«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Aznar en 2024

27 de marzo de 2024

Ha salido Aznar hablando de muertos y de guerras. Suena a broma, pero es verdad. Yo he tenido que ver el vídeo tres veces. Dijo que nadie habla de los muertos de Siria y pide que se «termine bien la operación». No que se termine, como Trump, sino que se termine bien.

Paz es una palabra comunista, terrorista.

Que Aznar salga hablando de muertos después de Irak sólo puede pasar aquí, aunque es verdad que cosas similares pasan en otros lugares. Las patocracias son las patocracias.

Aznar no habla de España, habla de Occidente. Occidente. Nada menos. Todos somos Occidente, aunque unos son más occidentales que otros. Su Occidente tampoco se defiende en los colegios, las iglesias, en los libros… se defiende en otro sitio. Hablan de otra cosa.

El aznarismo sigue vivo. Ese mundo en realidad no acabó y solo hay que abrir los ojos. Los tópicos y clichés aznaristas están por todos lados, su halo de influencia e importancia no cesó. Sus tonterías solemnísimas pasan por el sentido común, por lo normal. Con pequeñas matizaciones personales, con algunas rectificaciones mínimas en algunos seres de moralidad más compleja, permanecieron. Los que estaban están; los que fueron, son. El poquito prestigio que fue capaz de construirse la derecha viene de entonces, de ocho años en el Estado y décadas de radiofonía locoide. Así que el aznarismo está donde miremos y si uno se descuida, se te cuela o te lo cuelan. Es más, si uno se relaja, acaba diciendo cosas aznaristas. Ese marco mental rige.

Entre el liberalismo y la defensa de Occidente esta gente tiene el discurso hecho. Eran ya antiguos en los 90, y ahí siguen, estirando el chicle. En España apuntalaron todo lo malo y además aportaron lo suyo, entregaron la historia y la enseñanza del español, pero es que no podían estar a todo, también tenían que salvar Occidente.

Aunque sus descendientes peperos marquen distancias, son distancias más bien estéticas, su influencia persiste y Aznar va de púlpito en púlpito tirándose el folio churchilliano de salvamundos. Aznar podría callarse, podría pedir perdón, podría reconocer un error, pero no. Aznar va dando lecciones (con el tono, ese tonito) y sus lecciones, por un cúmulo de círculos viciosos y leyes de hierro, no solo son, sino que son más firmes y hasta más inatacables que hace décadas.

Hay que repetirlo, hay que pellizcarse: Aznar I de Irak y V de Valladolid habla, en 2024, en sitios públicos sobre muertos y operaciones. ¿Qué nivel de desfachatez es necesario para que eso se produzca? ¿Qué nivel de alienación han de alcanzar los presentes para no levantarse y gritar o tirarse al suelo a hacer la croqueta? Lo suyo es una obra cumbre de la jeta a la altura del sanchismo. Hay que tener un cuajo, en efecto, trasatlántico.

Pero insistamos: ¿qué ha pasado o mejor, qué no ha pasado en la llamada derecha española para que en 2024 Aznar pueda seguir diciendo estas cosas y no se nos caiga a todos la cara de vergüenza?

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