Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha admitido trato de favor a una serie de grandes empresas, dentro del “caso Lux Leaks”. Les suministraban un trato fiscal privilegiado en Luxemburgo a más de 340 empresas entre las que figuran: Ikea, Pepsi, Fiat, Amazon, Burberry, el Deutche Bank, incluso Coca-Cola. Ya saben: “trasládense a Luxemburgo, donde le cobraremos poquísimo, y miraremos para otro lado si usted hace trampas en Europa”. El chollo duró diez años, en los que Jean-Claude Juncker era el primer ministro luxemburgués. ¿Puede dirigir Europa un señor que conspiró contra ella con un régimen tributario fraudulento? El caso no tumbará a Juncker a pesar de la moción de censura (no le conviene a nadie); pero si pone muy a las claras que hay una “Europa a dos velocidades”. La de los que pagamos impuestos y la de los privilegiados/poderosos que cabalgan sobre la chepa de nuestra la recuperación económica. Esas trampas van contra el ciudadano que paga sus impuestos.
José Sócrates, el ex primer ministro portugués, fue contratado por una farmacéutica a la que había favorecido, mientras vivía en un “petit relais” parisino de 3 millones de euros Aquí eso también pasa con farmacéuticas y con energéticas. Lo peor es que Sócrates ha sido detenido por corrupción, blanqueo y evasión fiscal. Eso sí, ayudado por un amigo de la infancia, el socialista portugués blanqueó unos 20 millones de euros, gracias a “trusts” y pases a través de bancos en paraísos fiscales. Toda esa fortuna fue “blanqueada”. Aquí nos pasó igual con los Pujol en Andorra; con Bárcenas en Suiza; Urdangarín en Belice; el padre de Artur Mas en Liechtenstein; hasta con el entrañable Alejandro Sanz. Al final la pregunta que nos hacemos es: ¿Aquí solo pago yo?
Europa no puede aguantar por más tiempo la coexistencia con los más de 30 paraísos fiscales que sirven para lavar dinero, algunos con tremenda proximidad a sus economías. Son sus parásitos, la han desangrado. Además de los “espacios de opacidad” que ofrecen algunas economías fuertes de Europa, como Holanda, Austria, Irlanda e incluso la City de Londres con conexión privilegiada con centros financieros “offshore” Nadie en Europa clama por su liquidación.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lleva años advirtiendo lo mismo que las otras dos listas de los paraísos “tramposos”, la del Grupo de Acción Financiera (GAFI) y la del Foro de Estabilidad Financiera. Algunos, como Liechtenstein están en las tres otros solo en alguna de ellas. Pero hablamos de los satélites británicos: Isla de Man, Jersey, Guernessey y Gibraltar; relacionable con la economía alemana, Liechtenstein; y en buena medida, Luxemburgo. Y los relativos a Francia-Italia y España como Mónaco, San Marino, Chipre, Malta y Andorra. Suiza que es otro “unfair competitor” para las economías europeas. Los activos almacenados en estos paraísos controlan cerca del 10% de toda la riqueza de la que es capaz Europa.
Eso sin contar con los paraísos Caribeños: Bahamas, Panamá Belice, Virgenes y media docena de islas: Anguilla, Cayman, Sant Vicent, Granada, Santa Lucia, Montserrat, Diominica, Antigua y Barbuda y Sait Kitts y Nevis. La “lista negra” afecta también a Bahrein, Seychelles, Maldivas o Liberia y los exóticos del Pacífico: Samoa, Marshall, Fiji, Salomón, Nauru, Vanuatu, Tonga, Niue o las Islas Cook), que en total produce que se pierdan 250.000 millones de dólares de ingresos fiscales por año en todo el mundo.
