Mientras contemplaba las imĆ”genes del desfile anual de nuestrasĀ Fuerzas Armadas venĆa a mi memoriaĀ aquella idea que germinó en la prodigiosa mente de mi admirado paisano Ramiro Ledesma, aunque es JosĆ© Antonio quien la desarrolló: la de la Patria, el Pan y la Justicia. Y cómo ese ‘Pan para el obrero y esa Justicia para todos’ son absolutamente necesarios para que los espaƱoles puedan reconciliarse con la Patria, ‘como empresa histórica y como garantĆa de la existencia histórica de todos los espaƱoles’, por volver de nuevo en la cita a Ledesma Ramos en ‘La Conquista del Estado’.
Expresiones como la de hoy, dĆa de la Fiesta Nacional, estĆ”n bien; pero mucho me temo que son insuficientes si quienes las presiden -excepción hecha como es natural del Jefe del Estado y su consorte- son los mismos que ejercen como cabezas visibles de una casta que, dĆa a dĆa, alimenta nuestra ya complicada existencia con escĆ”ndalos como el de las tarjetas ‘black’ de Bankia, curioso neologismo que encubre pomposamente lo que no fue mĆ”s que un ladronicio a todos los espaƱoles, puesto que han sido necesarios 23.000 millones del dinero de todos los ciudadanos para reflotar la entidad. Los espaƱoles reclaman a gritos Justicia. Y tienen razón.
Dejó dicho JosĆ© MarĆa Aznar, y despuĆ©s muchos otros, que era peligrosĆsimo que la idea de identificación nacional se redujera a un fenómeno tan fĆŗtil como los triunfos de la selección espaƱola de fĆŗtbol. Y que sea sólo durante jornadas futboleras cuando el paisanaje se atreva a sacar a pasear la enseƱa nacional. MĆ”s peligroso aĆŗn es que, en una metonimia perversa, los espaƱoles acaben confundiendo el Estado, como expresión polĆtica de un concepto mucho mĆ”s rico y amplio cual es el de EspaƱa, con la caterva de aprovechados que lo gobiernan.
Hablo con mucha gente estos dĆas, tal vez con demasiada… muchos de ellos incrustados desde hace dĆ©cadas en el engranaje de ese Estado al que todos dicen servir… y todos me cuentan lo mismo: lo de las famosas tarjetas ‘negras’ no es mĆ”s que la ‘punta del iceberg’ del saqueo generalizado de los fondos pĆŗblicos, del dinero de todos los espaƱoles, que las castas polĆtica, financiera y -en parte- periodĆstica, han perpetrado dede hace casi cuarenta aƱos. Sólo deseo que, si algĆŗn dĆa, los sufridos espaƱoles no pudieran mĆ”s y se arrojaran a las calles para manifestar su ira, lo hicieran contra quienes han traicionado, desde cómodos despachos, su confianza en las urnas, pero sin abjurar nunca de esa idea vertebradora de EspaƱa, Patria comĆŗn e indivisible de todos los espaƱoles, por confundirla con un mero instrumento en manos de Ć©sta secta de millonarios que son indignos de llevar el timón de una nave que tiene ya mĆ”s de cinco siglos de historia. A la calle, sĆ, pero con banderas de EspaƱa…Ā