia. Hay que poner a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad en su sitio, en su sitio excelso y no en las estupideces donde le colocan algunos, y a los Papas en el suyo. Excelso también aunque infinitamente menos. Y en el que se pueden equivocar. Y de hecho se equivocan. Benedicto XVI con Matapelo. Francisco con él y con Chámame Pepe. De esas equivocaciones no responden sólo ante Dios, que responderán, también ante la Iglesia. Que protesta, o algunos protestamos, de que ponga a semejantes merluzos a gobernar a los religiosos. Que así van. A la deriva, al precipicio. Y ambas lumbreras preocupados sólo por los y las Franciscanos de la Inmaculada. Verdaderamente hay que contenerse para no mandar a  esas dos acémilas, por supuesto que en sentido figurado, a hacer puñetas.    

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