Estamos asistiendo estos dĆas al espectĆ”culo decepcionante que dan todos los polĆticos en unos mĆtines vacĆos de contenido prĆ”ctico y de gestión polĆtica positiva para los ciudadanos: todos y cada uno de ellos vienen a decirnos, con argumentos que rebozan demagogia, que su programa de gobierno es el Ćŗnico posible para salvar a EspaƱa de todos los problemas (problemas que nos han causado siempre los polĆticos, nunca los ciudadanos) Nos dicen, al mismo tiempo, que el programa de los demĆ”s partidos destruirĆ”n al PaĆs: yo tengo la razón; tĆŗ estĆ”s equivocado. Pero ninguno de ellos piensa en los ciudadanos ni en EspaƱa, sólo, y exclusivamente, en sus intereses de partido y en otros intereses ajenos al pueblo que, algunos, se dirimen luego en los tribunales. Las propuestas mĆ”s certeras de Ā los polĆticos suponen tato como reparar las grietas de las paredes de una casa que se viene abajo, porque el problema radica en la base, en el principio, es decir, en los cimientos, que son los que hay que reparar con urgencia; unos cimientos que estĆ”n formados por una mezcla de polĆtica hormigonada indestructible; por lo tanto, todas las medidas polĆticas se toman aceptando como buenos esos cimientos. Hay que empezar por el principio, desde la base. La minorĆa siempre gana cuando la mayorĆa no hace nada. Ā Ā
Sirva como ejemplo el pueblo de Torrelodones, donde los vecinos, hastiados de tanto despilfarro, errores, corrupción y deudas, optaron por formar un grupo de ciudadanos para volcarse en los intereses del propio pueblo. Formaron el Grupo Vecinos por Torrelodones, obtuvieron la alcaldĆa, y en sus tres primeros aƱos de gobierno consiguieron un superĆ”vit de 13 millones de Ā euros! Ā Empezaron por bajarse los sueldos y quitar todos los privilegios que habĆa, limpiando asĆ el Ayuntamiento; nadie me convencerĆ” jamĆ”s que el ejemplo de Torrelodones no es extrapolable al resto de EspaƱa. No hay la mĆ”s mĆnima diferencia, sólo se trata de priorizar los intereses del ciudadano, como firmes cimientos de la Casa EspaƱa, por encima de cualquier otra cosa. Actualmente la gran Casa que es EspaƱa mantiene un servicio denigrante que, aĆŗn contando con las excepciones, merece ser despedido. Tienen unos sueldos adjudicados por ellos mismos, y Ā a pesar de que muchos de los miembros de esta gran Casa estĆ”n en el paro han de continuar pagando esos sueldos, privilegios y corrupciones. Nunca ha habido crisis ni paro en el nĆŗmero de polĆticos que tenemos; mantenemos a mĆ”s de 500.000, mĆ”s del doble de otros paĆses europeos con mayor nĆŗmero de población que nosotros. Pero en esos paĆses es posible la gestión polĆtica; en EspaƱa, no. JamĆ”s tomarĆ”n una medida que, aĆŗn siendo favorable para el pueblo, pueda perjudicar los intereses de ellos. Por supuesto que hay excepciones de polĆticos Ćntegros y honestos, pero la fuerza de Ć©stos no es suficiente para frenar un rĆo de corrupción e intereses. Vecinos por EspaƱa, serĆa la Ćŗnica solución razonable.
No se puede secar y limpiar una charca pretendiendo contar con la ayuda de las ranas. Y si no, al tiempo.