No parece descabellado suponer que se trate de una medida preparatoria ante un posible ataque preventivo a Corea del Norte.
¿Se dispone Estados Unidos a resolver la ‘crisis norcoreana’ por las bravas, con un ataque preventivo? Es una de las posibilidades que podrían deducirse de la orden que, según dos agencias de viajes que operan en el país, Koryo Tours y Young Pioneer Tours, está a punto de emitir el Departamento de Estado norteamericano. “Tras un periodo de gracia de 30 días, el Gobierno invalidará el pasaporte de cualquier ciudadano norteamericano que viaje a Corea del Norte”, informa la BBC británica, citando palabras de la portavoz del departamento, Heather Nauert.
La prohibición de viajar a Corea del Norte se produciría un mes después de la muerte del estudiante norteamericano Otto Warmbier, condenado por el régimen Juche por robar un cartel de propaganda, que fue repatriado a Estados Unidos en condiciones de salud terminales.
Al mismo tiempo, el Departamento de Estado estaría elaborando un censo de nacionales residentes en Corea del Norte, a quienes urgirá a que salgan inmediatamente del país. La medida se justifica oficialmente por la “creciente preocupación ante el grave riesgo de arresto y detención prolongada que ofrece el sistema legal norcoreano”.
Sin embargo, teniendo en cuenta el tenso intercambio de gestos y declaraciones desafiantes entre Washington y Pyongyang, no parece descabellado suponer que se trate de una medida preparatoria ante un posible ataque preventivo.
Por otra parte, la Inteligencia norteamericana ha concluido que Kim Yong-un no está loco. “Nuestra evaluación ha determinado que, bueno, es un tipo de persona muy poco corriente, pero no está loco”, declaró recientemente en un foro sobre seguridad Daniel Coats, director de Inteligencia Nacional. “Hay cierta racionalidad detrás de sus acciones basada en el instinto de supervivencia”.
