Algunos sostienen que la deriva secesionista en la que se instalaron Mas y parte de la clase política catalana no conduce a nada. Se equivocan. Ya ha producido sus efectos y desgraciadamente continuarán en el tiempo. Porque, antes que nada, es evidente que se ha generado cierta ruptura en el seno de la sociedad catalana. Parece obvio que si desde el poder, aunque sea con bases falsas, se estimula el sentimiento de que “España nos roba”, la consecuencia inevitable es un fondo de repulsa, de rechazo, en quienes aceptan esa versión de los hechos. Porque un sentimiento puede edificarse sobre bases falsas. La base será falsa pero el sentimiento es real, y eso es lo que se instala en una parte de la sociedad catalana. No sabemos con precisión en qué proporción, pero en cualquier caso es suficiente para alimentar un cierto fondo de ruptura.
Estuve en Barcelona hablando con algunas personas que creo son buenos conocedores de la realidad catalana. Elaboran un trabajo siguiendo las pautas de la llamada lógica borrosa acerca de la realidad catalana y de las consecuencias de una hipotética independencia. Se trata de abrir los ojos a quienes ciegamente siguen las consignas del poder rupturista. Queda mucho para concluir el trabajo pero los primeros indicios ya apuntan a una caída de casi el 20% del PIB catalán, y no como consecuencia directa de la independencia sino del proceso hacia ella, porque las empresas de nivel no están dispuestas a instalarse e invertir en un territorio que no ofrece seguridad siquiera sobre la pertenecía o no a un Estado integrado en la UE. Es una incertidumbre excesiva para un planteamiento empresarial de base racional. Así que, aunque hoy no se perciba con total claridad, aunque estas consecuencias sean algo borrosas, están ahí y se visualizarán mas nítidamente a medida que avancemos en el tiempo y se insista en la deriva secesionista. Por ejemplo, ¿cómo ven las empresas esa suerte de ultimátum de Mas –apoyado por el Parlamento catalán– al Gobierno central –y al Congreso–“concediéndole” el plazo de tres meses para ponerse de acuerdo acerca de la consulta de corte soberanista?
Otro de mis informantes diseñaba un escenario más caótico. Aseguraba la alta probabilidad de convocatoria de elecciones anticipadas y, en tal caso, la consecuencia de la situación que vive Cataluña será el triunfo de ERC. Me aseguraba que el problema de Junqueras es que se trata de un hombre que se cree de verdad lo que dice, lo que le convierte en una especie de iluminado de la independencia. Pues bien –me decía– si gobierna Junqueras, no descartes una declaración unilateral de independencia y eso… En fin, que la deriva secesionista ya está dibujando una Cataluña borrosa.