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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Socio-Director de Eurogroup Human Resources.Orgulloso de colaborar con Intereconomía desde abril de 2012."""
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El antisocial ‘Capitalismo de Estado’ instaurado por el PP-PSOE

9 de diciembre de 2014

A través del libro “Marketing 3.0”, el gran gurú del marketing, Philip Kotler, entre otras muchas acciones marketinianas orientadas al negocio, recomienda a las empresas apostar por la sostenibilidad. No es solamente una estrategia de marketing porque, paralelamente, sirve para beneficiar a los diferentes grupos de interés.

Kotler comenta al respecto que engañar al cliente significa la muerte de la empresa a largo plazo. En este sentido, es contraproducente, por ejemplo, que una compañía abandere la lucha a favor del ecologismo si posteriormente se descubre que la misma vierte productos contaminantes al mar.

El Gobierno español, al igual que determinadas empresas cuyos beneficios no redundan en la sociedad, ha suspendido en materia de responsabilidad social. Pero la intención del ejecutivo de Rajoy, de cara al último año de legislatura, es adaptar el “marketing político de guerrillas” a una estrategia basada en el engaño a los ciudadanos, y dirigida desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

El socialismo, ideología basada en el asalto al poder a cualquier precio,   que está sirviendo de guía político-económica a este gobierno antisocial del PP (y a los anteriores gobiernos del PSOE), contradictoriamente y a pesar de su predicamento, convierte el gasto público social en “mamandurria estatista” por arte de magia subvencionada. En otras palabras, el dinero público que debería ser destinando a los colectivos desfavorecidos de la sociedad se difumina en forma de ERE´s socialistas, cursos sindicalistas de formación, redes gurtelianas y barcenianas peperas… 

¿Podríamos identificar al modelo político-económico-social que tenemos implementado en España con el concepto de “Capitalismo de Estado”, en versión SXXI?  

Se trata de una variedad del capitalismo, focalizada en el falso poder económico del sector público, que destina la mayor parte de los recursos económicos a mantener al Estado. Y, consecuentemente, a la oligarquía político-sindical-empresarial, que vive subvencionada, comisionista y clientelarmente a costa del erario público. Y de sablear fiscalmente a los ciudadanos.

Por el contrario, los damnificados de este salvaje sistema, que son las familias, las pymes y los autónomos, es decir, la economía productiva, sin ninguna forma de prosperar y en régimen de mera subsistencia, trabajan únicamente para mantener a todas estas castas parasitarias instaladas cómodamente en la Administración. 

El “Capitalismo de Estado” implanta un arquetipo económico altamente improductivo y de carácter público-político-administrativo. Por consiguiente, el mercado de trabajo privado derivado de este sistema se asemeja a una feria de compra-venta de esclavos del SXVI, adaptada al precario entorno empresarial actual.

Al final, este capitalismo estatal solo conduce a la injusticia social, la desigualdad, el desempleo y la pobreza. Los cuatro espejos en los que se mira España en la actualidad.

No obstante, el Gobierno, sin escuchar la voz de la calle, prefiere seguir parcheando los problemas en lugar de enfrentarse al principal handicap de España, que no es otro que un sistema podrido, en virtud de la corrupción política institucionalizada, la malversación de caudales públicos y la politización de la Justicia.  

Los parados de larga duración, ciudadanos en riesgo de pobreza o exclusión social y, por ende, susceptibles de ayuda, son el primer colectivo al que el Gobierno quiere colocar un producto averiado. En virtud de una clara motivación electoral, el Gobierno prepara un “mini cheque” para cada una de estas personas necesitadas. Una limosna que no les servirá para encontrar trabajo. (Aunque, bienvenida cualquier ayuda).

Además de esta medida electoralista y cortoplacista, ¿qué piensa hacer el gobierno por los desempleados?

¿Por qué no trasvasamos ordenadamente, vía formación y reciclaje profesional, a más de un millón de empleados públicos, asesores y políticos prescindibles, que están enchufados por los partidos políticos en la Administración (paralela), al sector privado? A nivel fiscal, mantener a todos estos parásitos sociales, muchos de ellos con sueldos tan insultantes como inmerecidos, representa un “cuello de botella” para nuestra economía. Además, el mercado laboral español necesita un equilibrio entre el sector público y el privado.  

El coste de la estructura de poder de los dos principales partidos políticos españoles y su dimensión político-administrativa no es económicamente sostenible.

Philip Kotler cuantifica diferentemente el coste que le supone a una empresa captar a un nuevo cliente, el de retener a un cliente fidelizado y satisfecho, y el de recuperar a un cliente perdido. El coste menor, evidentemente, es el relativo a retener al cliente fidelizado.

El PP-PSOE tiene todavía muchos votantes fidelizados y satisfechos, todos aquellos que se están aprovechado de nuestro sistema corrupto. Pero al contrario que en el mundo empresarial, el coste de retener a estos votantes fieles significa la esclavitud fiscal para el resto de los españoles.

 

Apostemos por los partidos regeneradores. Y no me refiero a Podemos.   

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