«El comunismo es el cáncer de la humanidad», reza la canción más reciente de Frankie Marcos & Clouds con el acompañamiento de Paquito D’Rivera. Con toques de ritmo latino, la canción es por encima de todo buena música y tiene excelente letra, constata verdades sin tapujos ni falsa poética reguetoneril esa de que si «patria» y «vida». Yo oigo a diario la composición de Frankie Marcos, a toda hora, en su versión original y en la versión en inglés, que como observarán por el número de reproducciones es ya todo un éxito, además de que varios artículos de opinión en periódicos norteamericanos lo confirman.
El comunismo es todo lo que describe esa canción, y por supuesto, en su arista más inocente pudiera parecer una simple aberración. Sí, es también aberración, qué duda cabe a estas alturas.
Una prueba de esa aberración la acabamos de notar en unas declaraciones falsamente dramáticas de Ione Belarra. La comunista hace poco soltó una de esas barrabasadas tan lamentables de las que sólo gente como ella puede atreverse.
Contó algo por el estilo a que mientras ella y su marido hablaban del «genocidio» en Gaza cometido por los israelíes, según sus palabras, su hija de cuatro años les oyó y fue corriendo hacia ellos, como verán ya con un altísimo sentido de la responsabilidad y del deber comunistas para su edad, les preguntó si en Gaza estaban masacrando niños, cosa que una niña de cuatro años probablemente super dotada pudiera identificar como tal, al instante. Ella, como madre (ah, vaya, al menos reconoce que es madre), y el padre, decidieron mentirle para no herir la sensibilidad y tal, creo… Y de ahí enlazó a lo que ella de verdad quería contar, o contagiar a los que todavía, inocentes personajes, pudieran creerle, que no debían seguir mintiéndose a sí mismos, que tenían que condenar firmemente a Israel, y por ahí para allá volvió a soltar todo su odio antisemita y comunista. Aberrante, ¿no?
Ione Belarra no ha dedicado ni una sola palabra para condenar la masacre del 7 de octubre cometida en Israel por los terroristas de Gaza y como se ha podido comprobar mediante vídeos también por los palestinos, crímenes contra niños, mujeres, ancianos, hombres; madres y padres, a los que quemaron vivos, trocearon en pedazos, a los que humillaron y violaron delante de sus familiares. Tampoco ha dicho nada por la embarazada a la que le abrieron el vientre de un tajo extrayéndole violentamente la criatura, todavía la mujer con vida, ni para el recién nacido, al que cocieron en el horno de una cocina, ni para los decapitados, ni para ese padre quemado con dos bultos pegados a sus piernas que luego se supo que eran sus dos hijos pequeños…
Ione Belarra no ha exigido la liberación de los rehenes, entre ellos dos criaturas, Kfir y Ariel, secuestrados junto a su madre y su padre, separados después.
Los rehenes que han podido volver, a través de las negociaciones que conocemos en las que se entregan un puñado de terroristas por cada rehén israelí, han contado de las torturas y de las violaciones en los subterráneos del terror. Ione, mija, como dicen los cubanos, que hija del vientre de Lina eres. Lina se llamaba la madre de los Castro. Esta señora no puede ser más aberrada porque no le da más su cerebro. Sabido es que los comunistas no dudan en usar hasta a sus hijos con tal de inocular su mensaje de odio, disfrazado, faltaría más, en arenga «humanitaria».
Un día, cuando crezca, quizás la hija de Belarra verá ese vídeo, tal vez como la hija de un poeta y una novelista comunistas que yo conozco y ustedes también, decida convertirse en falangista, lo que sería lógico comprobada la perversidad. Existen diversas formas de liberarse del yugo opresor paterno-comunista, y es irse hacia al otro extremo. Yo, entretanto rezo por esa inocente, pido porque el daño sea el menor posible. Porque sabemos que los comunistas son depredadores de almas, salvarse de sus garras no es fácil, las secuelas quedan de por vida.
No puedo terminar esta tribuna sin apiadarme de esos niños, por las madres y los padres comunistas que le han tocado.
