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El caso de Bilkszto está lejos de ser único

Se suicida en Canadá un educador que se enfrentó al estamento ‘woke’

Europa Press

El poder woke no hace prisioneros, ni permite alejarse un milímetro de su cambiante ortodoxia. Eso es algo que aprendió por las malas Richard Bilkszto, un antiguo director de la Junta Escolar del Distrito de Toronto, de impecables credenciales progresistas, que ha acabado suicidándose tras dos años de acoso y acusaciones de supremacismo blanco.

Todo empezó a fines de abril de 2021, cuando una capacitadora de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) llamada Kike Ojo-Thompson presentó una conferencia a los administradores superiores de las escuelas públicas de Toronto, aleccionándoles sobre el racismo virulento que aflige a la sociedad canadiense. Para Ojo-Thompson, Canadá es un bastión de la «supremacía blanca y el colonialismo», y en ella los horrores desatados del capitalismo y el sexismo destruyen las vidas de los canadienses no blancos y las mujeres.

Su audiencia, convenientemente aleccionada, calló. Salvo en un caso: el de Richard Bilkszto, quien replicó que el ponente estaba exagerando groseramente y que hablar así de la sociedad canadiense actual hace «un flaco favor a nuestros alumnos». Bilkszto replicó al aserto de Ojo-Thompson de que Canadá era aún peor que Estados Unidos recordando que los británicos prohibieron la esclavitud décadas antes de la creación de Canadá y la Guerra Civil de los Estados Unidos.

Bilkszto ni siquiera es un peligroso derechista. Es un progresista confeso que cree que, efectivamente, el racismo es un problema que sigue vivo en la sociedad de ambos países, y solo objetaba al extremismo hiperbólico de las palabras de Ojo-Thompson. Pero fue suficiente. Toda resistencia es fútil y debe ser aplastada.

Según describe Jamie Sarkonak en el National Post, la reacción de la capacitadora fue implacable e inmediata. «Estamos aquí para hablar sobre el racismo contra los negros, pero usted, en su condición de blanco, cree poder enseñarme lo que de verdad está pasando con los negros», respondió de inmediato. Bilkszto replicó que el racismo es muy real y que hay mucho margen de mejora, pero que aun así los hechos muestran que Canadá es un lugar más justo que en el pasado. Otro facilitador de capacitación de KOJO, la firma de Ojo-Thompson, advirtió a Bikszto que «si pretende defender a Estados Unidos o Canadá, este no es realmente el foro más adecuado». Ojo-Thompson cerró el diálogo con esta expresiva declaración: «su papel como blancos en este foto es creer», no cuestionar, las afirmaciones de racismo.

Ojo-Thompson no se limitó a reprender a Bilkszto en ese momento. También atacó a Bilkszto en una conferencia posterior, poniéndole como ejemplo de la «resistencia» de la supremacía blanca.

Bilkszto respondió demandando a la Junta Escolar del Distrito de Toronto (TDSB) por acoso. También pidió a la junta una investigación de las acciones de Ojo-Thompson, a lo que la TDSB se negó. Pero la Junta de Seguridad en el Trabajo de Ontario (WSIB) determinó que a Bilkszto se le debían siete semanas de salario perdido por estrés mental. Según la WSIB, la conducta de Ojo-Thompson «fue abusiva, atroz y vejatoria, y se eleva al nivel de acoso e intimidación en el lugar de trabajo», y que tenía la intención de «causar daño a la reputación y ‘dar un escarmiento» con Bilkszto.

Bikszto, un progresista que había dedicado más de dos décadas de su vida a la TDSB, nunca se recuperó de haber sido acusado de supremacismo blanco frente a sus colegas, que callaron como un solo hombre. Este mes, Bilkszto, de 60 años, se suicidó. Según su familia, su suicidio se relacionó con las falsas acusaciones de racismo que había sufrido en abril de 2021, según cuenta en Quillette Jonathan Kay.

El caso de Bilkszto está lejos de ser único, aunque el trágico final lo saca de la oscuridad ahora. El patrón de ataques desorbitados, las pretensiones absurdas de que Estados Unidos y Canadá son países dominados por un inexistente supremacismo blanco, y la cobardía de la mayoría de los sojuzgados por este sistema cada vez más punitivo y totalitario está ya bien asentado en estos países, como empieza a estarlo en todo Occidente.

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