«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

BiografĆ­a

Banderas de EspaƱa

12 de octubre de 2014

Mientras contemplaba las imĆ”genes del desfile anual de nuestrasĀ Fuerzas Armadas venĆ­a a mi memoriaĀ aquella idea que germinó en la prodigiosa mente de mi admirado paisano Ramiro Ledesma, aunque es JosĆ© Antonio quien la desarrolló: la de la Patria, el Pan y la Justicia. Y cómo ese ‘Pan para el obrero y esa Justicia para todos’ son absolutamente necesarios para que los espaƱoles puedan reconciliarse con la Patria, ‘como empresa histórica y como garantĆ­a de la existencia histórica de todos los espaƱoles’, por volver de nuevo en la cita a Ledesma Ramos en ‘La Conquista del Estado’.

Expresiones como la de hoy, dĆ­a de la Fiesta Nacional, estĆ”n bien; pero mucho me temo que son insuficientes si quienes las presiden -excepción hecha como es natural del Jefe del Estado y su consorte- son los mismos que ejercen como cabezas visibles de una casta que, dĆ­a a dĆ­a, alimenta nuestra ya complicada existencia con escĆ”ndalos como el de las tarjetas ‘black’ de Bankia, curioso neologismo que encubre pomposamente lo que no fue mĆ”s que un ladronicio a todos los espaƱoles, puesto que han sido necesarios 23.000 millones del dinero de todos los ciudadanos para reflotar la entidad. Los espaƱoles reclaman a gritos Justicia. Y tienen razón.

Dejó dicho José María Aznar, y después muchos otros, que era peligrosísimo que la idea de identificación nacional se redujera a un fenómeno tan fútil como los triunfos de la selección española de fútbol. Y que sea sólo durante jornadas futboleras cuando el paisanaje se atreva a sacar a pasear la enseña nacional. MÔs peligroso aún es que, en una metonimia perversa, los españoles acaben confundiendo el Estado, como expresión política de un concepto mucho mÔs rico y amplio cual es el de España, con la caterva de aprovechados que lo gobiernan.

Hablo con mucha gente estos dĆ­as, tal vez con demasiada… muchos de ellos incrustados desde hace dĆ©cadas en el engranaje de ese Estado al que todos dicen servir… y todos me cuentan lo mismo: lo de las famosas tarjetas ‘negras’ no es mĆ”s que la ‘punta del iceberg’ del saqueo generalizado de los fondos pĆŗblicos, del dinero de todos los espaƱoles, que las castas polĆ­tica, financiera y -en parte- periodĆ­stica, han perpetrado dede hace casi cuarenta aƱos. Sólo deseo que, si algĆŗn dĆ­a, los sufridos espaƱoles no pudieran mĆ”s y se arrojaran a las calles para manifestar su ira, lo hicieran contra quienes han traicionado, desde cómodos despachos, su confianza en las urnas, pero sin abjurar nunca de esa idea vertebradora de EspaƱa, Patria comĆŗn e indivisible de todos los espaƱoles, por confundirla con un mero instrumento en manos de Ć©sta secta de millonarios que son indignos de llevar el timón de una nave que tiene ya mĆ”s de cinco siglos de historia. A la calle, sĆ­, pero con banderas de EspaƱa…Ā 

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