Apocalipsis climático. Pensamiento agorero que todo buen ciudadano debe tener cada noche antes de dormir.
Ayuso. Sueño húmedo e inconfesable de la izquierda.
Barcelona. Origen de todo lo malo.
Belleza. Misterio en la actualidad denostado.
Beso. Cuando se produce entre un hombre y una mujer es signo inequívoco de fascismo.
Burka. Prenda de moda la próxima temporada entre el feminismo militante.
Catalanismo. Matraca secular creada contra Cataluña.
Cariño. Expresión portentosa de la hipocresía.
CIS. Horóscopo feliz del socialismo.
Chef. Persona de no fiar.
Chuletón. Crimen de una vaca y disfrute de la caverna fascista.
Equidistancia. Patología típicamente barcelonesa.
Democracia. Sistema fastidioso en que muchos votantes eligen mal.
Derecha. Todo aquello que debe ser cancelado.
Dictador. Gobernante bueno si es de izquierdas.
Ecologismo. Corriente fetichista destinada a la eliminación del género humano.
Educación. Formalismo social que desvela la condición facha de quien lo practica.
España. Nación a abolir.
Feminista. Mujer informada de las partidas presupuestarias dedicadas a la causa de hacer desaparecer a dicho sexo del imaginario social. Suele vérsele en todas las manifestaciones convocadas por colectivos subvencionados. No opina sobre la liberación de abusadores y violadores encarcelados, pero se exalta ante cualquier machismo, como cuando un hombre abre la puerta y deja pasar primero a una dama.
Frío. Desmoralización del cambio climático.
Fular. Prenda ostentosa que identifica a un líder sindical aficionado a las mariscadas y simpatizante del nacionalismo catalán.
Fútbol femenino. Apoteosis de la lucha feminista.
Hamás. Grupo terrorista que, habiendo asesinado y secuestrado a israelíes inocentes, puede considerarse amigo de la paz y la causa woke.
Harvard. Alguien dijo que el nazismo, tras su debacle en 1945, resurgiría en Estados Unidos. Ya podemos incluso localizar el lugar exacto: la Universidad de Harvard.
Hombre. Sexo sospechoso.
Humor. Espacio conceptual en el que cabe toda chanza, insolencia y demagogia izquierdista respecto a la realidad, esa cosa fascista.
Iglesias (Pablo). Esplendor del braguetismo político.
Inmigrante ilegal. Hombre llegado a España para garantizar el sistema de pensiones, aunque él mismo desconozca su misión.
Intelectual. Sujeto desaparecido en los oscuros mundos del conocimiento.
Irene Montero. Ensañamiento machista.
Jueces. Togados del Averno.
Madrid. Ciudad incomprensible, bulliciosa e imperial que vota sin sentido a la derecha.
Ministro de Educación. Persona sin licenciatura pero notablemente preparada para obedecer.
Moral. Artefacto engorroso.
Mundo. Lugar imaginario confinado en una pantalla.
Museo del Prado. Lugar de culto de todas las violencias patriarcales que debe ser desmantelado.
Nacionalismo. Ideario positivo si se identifica con un trocito de España.
Oposición. Grupo muy molesto de políticos.
Perro. Substituto acomodaticio del hijo.
Reaccionario. Sujeto con ideas zurdas.
Realidad. Cosa susceptible de ser contextualizada a gusto de cada cual.
Relator. Profesional con innumerables horas de vuelo y capaz de sentarse a escuchar y apuntar en su libreta las opiniones y exigencias de cualquier mensajero de la paz, la guerra, la corrupción, el narcotráfico u otro tipo de negocio internacional.
República. Empeño histórico español siempre fracasado.
Sanchismo. Régimen político que, gracias a la numerología, el encantamiento y el buen hacer de sus súbditos y amigos ocasionales, sustituye al llamado «del 78». No le hace falta, en el momento de escribir estas líneas, promulgar una nueva Constitución. La vigente, tan flexible, le sirve de momento.
Universidad. Fábrica de analfabetos.
Vegano. Humano que ingiere plantas con conciencia social.
Woke. Religión del siglo veintiuno.
Yolanda. Enfatización de la estulticia.