‘Hoy no se tomará ninguna acción, y compartiremos una decisión en los próximos días’, ha aseverado la portavoz de la Casa Blanca
Una de las promesas electorales del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, era reconocer Jerusalén como capital del Estado de Israel y, en consecuencia, trasladar a esa ciudad la embajada estadounidense en el país. A través de este compromiso, Trump trató de ganarse el favor del lobby judío norteamericano y del Estado hebreo, que desde 1967 considera Jerusalén como su capital. No en vano, allí se hallan el Parlamento (la Knésset) y los diferentes ministerios.
En cualquier caso, Trump continúa postergando su decisión al respecto – después de que lo hiciese en junio – y se antoja previsible que la tome en los próximos días. Al menos así lo ha dado a entender la portavoz de la Casa Blanca, Hogan Gidley: ‘Hoy no se tomará ninguna acción, y compartiremos una decisión en los próximos días’.
En este sentido, cabe señalar que la Ley estadounidense de la Embajada de Jerusalén de 1995 decreta el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, mas incluye una enmienda que permite al presidente prorrogar su cumplimiento en seis meses en función de los ‘intereses nacionales’. Una enmienda a la que Clinton, Bush y Obama se acogieron en medio centenar de ocasiones con afán de no concretar el traslado del cuerpo diplomático de una ciudad a otra.
El pasado mes de junio, y pese a haber hecho del traslado de la embajada uno de sus principales compromisos electorales, Trump también se acogió a esta enmienda, prometiendo que anunciaría su decisión cuando expirase el plazo de seis meses (en diciembre). Por ello, los medios de comunicación estadounidenses están pendientes del anuncio, que, como ha dicho Gidley, se producirá en los próximos días.
El Gabinete del republicano insiste en que el cambio de sede de la embajada tendrá lugar inexorablemente, ya sea este año o en el último de la legislatura: ‘El presidente ha sido claro desde el principio; no se trata del si, sino del cuándo’, ha aseverado la portavoz de la Casa Blanca.
Macron, en contra del traslado
El mayor inconveniente es que la mayor parte de la comunidad internacional vería con desagrado el traslado de la embajada estadounidense. En este sentido, el presidente galo, Emmanuel Macron, ha manifestado este lunes, en una conversación telefónica con Trump, su ‘preocupación’ por la posibilidad de que Estados Unidos reconozca Jerusalén como capital del Estado de Israel.
En un comunicado difundido por el Elíseo, queda sintetizada la postura del mandatario francés respecto a la capital de Israel: ‘La cuestión del estatuto de Jerusalén deberá solucionarse en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos’, reza el documento.
Unas negociaciones que han de tener como objetivo el establecimiento de dos Estados ‘que vivan juntos en paz y en seguridad con Jerusalén como capital’.
