«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

CNA

13 de marzo de 2023

Durante la noche del 27 al 28 de abril de 711, el bereber Tariq ibn Ziyad cruzó el estrecho de Gibraltar al mando de 7.000 hombres. Ya en tierra firme, con el fin de estimular la participación de los fieles se acuñó una moneda que animaba a esforzarse en el camino de Dios, es decir, a sumarse a la guerra santa. En julio de ese año, don Rodrigo murió durante la llamada batalla de Guadalete. Un año después, Musa ibn Nusayr, el Muza de las crónicas cristianas, acompañado de don Julián, desembarcó en Algeciras. Aproximadamente una década más tarde se produjo la batalla de Covadonga que 1.300 años después es objeto de discusión entre las diversas facciones histórico-ideológicas que hielan el corazón de los españoles. A ese hecho de armas, punto inicial de la Reconquista, que concluyó el 2 de enero de 1492 y que desencadena uno de los masoquistas «Nada que celebrar» que jalonan el calendario, ha dedicado su última obra el pintor Augusto Ferrer-Dalmau, en cuyo cuadro algunos han llegado a ver una visigótica rojigualda y otros, incluso, un guiño a la CNT. 

Mientras todo esto ocurre en el terreno académico y en las redes sociales, se ha anunciado la presentación, precisamente en Algeciras, del Consejo Nacional Andalusí (CNA), cuyo miembro de honor será el periodista Alejandro Delmás Infante, nieto del Padre de la Patria Andaluza, que recientemente viajó a Chaouen con el Corán de su abuelo -.que quien esto escribe pudo en su día hojear– bajo el brazo, para alimentar el fetichismo libresco marroquí. El Consejo, que alberga en sus siglas el término «nacional», ha manifestado su apoyo al Partido Andalusí del ceutí Dris Mohamed Amar, que parece contar con más solidez que aquel nebuloso PRUNE. La muy marroquinizada Algeciras, ciudad en la que un súbdito de Mohammed VI con orden de expulsión no ejecutada degolló a un sacristán, es el lugar donde Dris Mohamed Amar aspira a obtener una concejalía desde la que impulsaría un programa que propone integrar en la comunidad autónoma andaluza a las ciudades de Ceuta y Melilla, iniciativa que el expansivo Marruecos ve con buenos ojos. De hecho, durante la visita de Delmás, Ali Raisuni, miembro del Consejo Personal de Mohamed VI, manifestó que «Blas Infante es un pensador español que en 1918 puso su primer ladrillo para construir y comprender el pensamiento islámico del sur de al-Andalus». Repare el lector en el matiz: Raisuni habla del sur andalusí, presuponiendo un norte que, en todo caso, es difuso pues, como es sabido, al-Andalus no coincidió con la actual Andalucía sino que experimentó una atomización y mengua paulatina según avanzaban los reinos cristianos españoles. 

Las urnas de mayo servirán para medir el verdadero alcance del Partido Andalusí. Sin embargo, el nuevo proyecto cuenta con las generosas simpatías de Marruecos y aparece en un contexto favorable, toda vez que el Partido Popular de Andalucía, que según Moreno Bonilla, siempre dispuesto a replegarse tras Despeñaperros, no está condicionado por nadie, profesa una gran devoción por la figura del muladí Blas Infante, disputándose su figura con quienes siempre lo reivindicaron como defensor de la postrada –entiéndase oprimida por esa España que venció en Granada– Andalucía.

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