«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Periodista, documentalista, escritor y creativo publicitario.
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Lo que nos enseña un ramo de flores

9 de mayo de 2024

El pasado Día de la Madre iba tranquilamente andando por la calle con un ramo de flores de lo más normal, aunque para mi mujer era el mejor del mundo, claro. 

Me puse detrás de dos muchachas para cruzar la calle cuando una de ellas se dio la vuelta y suspiró profundamente. Esas flores la habían cautivado. Tuve la sensación de que con ese suspiro estaba diciendo: «¡Oh, qué feliz será la mujer que reciba esas flores, y cómo me gustaría recibirlas!».

Sólo eran unas flores, ni siquiera las mejores, pero habían conseguido despertar algo maravilloso en esa joven y luego en mi mujer, algo que se llama humanidad. Algo que sólo puede manifestarse en los hijos de Dios.

La hormiga pasea por la flor sin saber siquiera de su existencia y sin percatarse de su majestuosidad, la abeja practica en ella una necesidad vital para la humanidad de la que ni siquiera es consciente, la gacela la pisotea mientras busca hierba verde y el buey la engulle para seguir existiendo. 

A alguno le gustaría tener la fuerza de la hormiga, que es capaz de cargar diez veces su peso, a otros, como las abejas, ir de flor en flor, a unos pocos les encantaría correr como las gacelas, pero ni siquiera Usain Bolt con toda una vida de dedicación lo ha conseguido, y la resistencia física de un buey supera con mucho la de cualquier humano. 

Pero ninguno de todos estos animales es capaz de detenerse y admirar la belleza de una flor. Eso sólo puede hacerlo una mujer, y para eso hace falta una inteligencia que no tiene ningún animal. Por eso suspiraba, seguramente sin saberlo, esa joven. Porque regalarle flores a una mujer es hacerle evidente que es la reina de la creación. Así de sencillo resulta recordárselo a una mujer. 

Bastan unas flores, que caben en un pequeño jarrón, para que sepa que está llamada a algo grande. Tan sólo viéndolas, el amor de Dios llena su corazón y lo dispone para amar a toda la humanidad, dando vida, y entregándola. Haciendo crecer la familia del Señor, que es la más noble empresa. 

La mujer se siente especial no porque se lo diga quien le regala las flores, sino porque lo descubre contemplando sus pétalos, sus pistilos, sus tallos y sus estambres. 

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