«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Artur Mas, ¿amenaza o suplica?

14 de octubre de 2014

‘El adversario real es el Estado español. No nos confundamos en Cataluña de adversario, lo tenemos a unos cientos kilómetros de distancia. Se llama Estado español’. 

No han sido las únicas palabras que han poblado el discurso beligerante del presidente catalán para anunciar una consulta de pandereta -por más que le pese a su catalanidad-, la disgregación del frente independentista en Cataluña y la celebración de unas elecciones plebiscitarias que intentan burlar la ley incumpliendo las competencias del Ejecutivo autonómico.

Artur Mas también ha dicho que actúa en «legítima defensa» ante la «agresión muy grande» del Gobierno de Mariano Rajoy. Para no atentar contra la literalidad: «Cuando alguien te agrede como te están agrediendo, estamos actuando en legítima defensa».

Se ha acomodado así el presidente de la Generalitat en la posición victimista frente al ‘agresor’ y ‘adversario’ para ‘amenazar’ con una pantomima y con una ilegalidad mientras reclama a ese ‘agresor tan grande’ alguna «cosa positiva» o «alguna propuesta concreta» («Aún espero que el Gobierno español dé alguna cosa positiva o haga alguna propuesta concreta, porque no he oído nada positivo ni ninguna propuesta concreta»). En un amagar con el puño para, acto seguido, hincar las rodillas en el suelo y pedir árnica.

Es la actitud del moribundo, que tan pronto se rebela contra la muerte inminente como se abandona ante la inminente muerte. Desde el punto de vista político, eso es Artur Mas: un moribundo que se revuelve al ver el cadáver político en que se va transformando y en la misma acción sueña con perderse en su delirio y que otros le enderecen la pendiente por la que se ha precipitado y por la que ha arrastrado a los catalanes y al resto de los españoles. El discurso de Mas ha sido una amenaza separada por una coma de una súplica hasta el siguiente punto. Sabe que el párrafo a continuación lo escribirá a cara descubierta el negro de sus anteriores mensajes porque con este fracaso, además de hacer el ridículo y poner en duda su cordura, ha cavado su tumba política.



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