«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Periodista, documentalista, escritor y creativo publicitario.
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Amalgama multicultural

28 de marzo de 2024

Estos días he tenido ocasión en Cataluña de hablar con gente del campo. Esos señores Cayo que tan bien supo retratar Delibes y que tan necesarios son para equilibrar nuestro desapego de la realidad y para que haya buena salud social.

Me ha sorprendido descubrir que, de izquierda a derecha, el hartazgo por la pocilga en la que se han convertido sus pueblos es el mismo. Desde el padre de familia que trabaja en la construcción y sufre viendo que sus hijos –incluso él mismo–, no pueden transitar a partir de determinada hora por las calles porque la heroína ha vuelto a reinar como en los ochenta.

Hasta una mujer que milita en un partido de izquierdas de su localidad, que su umbral de tolerancia ha sido ampliamente superado y ve insostenible la situación de inseguridad y decadencia causada por la inmigración descontrolada.

Queda muy bien para la fotito la política de open doors, pero el resultado es el apocalipsis zombi. Es lo que tiene traerlos aquí como si fueran ganado y luego dejarlos abandonados a su suerte. Se pierden por el monte, a la intemperie, haciendo las cosas que en su religión y en su cultura les han enseñado para vivir o, peor, sobrevivir.

Han aparecido nuevos delitos que aquí nunca habíamos visto como si se tratara de una enfermedad tropical para la que no tenemos las defensas necesarias. Y otros muchos han aumentado llamativamente, sobre todo los de carácter sexual.

La gente de pueblo no necesita que los políticos le cuenten la situación que vive, demasiado presente la tiene. Lo que necesita la gente es saber cómo los políticos acabarán con el problema. Ya sabe que las mujeres del pueblo ahora viven más inseguras, lo que quiere saber es qué pasará con los agresores.

Puede que el problema sea que tenemos el Código Penal pensado para unos delitos que tienen que ver con una sociedad civilizada, cuando habría que adaptarlo al tipo de delitos que comete una sociedad bárbara.

En la época de Zapatero nos vendieron el cuento de la Alianza de Civilizaciones pero lo que vivimos ahora más tiene que ver con otro plan de la misma época: el Proyecto Gran Simio. Lo nuestro se parece más al mundo animal. Vamos atrás como los cangrejos, tenemos un problema con el sexo, con una actividad conejil desbocada, la violencia ha adquirido un grado más propio de las hienas e incluso la falta de higiene de algunas de nuestras calles nos asemeja más a los cerdos.

La amalgama multicultural no funciona porque ni todas las culturas son iguales, ni mucho menos compatibles.

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