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cientos de miles de ciudadanos huyen a armenia tras los ataques de azerbaiyán

Punto y final en Nagorno Karabaj: triunfa el genocidio de Azerbaiyán sobre los armenios

Un grupo de personas paseando por una calle de Stepanakert, capital de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj. Europa Press.

La región de Nagorno Karabaj anunció la semana pasada su punto y final. El territorio de mayoría armenia, autoproclamado en una república independiente con capital en Arstaj, dejará de existir en tan sólo unos meses, según el decreto firmado por el presidente Samvel Shahramanián. El 1 de enero de 2024 la región, que ha sufrido numerosas invasiones por parte de Azerbaiyán en los últimos años, se verá totalmente tomada por los azeríes. Y al final, tras años de enfrentamientos, el genocidio armenio se proclama campeón.

Establecida en unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur, la región de Nagorno Karabaj fue brutalmente invadida por Azerbaiyán en una ofensiva militar de apenas 24 horas iniciada el pasado 19 de septiembre. El conflicto en la frontera, sin embargo, se remonta a 1988. Han sido 30 años de república independiente, controlada por fuerzas proarmenias. Un régimen que ha contado con el silencio ensordecedor de la comunidad internacional, siempre presta a reconocer la legitimidad azerí.

Tras el ataque de 2020 y el aumento de las tensiones, hace apenas diez días se anunció un alto el fuego. 200 muertos armenios hicieron falta para denunciar el atropello, que es, en palabras de Alen Simonián, presidente del Parlamento armenio, «una limpieza étnica». La limpieza se cifró en cerca de 85.000 desplazados, el pasado 29 de septiembre. Casi cien mil exiliados huyeron de Nagorno Karabaj hacia Armenia, tras la ofensiva lanzada por Bakú. Dos tercios de la población perseguidos en su propia tierra.

Ahora los pocos habitantes que aún permanecen vivos en Nagorno Karabaj deben elegir. Si quedarse en sus pueblos, aceptando las condiciones impuestas por el Gobierno de Azerbaiyán, o si huir a territorio armenio, como la mayoría de sus compatriotas. «La población de Nagorno Karabaj, incluidos los que están fuera de la República, deben familiarizarse, tras la entrada en vigor de este decreto, con las condiciones de reintegración presentadas por Azerbaiyán para adoptar una decisión independiente e individual sobre la posibilidad de quedarse en Nagorno Karabaj», reza el documento de la disolución de la república.

Todo esto se produce debido a la «grave situación a nivel político y de seguridad» y «teniendo como prioridad garantizar la seguridad física y los intereses vitales de la población de Artsaj», según explicó el presidente de Nagorno Karabaj. Los pocos ciudadanos que quedan probablemente se decanten por huir a Armenia. Las autoridades del país vecino anunciaron la entrega de 100.000 drams armenios —lo equivalente a 250 euros— a todos los desplazados desde la región invadida por Azerbaiyán.

También el primer ministro armenio se refirió a esta ofensiva como la antesala de una «limpieza étnica». No en vano las autoridades azeríes detuvieron al exministro de Estado de Artsaj, Ruben Vardanián, cuando procuraba refugiarse en territorio armenio. El Servicio Estatal de Fronteras de Azerbaiyán comunicó entonces que «el detenido ha sido entregado a las autoridades estatales», mientras que Ereván presentó una apelación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Con la victoria de los violentos, Nagorno Karabaj ha quedado abandonada. Las tropas azeríes pasean entre calles vacías y destrozadas, que testimonian los recuerdos de 30 años de libertad en la región. La ciudad de Stepanakert, que años atrás fuera fuente bulliciosa de cultura y una localidad animada, «ahora está completamente desierta«, según las palabras de la Cruz Roja desplegada. «Es surrealista ver este escenario», han apuntado las mismas fuentes. Un escenario de tragedia en el que Europa ha mirado para otro lado. Mientras, la población de Nagorno Karabaj abandona sus hogares, buscando tan sólo vivir en paz.

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